La última bala del pistolero
Antonio Pardo//
El ciclista de Pinto, Alberto Contador, afronta el Tour de Francia como su principal objetivo de la temporada. Consciente de que esta puede ser su última oportunidad y sabedor de la fortaleza de sus rivales, el corredor enrolado en las filas del Tinkoff ha comenzado a prepararse minuciosamente para la conquista de su tercer maillot amarillo.
La temporada ciclista del 2016 supone, con casi total seguridad, el cierre de una época dorada en el ciclismo patrio. Los principales “capos” del pelotón español llegan, en este sentido, con el objetivo de levantar los brazos en carreras que todavía no han conseguido o que, por imperativo profesional, buscan revalidar. Y es en este último caso donde aparecen conjugados el corredor pinteño Alberto Contador y la ronda por excelencia en el mundo del ciclismo: el Tour de Francia.
Lejos queda ya el año 2009, cuando el himno de España resonó en los Campos Elíseos en honor a la segunda victoria de Contador en la competición gala. Desde entonces, el ciclista ha participado en cinco ediciones más de esta carrera, con un año de por medio en blanco —2012— debido a su sanción por consumo de clembuterol. En ninguna de ellas ha conseguido volver a adueñarse del maillot amarillo que acredita al líder de la clasificación general.
En 2014, cuando la victoria del “pistolero” parecía factible, su excesiva relajación en la bajada del Petit Ballon le hizo echar mano al bolsillo trasero en busca de comida, lo que le provocó una caída que dio al traste con su tercer Tour de Francia. La tibia de su rodilla derecha no puedo aguantar el impacto, a 77 kilómetros por hora, contra la rugosa gravilla de la achicada carretera en la región de Alsacia. Era el 14 de julio, día de la Fiesta Nacional en Francia.
Este tropiezo profesional se sumaba a los funestos episodios vividos en anteriores ediciones por varios de sus compatriotas. En 1971, Luis Ocaña ya perdió un Tour ante el “caníbal” Eddy Merck por una caída en la bajada del Col de Menté y, en 2003, Joseba Beloki fue víctima de un duelo que se libró en el descenso a tumba abierta de La Rochette del que salió indemne Lance Armstrong.
Precisamente el norteamericano fue uno de los mayores hostigadores de la guerra sin cuartel a la que tuvo que hacer frente el corredor de Pinto en el último Tour que ganó. Enrolados ambos en un Astaná dirigido por un parcial Johan Bruynnel, quien no ocultaba su predilección por el estadounidense, Contador supo aislarse y sacar lo mejor de sí mismo para ajustar cuentas en el Mont Ventoux y, con su clásico gesto de pistolero, disparar al frente para celebrar la victoria.

Y ese es la senda por la que Contador ha de transitar, olvidándose de los factores secundarios y de las guadañas mediáticas que buscan su postrera sombra, para volver a dominar una carrera donde las escarpadas montañas de los Alpes y los Pirineos dictarán sentencia. A sus 33 años y en plenas facultades, la 103ª edición del Tour de Francia se erige como la gran oportunidad para que el ciclista madrileño no deje marchar el tren e inscriba, por tercera vez, su nombre en el listado de ganadores.
No obstante, la misión se le presenta harto difícil. En una edición en la que talentos emergentes, como el italiano Fabio Aru, se suman a la gruesa lista de favoritos encabezada por el vigente vencedor, Chris Froome, y al que siguen muy de cerca Nairo Quintana y Vicenzo Nibali, Contador ha de dosificar cada esfuerzo para llegar en óptimas condiciones al Mont Saint-Michel, en la Baja Normadía. Ahí, el 2 de julio, comenzará a rodar el Tour.
Por el momento, está cumpliendo con los deberes. A diferencia de sus principales rivales, Contador esperará hasta finales del mes de febrero para dar la primera pedalada en una carrera profesional, la Vuelta al Algarve. Además, ha descartado defender la “maglia” rosa conseguida el año pasado en el Giro de Italia.
Trabajo, trabajo y más trabajo
Pero el hecho de que no compita hasta dentro de un mes no supone un periodo baldío en la preparación del corredor español, sino todo lo contrario. “Trabajo, trabajo y más trabajo”. Este es uno de los lemas que Contador escribe en las redes sociales durante esta pretemporada. El pinteño está optimizando su puesta a punto, lejos de la ciudad suiza de Lugano donde reside, con entrenamientos en altura por el Teide (Tenerife) en la concentración del equipo Tinkoff.
No obstante, todavía no se ha hecho público el calendario de vueltas, y clásicas, que correrá hasta llegar al Tour. Una de las principales incógnitas estará en si disputa la Paris Niza o la Tirreno Adriático. Ambas carreras, que duran en torno a una semana, se solapan a principios de marzo y ofrecen la posibilidad de obtener una medición inicial de fuerzas entre los candidatos a la victoria en el Tour de Francia.

A América en busca del dorado
También se desconoce si en el mes de abril disputará la Vuelta al País Vasco y la Flecha Valona, con su temido Muro de Huy. La única cita de la que se conoce con certeza su participación, amén de la ronda francesa, es la de los Juegos Olímpicos que se disputan este verano en Río de Janeiro. Será en las pruebas de ruta y contrarreloj, fechadas entre el 6 y el 10 de agosto.
Tal vez el madrileño sorprenda a los aficionados ciclistas y se saque un cartucho de la manga para conquistar el dorado en tierras americanas junto a la armada española, comandada por el seleccionador Javier Mínguez. De hacerlo, relevaría al asturiano Samuel Sánchez, que ya consiguió la medalla de oro en los Juegos de Pekín en 2008.
Respecto a la Vuelta a España, el ciclista pinteño ni confirma ni descarta su participación. Parece que la decisión está supeditada a su resultado final en la carrera francesa. De no lograr la victoria en la general de la “grand boucle”, Contador se plantearía la opción de acudir a la ronda nacional como reválida de la temporada… Aunque todo esto son simples conjeturas que deberán someterse al juicio de la caprichosa realidad ciclista.
Por el momento, Contador tiene en sus manos volver a despertar de las siestas durante este verano a gran parte de los españoles. Sus demarrajes en las duras rampas de los puertos pirenaicos como el Marie Blanque o el Aubisque, acompasados con el pedaleo bailarín que le distingue, pueden levantar a más de uno del sofá en las soporíferas tardes estivales. Y visto que la progresión de Froome y Quintana parece no tener techo para las temporadas venideras, quizás sea esta sea la última bala del “pistolero” Contador para disparar hacia su objetivo más ansiado: la tercera conquista del maillot amarillo.
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![]() Periodista por descarte. La mitad de mi infancia transcurrió entre goles zaragocistas y etapas míticas del Tour de Francia. La otra mitad la pasé intentando emular a los héroes de estas hazañas. Cuando me desperté del sueño, decidí convertirme en el narrador de esas historias remotas, y también de las que están por venir. Mi propósito: mantener viva la llama de aquel tiempo risueño.
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