Cálamo premia la diversidad literaria
Javier Aranda del Baño, Raquel Laporta Osorio//
Un año más Cálamo celebró su XVIII edición de los Premios Cálamo en el Teatro Principal de Zaragoza. Una gala donde la librería premió a Santiago Lorenzo como mejor libro del año por Los asquerosos; a María Bastarós y su obra Historia de España contada a las niñas por su singularidad; y a Agustín Fernández Mallo por su trayectoria literaria.
“Yo siempre he sido un looser de la hostia. Soy un outsider, estoy perplejo en mi pueblo y no entiendo el reconocimiento”, comentaba el escritor Santiago Lorenzo, más in que nunca, al ser galardonado con el Premio Cálamo al mejor libro del año. Un reconocimiento al que aseguró no estar acostumbrado: “Yo no tengo experiencia en recibir premios porque nunca concurso en nada. Por eso estoy dando esta impresión de ‘imbécil’, no sé qué me está pasando”.
Una sensación que compartió con las más de 200 personas que acudieron a la XVIII edición de los Premios Cálamo 2018, organizada por esta conocida librería zaragozana. Un evento celebrado en el Teatro Principal que contó con los hermanos Anós, famosos actores aragoneses, como maestros de ceremonias. Escritores, editores y lectores reunidos para ensalzar el amor por las letras.
Santiago Lorenzo (1964, Portugalete) se alzó con el premio mediante votación popular con Los asquerosos (Blackie Books). Un título que no refleja con claridad la temática de la obra, algo que su autor apunta como positivo: “Está bien despistar con tus obras. En cierto sentido, defraudar al lector es lo mejor que puede pasar; que busque una cosa y encuentre otra”. Los lectores, defraudados o no, eligieron esta obra junto a Cálamo como la mejor del año. En ella se esconde una historia de reflexión que revaloriza la soledad y la introspección en plena era tecnológica. Manuel es un “asesino” que huye de la civilización para evitar su condena y se refugia en una aldea abandonada. Allí, sobrevive alimentando su alma leyendo libros de una antigua colección y su cuerpo a base de pequeñas raciones de comida que le envía su tío. Se da cuenta de que cuanto menos tiene, menos necesita.
Sin ser una biografía, la novela guarda ciertos paralelismos con la vida de su creador: “No me llaman nunca. Vivo muy solo en un sitio donde no hay nadie. Tengo difícil hasta comprar libros”. Por ello, aprovechó su paso por la capital aragonesa para hacerse con las obras de los otros dos escritores premiados: María Bastarós y Agustín Fernández Mallo.
María Bastarós (Zaragoza, 1987) sintió “arrumaco” al volver a su tierra para recibir el Premio Cálamo Otra Mirada por Historia de España contada a las niñas (Fulgencio Pimentel). La autora aprovecha su experiencia como gestora cultural para crear una novela muy visual, influida por las nuevas formas desestructuradas de consumir cultura, como el cine o las series.

Bastarós se inspira en fragmentos de la realidad y construye una ficción “politizada”, vertebrada por la violencia en general, y más en concreto, la que sufren las mujeres. “Aunque no sea una Historia de España pienso que, como el relato se genera en torno a la violencia, tiene los ingredientes que ha tenido este país en relación a la mujer”, comentaba para explicar el porqué del título.
Se considera feminista, pero no adscribe su obra a lo que parece ser el último boom de la literatura española. “No hay que homogeneizar los libros escritos por mujeres, porque la literatura escrita por mujeres no es un género. Vivimos en un globo mediático sobre el feminismo que no se traduce en medidas legales”, reivindica.
La libertad literaria fue el motor del proceso creativo de Historia de España contada a las niñas. “Iba escribiendo cosas sobre las que me apetecía hablar, sin ninguna expectativa. Por eso estoy muy sorprendida con todo esto”, reconoció la zaragozana al recibir este galardón con el que Cálamo busca dar a conocer una obra minoritaria en el amplio mundo de la literatura.
Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967), por el contrario, se mueve como pez en el agua en este mundo, donde ha encontrado su propio camino. Un recorrido literario que fue premiado por la librería con el Premio Cálamo Extraordinario.

Su trayectoria comenzó a despuntar con la trilogía Nocilla Project (Alfaguara, 2013), que dio nombre a toda una generación de autores. Con quince libros a su espalda desde 2004, nos regala su visión del mundo y sus atípicos pensamientos, como en las recientes Teoría general de la basura (Galaxia Gutenberg) o Trilogía de la guerra (Seix Barral). Aunque sus libros sean muy diferentes entre sí, el autor reconoce que tienen algo en común: “Todo lo que hago es poesía: poesía disfrazada de novela, poema disfrazado de ensayo”.
Entre los pensamientos que fluyen en su cerebro se repite la constante de que todo está inventado, aunque no siempre bien resuelto: “La excelencia por definición está acabada por ser excelente; para alcanzar ese nivel tienes que irte a las zonas que no se entendieron”. Por ello, una de sus máximas es que “todas nuestras obras se alimentan de la basura de los demás”.
Fernández Mallo, entusiasmado por el premio, bromeó acerca de su “dilatada trayectoria”, ya que considera que comenzó a escribir muy tarde. Sin embargo, su andadura le ha hecho darse cuenta de que ser fiel a uno mismo es imprescindible: “Hay que escribir para ti, para desarrollar tu propio mundo. No debes escribir pensando en agradar ni desagradar a nadie”.
La gala terminó con la entrega de las estatuillas que el escultor Isidro Ferrer diseñó hace años. Unas figuras sencillas y funcionales con forma de cactus hechas exclusivamente para los Premios Cálamo. Una cita anual que contribuye al desarrollo literario de la ciudad y que cerró su XVIII edición con gran ovación del público.