Cuéntame cómo pasó: el triunfo de la nostalgia en un The Wonder Years a la española

Eva Gracia//

Cuéntame cómo pasó, una de las ficciones más longevas de la parrilla española, regresó el pasado jueves 7 de enero a La 1 de TVE. Con el arranque de su decimoséptima temporada -a modo de regalo de Reyes para sus seguidores- cosechó un 17,7% de la cuota de pantalla y fueron más de 3 millones de espectadores los que siguieron el retorno de los Alcántara al ‘prime time’ de los jueves. Lejos quedan, eso sí, los casi 7 millones de televidentes -más de un 40% del ‘share’, ya lo quisiera Telecinco para sus GH varios- que obtuvo la serie de media en su tercera temporada, allá por el año 2003.

Desde aquel 13 de septiembre de 2001 en el que se estrenó el primer capítulo y con el que la televisión pública revivió el triunfo de Massiel en Eurovisión en 1968 –vestido del recién fallecido modisto Courrèges mediante-, la serie ha hecho de la nostalgia su principal activo. Llevar a los españoles de viaje a su pasado más reciente –y tantas veces amargo- a través de los ojos de un niño y de una familia de clase media de un barrio obrero de Madrid ha sido el objetivo de Cuéntame durante estos años. El drama, la comedia y la recreación histórica conjugados en armonía y con el toque justo de morriña, la receta de su éxito.

The Wonder Years, así era la familia Arnold.
The Wonder Years, así era la familia Arnold.

Pero los guionistas y productores de Cuéntame no fueron los pioneros en esto de poner a las series el filtro ‘vintage’, fenómeno que toca techo con Mad Men, probablemente, la más rica estéticamente hablando. Antes que Cuéntame fue The Wonder Years, en español Aquellos maravillosos años. Ojo, hablamos de la serie que la cadena estadounidense ABC emitió entre 1988 y 1993, no de Aquellos maravillosos 70 (That 70s Show en su versión original), donde vimos a Ashton Kutcher y Mila Kunis crecer -y enamorarse-.

La semejanza de ambas ficciones es tal, argumental y formalmente hablando, que casi podría definirse Cuéntame como un The Wonder Years a la española… o al menos en sus primeras temporadas, cuando la serie española hizo una recreación más fiel de los últimos años del Franquismo y los primeros de la Transición que en las últimas temporada. Giros argumentales causados por la dictadura de las audiencias aparte, las dos ficciones se enmarcan en el género conocido como dramedia, que se define como la combinación de elementos del drama televisivo -tramas complejas, fotografía cuidada y planificación cercana al cine- con las características típicas de la comedia (diálogos ingeniosos, música anticipativa o uso de la repetición). No es este un término nuevo nacido al calor de conceptos como ‘transmedia’, no se piensen, sino que ya se empleó para definir series como Médico de familia. Si no les queda claro, piensen en las tramas de hospital y enfermedad conjugadas con los chascarrillos de personajes como la Juani.

Por su parte, The Wonder Years abarca en su recreación el periodo que va de 1968 a 1973, mientras que Cuéntame comienza en el mismo año, pero sigue hasta 1984 reconstruyendo la vida de los Alcántara. En esta tarea similar de viaje al pasado, ambas recurren a unos códigos parecidos. En los dos casos los capítulos comienzan con imágenes reales de la época que sirven para contextualizar la historia y situar al espectador. Sobre esas imágenes de archivo, una voz en off -de los hijos pequeños de las familias- narra unos hechos o explica algo relacionado con esos documentos gráficos.Además de la estructura de inicio, ambas series comparten la estructura de las dos familias. En esto, la ‘inspiración’ que la estadounidense supone para la española es clara. Ambas familias cuentan con la figura del padre de familia de carácter autoritario (Jack Arnold y Antonio Alcántara), la madre mediadora y ama de casa con aspiraciones (Norma Arnold y Mercedes Fernández), la hija rebelde de la generación hippie que además tiene un rol feminista activo (Karen Arnold e Inés Alcántara), los hijos jóvenes que discuten constantemente con sus padres (Wayne Arnold y Toni Alcántara) y los ejes vertebradores de las dos historias: los hijos menores (Kevin Arnold y Carlos Alcántara). Sí se aprecia una diferencia en los papeles de los abuelos, mucho más activo en la serie española (con el personaje de Herminia López) que en la estadounidense, donde los abuelos son simplemente una referencia, no un personaje principal.

La voz de un Carlos Alcántara (centro) adulto articula la mirada de la serie al pasado.
La voz de un Carlos Alcántara (centro) adulto articula la mirada de la serie al pasado.

Además, ambas cuentan con una sintonía que se convierte en su seña de identidad y que se mantiene a lo largo de las temporadas y de los años. En el caso de The Wonder Years, el tema elegido fue With a Little Help from My Friends, de los Beatles, versionado por Joe Cocker, el rey de las versiones que llevó este tema a lo más alto de la UK Singles Chart (la lista de Los 40 principales en versión sixties y british). En el caso de la serie española, el tema elegido para abrir cada capítulo es Cuéntame, una canción del grupo Fórmula V, la encarnación del espíritu sixties… español. En las primeras temporadas de la serie, esta canción estuvo versionada por la cantante Ana Belén y su hijo David San José y, después, por Pitingo, Rosario Flores, Alejo Stivel (del grupo Tequila), Estrella Morente, Miguel Bosé, Los Secretos y, en la recién estrenada temporada, por Miguel Ríos.

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La versión del grupo Los Secretos de la sintonía de la serie fue una de las más aclamadas por los seguidores de la serie. En la imagen, Álvaro Urquijo, líder de la banda, en el barrio de San Genaro, donde se desarrolla buena parte de la serie.

Las dos series muestran la vida de sendas familias de clase media de los años 60 y su realidad. La diferencia reside en la vocación con que lo hace cada una. The Wonder Years se limita al entretenimiento con ese telón de fondo y con un toque de nostalgia por los tiempos pasados que comparte Cuéntame, que, por su parte, retrata la España de los años 60 y sucesivos con una vocación didáctica. En este proceso, desempeña un papel esencial la voz del narrador, del hijo pequeño de la familia, que habla desde el presente siendo ya adulto y se convierte en un narrador omnisciente alejado de su posición de mero personaje. Esto no sucede con el narrador de The Wonder Years que no abandona su posición de mero personaje. El propio creador de Cuéntame, Eduardo Ladrón de Guevara, confirmó así este interés: “Es la crónica humana de nuestro pasado inmediato. Es la visión de un micromundo, de una familia, en el marco de un entorno histórico que nuestra memoria colectiva debe recuperar antes de que caiga en el olvido”.

Por tanto, la serie busca convertirse en una memoria audiovisual de la España de la época. Para ello combina la reconstrucción del pasado a través de la creación de argumento, con el recurso de la memoria y los recuerdos. Y conjuga distintos tiempos y espacios: el tiempo ficcional, el tiempo histórico pasado y el tiempo histórico presente, que es desde el que, en última instancia, se narra la serie, articulada desde el recuerdo. En resumen, a través de la microhistoria de la familia Alcántara –el micromundo que se representa en la serie- se accede a una macrohistoria, que es la de la historia reciente de España. Y que, si Cuéntame sigue en antena unas cuantas temporadas más, será también el presente.

Porque esta serie, con quince años a las espaldas, va camino de profetizar el futuro más que de retratar el presente. O quizás sea pura casualidad que el mayor descalabro de Antonio Alcántara viniera de la mano de una empresa de la construcción. O simplemente es que la historia es cíclica. De todas formas, si los guionistas y los productores quieren, Cuéntame tiene una excusa fácil para continuar: la vida y la historia de este país también siguen adelante. Además, esta serie parece tener cuerda para rato: ha convivido con los gobiernos de Aznar, Zapatero y Rajoy, ha capeado los recortes de esta última legislatura, la marcha de actores con polémicas virales incluidas, la muerte de intérpretes e incluso, o eso parece de momento, unos mínimos de audiencia históricos. Como Pedro Sánchez.

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