Contra todo y contra todos

Irene Tenaguillo//

Bilis, vómitos de tinta, es una recopilación de crónicas y artículos del periodista Luis Bonafoux publicada en 1908. De ideas progresistas, viajó por un gran número de países escribiendo lo que veía. Él mismo explica lo variado de su procedencia: “De todo hay en mi árbol genealógico: indígenas, españoles, franceses, italianos”.

Pasó años en España estudiando, y pronto empezó a escribir en algunos de los diarios más importantes como El País. En 1882 fundó en Madrid El Español, al que seguirían otros periódicos como La campaña o El heraldo de París. Todos estos periódicos tendrían un gran componente de crítica social, en contraste con otros medios que, según criticaba el periodista, estaban siempre al servicio del gobierno.

Bonafoux era una figura que no dejaba indiferente. Sus opiniones, que si bien eran expresadas mediante la sátira, muchas veces resultaban demasiado ácidas, le llevaron a ser apodado “La víbora de Asnières” y a vivir rodeado de escándalos. Esto no queda fuera de Bilis, libro que escribió desde París, ciudad a la que se trasladó tras una polémica con el Marqués de Comillas. En varios artículos del libro encontramos los rastros de estos encontronazos, como la disputa con el Vizconde de Irueste, que lo llegó a citar para una pelea, a lo que el periodista respondió con mucha sorna y una amenaza de disparo.

Bilis es una colección de dardos envenenados a la política y sociedad de la Restauración española. Ya desde el primer artículo, Mi credo, deja claro que va contra todo y contra todos (con pocas, muy pocas excepciones). Dispara a la monarquía, la religión, los periodistas… Uno de los pilares de sus frustraciones es la crisis del 98, la guerra de Independencia de Cuba y la posterior intervención americana en el conflicto. Bonafoux considera esta guerra innecesaria, pues cree que se podría haber evitado dando la independencia a las colonias en lugar de sacrificar tropas. Toda la clase política, entre ellos Cánovas (al que tras su muerte desea “que no descanse en paz”), Sagasta y Weyler, sufrirán la ira del periodista, pues considera que saben que no merece la pena luchar esa guerra pero lo ocultan por vergüenza.

BONAFOUX
Caricatura de Luis Bonafoux en Madrid Cómico

 

Pero no siempre se trata de atacar. Bonafoux también habla de sus amigos, desde el anarquista Malatesta hasta Rubén Darío, a quien se encuentra en París. Pero incluso cuando trata de profesar su amor y admiración por Mariano José de Larra, a quien califica de revolucionario y halaga por haber luchado por los hambrientos y los débiles, recurre a crítica al gobierno. Termina comparando al periodista con Schopenhauer, que en su testamento declaró la vergüenza que sentía por su Alemania natal en tiempo de referentes como Beethoven.

En numerosas ocasiones Bonafoux dirige duras críticas a la sociedad española, moldeada por unos líderes que considera ineptos y manipuladores y bajo el yugo de la “frailocracia” que impide que el progreso llegue al país. Encuentra una España que se refugia en el logro militar para encontrar su orgullo, y critica que los españoles están dispuestos a aguantar cualquier comentario: “que se diga que no tenemos ciencia, cultura, ni letras, ni artes, ni política […], en fin, lo que se quiera… menos que nuestros güebos no son los más grandes y poderosos del orbe”. Especialmente revelador es el artículo El país pintado por sí mismo, que en palabras de su amigo don Rufino dice de España que es un país de ladrones, sin fe o creencia alguna y sin valor siquiera por la familia.

Lo sorprendente de Bilis es que los textos de Bonafoux tienen algo extrañamente actual. Parte de su humor, su visión crítica de un momento histórico tan complicado y su valentía al escribir podrían hacerse un hueco en nuestro tiempo, y aunque se ganaría muchos enemigos, también conseguiría seguidores. Lo que desde luego sorprende es que un autor tan importante en su tiempo, odiado, respetado y temido a partes iguales, haya sido olvidado.

 


 LIBRO BILIS

Ficha técnica:

Título: Bilis, vómitos de tinta

Autor: Luis Bonafoux y Quintero

Editorial: La linterna sorda

Ciudad: París

Año: 1908

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