El feminismo que interroga

María Gregorio y Alicia Sánchez //

 

El edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza acoge desde el  9 de febrero Círculo de Tiza: Imágenes y voces que interrogan: A través de una exposición, un catálogo y un ciclo de mesas redondas este proyecto feminista pretende mostrar la obra artistas residentes en Aragón y reflexionar sobre el papel de la mujer en la sociedad.
¿Quién escucha a las mujeres? ¿Y quién responde a sus preguntas?

Desde la Antigüedad la mujer ha sido concebida como un varón imperfecto. Se destacaba el pensamiento y la razón de los hombres, mientras el género femenino estaba adscrito a una mera función reproductiva, y continuaba difundiéndose la idea de que su cráneo era más pequeño que el de los hombres y, por lo tanto, su inteligencia más limitada.

Esta concepción de lo femenino como algo inferior e imperfecto ha estado presente en las sociedades occidentales hasta los años sesenta del siglo XX, un momento en el que el discurso feminista y las mujeres comenzaron a hacer preguntas que, solo por el hecho de haber sido formuladas, se transformaban en denuncia, en protesta y también en actos de libertad, aunque no obtuvieran respuesta.

Bajo esta premisa nace Círculo de Tiza: Imágenes y voces que interrogan, un proyecto editorial y expositivo compuesto por un catálogo y una exposición, donde varias teóricas y artistas aragonesas se plantean cuestiones relacionadas con el papel de la mujer en la sociedad actual y recuperan, así, la necesidad de preguntar. “Lo que me interesa realmente es que sigamos cuestionándonos las cosas, porque haciendo preguntas desestabilizamos un sistema en el que consideramos que ya está todo hecho. Creo que, todavía hoy, hay que cuestionar estructuras de poder heredadas que, pese a lo que parece, aún están vigentes”, explica Chus Tudelilla, directora del proyecto.

Sobre el folio, pensadoras como Cristina Monge Lasierra, María Ángeles Naval, María Angulo Egea o Concha Lomba Serrano hacen que los lectores reflexionen sobre las dificultades que las mujeres siguen encontrando para alcanzar posiciones de liderazgo, la atribución al género femenino de las funciones de cuidado y de reproducción social, la monopolización por parte de los hombres de los cargos directivos y las columnas de opinión política en los periódicos o la ausencia de mujeres artistas en cualquier exposición. Pero las preguntas también pueden plasmarse sobre el lienzo, pueden esconderse detrás de una pincelada o refugiarse dentro de un trazo, y así lo han demostrado quince artistas en la exposición que acompaña al catálogo y que, como asegura Tudelilla, “ha convertido al Paraninfo de la Universidad de Zaragoza en ámbito de interrogación”.

Missed call- Gema Rupérez[4151]
Missed call- Gema Rupérez

La inauguración de la muestra fue multitudinaria, centenares de personas se agolparon en el vestíbulo del Paraninfo mientras escuchaban a artistas y teóricas, y esperaban, ansiosos, el momento de proceder a la visita de las dos salas de exposición en las que se encontraban las imágenes.

Unos optaron por la sala situada a la derecha, una estancia en la que, como relata su comisaria, “cuando entras te quedas en medio y te rodean todas las obras, no es necesario ningún recorrido, todas las voces te reclaman, mientras que, en la otra, el recorrido es casi perimetral”. En ella, cada una de las composiciones parece hablar a los visitantes, hacerles preguntas —metafóricamente, al menos— y crear un discurso común.

En cambio, la entrada a la segunda sala, aparece cortada por un muro, un obstáculo en el campo visual de los visitantes, que pretende hacer tangible la barrera invisible que dificulta el paso a las mujeres no solo en el mundo del arte, sino también en su vida cotidiana. “Yo le dije a Sandra Montero, que es arquitecta y fotógrafa, que quería que me perfilase la idea de ese círculo de tiza, porque lo que hacemos las mujeres no se marca en tinta, sino en tiza. Las mujeres recuperamos la voz de otras mujeres que ya preguntaron, pero, aunque se borre más fácilmente, los restos de la tiza siempre permanecen, y estoy muy contenta con el resultado”, explica Tudelilla.

Además de ello, se podría decir que las dos salas de exposiciones tienen algo en común, la energía, una energía que, como declara Chus Tudelilla, “emana de cada una de las composiciones”, y que puede sentir también el público al contemplar, rodear y escuchar cada una de las obras.

Una mañana más de verano - Lina Vila[4152]
Una mañana más de verano – Lina Vila

¿Tendrá un efecto positivo solicitar un empleo desde el anonimato, para conseguir la igualdad laboral? (Sylvia Pennings)

Sylvia Pennings, a través de sus trazos, ha conseguido trasladar a los visitantes hasta bosques frondosos sobre los que se cierne una atmósfera cargada. Todas sus Escenas del bosque, realizadas en blanco y negro, representan, según la artista, la “realidad frágil e inestable” en la que estamos sumidos. “En un bosque puede pasar de todo, hay peligros, pero tú tienes que buscar tu camino y eso es igual para todo el mundo, da igual si eres hombre o mujer, todos vivimos en el bosque”, declara Pennings. La artista invita a todo aquel que se sitúe frente a sus piezas a reflexionar acerca de ese bosque, que bien podría llamarse vida, y acerca de los peligros que lo pueblan, amenazas ante los que hombres y mujeres deberíamos estar en igualdad de condiciones. Sus líneas, además, parecen recuperar la delicadeza de las composiciones japonesas y sumergen al espectador en arboledas de final confuso abiertas a un sinfín de interpretaciones.

¿Qué es ser joven en años y de repente ser despertada a la angustia, al apremio de la vida? ¿Qué es lo que produce en la mujer esta sensación a la que se refiere Susan Sontag en la pregunta anterior, la naturaleza o el constructo? (Gema Rupérez)

“En cualquier momento puede sonar un teléfono”. Bajo esta premisa, Chus Tudelilla ha presentado Missed call, la obra de Gema Rupérez. Una obra compuesta por ocho fragmentos de poemas escritos por mujeres y por ocho paneles conectados a un teléfono móvil. Un teléfono que, a su vez, está íntimamente ligado a la sección de contactos de un diario local. Así, lo que vemos en la pared es solo una muestra de la obra artística que hay detrás. Como afirma Rupérez, ella ha seleccionado versos de poetas como Alejandra Pizarnik, Sylvia Plath o Santa Teresa de Jesús, y ha empatizado con los nombres que aparecen en esas páginas finales de algunos periódicos. “A partir de las llamadas recibidas podemos ver cómo el lenguaje, sacado de contexto, significa otra cosa. Unos mensajes de amor, de puro amor, en la sección de contactos implican un vacío absoluto, un vacío emocional”, relata la artista. Lo que muestra Rupérez, sin necesidad de colores ni pinceles, es la más absoluta y terrible realidad, la desolación que se esconde tras cada llamada, tras cada pitido de esa amenazante melodía y la facilidad con la que la pulsión animal transforma cada verso en fruto de obscenidad.

Escenas del bosque - Sylvia Pennings[4150]
Escenas del bosque – Sylvia Pennings

¿Para cuándo una educación cuyos libros de texto y diseño curricular incluyan y reflejen la aportación y el legado de las mujeres a lo largo de la historia? (Lina Vila)

La mezcla entre las referencias biográficas de la artista Lina Vila y la reflexión sobre el legado de las mujeres conviven en Una mañana más de verano, una obra que ella misma define como su “particular y frágil círculo de tiza”, un círculo que está formado por su abuela, su madre y la propia autora, en el que se puede apreciar la evolución que existe entre las tres generaciones, el paso de la vida rural de su abuela, una vida que no pudo elegir, a su libre decisión de convertirse en artista. En ella también conviven la vida y la muerte como una dualidad inquebrantable y cargada de humanidad, como un círculo inalterable.

Además, la composición ha sido realizada a partir de piezas de vajilla pintadas con motivos característicos de cada una de las generaciones. “Lo de trabajar con vajilla viene de que yo no he tenido ninguna herencia, mi abuela lo tiró todo porque entonces lo viejo era feo, entonces siempre he envidiado mucho a esa gente que hereda un anillo, una vajilla… y yo me he creado una herencia de porcelana”, explica Vila.

Esto es solo un pequeño fragmento de la muestra que permanecerá hasta el día 18 de abril en las salas Goya y Saura del Edificio Paraninfo, un conjunto de obras tras las que se esconden las vivencias, los sentimientos y los anhelos de quince mujeres artistas y teóricas, pero que podrían ser las inquietudes de cualquiera de nosotros.

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