Mocedades: nostalgia viva

El grupo liderado por Inés Rangil, exvocalista de Mocedades, ofreció en Zaragoza un digno tributo a uno de los grupos musicales más importantes de nuestro país.

Martín Cantalapiedra e Irene Marín //

Inés Rangil comenzó su paso por Mocedades en 1993, cuando el grupo se veía afectado por el fin de su contrato con Sony Music y a la creación de El Consorcio, formado por varios ex-componentes del grupo. Durante tres años, y acompañada de voces tan icónicas como las de Izaskun Uranga y Javier Garay, Rangil fue solista de uno de los grupos musicales más extensos y conocidos de la música española del siglo pasado. Casi tres décadas después, la ex-Mocedades contaba el pasado jueves 5 de marzo a un Teatro de las Esquinas abarrotado cómo ella empezó a cantar las canciones del grupo de pequeña, con su “guitarrica”, y cómo acabó convirtiéndose en una de las integrantes más importantes de la década de los 90.

En 2018, Inés Rangil y Ángel Lasheras, cantante y director de la Orquesta Nueva Alaska, deciden crear un espectáculo para rendir homenaje a Mocedades y a su extenso repertorio. Junto a ellos dos se unen Fernando Brosed, Federico Artigas, Begoña Gómez y Montse Cuevas. Son estos seis los componentes de Eres tú, las canciones de Mocedades, espectáculo que tuvo su debut en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza, aprovechando la festividad de la Cincomarzada, y que ya tiene prevista una gira por Sudamérica a partir de noviembre.

Los seis miembros del grupo provienen de bandas y orquestas de Aragón tan conocidos en la zona como Los Mitos, la Orquesta Magnum o los Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza. El lugar donde da comienzo esta gira no es casualidad, y es que los seis son de la tierra, y su emoción por cantar aquí es palpable durante el concierto. Además, estuvieron acompañados de familia, amigos y conocidos que ocupaban las primeras filas del teatro. En las butacas de atrás, decenas de espectadores disfrutaban de las canciones de Mocedades sin dejar apenas un asiento libre. La media de edad era avanzada, propia de una época en la que temas como Eres tú o Amor de hombre sonaban en las listas de éxitos de las radios y no solo en los cassettes de coches camino a Benidorm o en el maravilloso programa que nos ha dado la televisión pública que es Cachitos de hierro y cromo. Así, mientras los pocos jóvenes presentes disfrutan del concierto como una experiencia ajena a ellos, de una época que no les pertenece pero que igualmente disfrutan, la mayoría de asistentes al concierto aplauden y cantan las canciones que probablemente sean recuerdos de su juventud y que han sonado a lo largo de sus vidas adultas.

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El espectáculo no cuenta con una escenografía apabullante. Al contrario, nos encontramos con los cinco cantantes en el escenario, de frente, y a Federico Artigas al piano en una esquina.Un video muestra a sus espaldas efectos de vídeo dignos de salvapantallas de Windows 98, pero lo hortera de estos corazones, estrellas y otros elementos que se van intercalando en la proyección acaban sumando a la experiencia que supone estar en un concierto de Mocedades en pleno 2020. Inés Rangil se encuentra en medio, como elemento fundamental del grupo. Y aunque la única ex-componente del Mocedades original podría pecar de aires de superioridad o de actitud de líder entre sus compañeros, resulta ser todo lo contrario. Pese a que en muchas de las canciones es ella la que lleva la voz cantante, Rangil se muestra humilde en todo momento, agradeciendo en numerosas ocasiones a sus compañeros de grupo, los cuales se presentaron debidamente en un momento del concierto. Cada uno de ellos tuvo su momento de gloria, convirtiéndose en protagonistas de algunas canciones. Cabe destacar la maravillosa interpretación de Maitechu Mía por parte de Ángel Lasheras, que poco tuvo que envidiar a la voz original de Plácido Domingo. Rangil también se mostró muy agradecida por la oportunidad de poder estar en el Teatro de las Esquinas, rodeada de familia y amigos, cantando unas canciones que son tan importantes y especiales para ella.

Al son de Charango los 6 intérpretes pusieron de pie al público consiguiendo que este cantara cuando el concierto se encontraba en su punto culmen. Aunque la mayoría de las canciones de este mítico grupo estaban compuestas por Juan Carlos Calderón, se quiso recordar al maestro José Luis Perales y a la gran composición que interpretaba el grupo en 1990 titulada Le llamaban loca, con una de esas letras que llegan a tocar el corazón incluso de la persona más fría de la sala. Bueno, si la analizamos, está dentro de la misma línea que el resto del repertorio de la banda, que no se caracterizaba por tratar temas muy alegres. La angustia amorosa y Mocedades eran pareja de hecho.

Como colofón al espectáculo, Isabel Rangil pidió a los allí presentes que tomaran un pañuelo de papel para despedir el concierto con Adiós amor. Entre la multitud se encontraba su madre, que con cariño tiró un paquete de kleenex al escenario poniendo la nota humorística al desenlace de la velada. La cantante brilló al emocionarse en las notas finales y al ver como todo el anfiteatro se levantaba para ovacionar y celebrar la hora y media de buena música y recuerdos que habían vivido. Al ritmo de “¡Otra, otra!”, el concierto acabó con un sencillo popurrí que concluyó con el himno que ha perdurado en el tiempo y que seguirá escuchándose por muchos años, ya que forma parte viva de la historia musical española: Eres tú.

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