El paseo de las estrellas
Raquel Martínez//
El Hollywood de los años dorados viajó en el tiempo y en el espacio para asentarse, por una noche, en Barcelona. Desde las ocho y hasta la una de la madrugada casi un centenar de comercios se rodearon de espectáculos, promociones y regalos que fueron como la miel para el enjambre de personas que inundaron el centro de la ciudad durante horas.
Las nueve, las diez, las once, las doce. Y las tiendas del Paseo de Grácia no cierran; las luces están encendidas y sus puertas siguen abiertas. Miles de personas recorren la calle de arriba a abajo: cruzan alfombras rojas, rodean coches de época y pasean entre actores y actrices que emulan la época dorada de Hollywood. Esta no es una noche cualquiera. Es The Shopping Night Barcelona.
Ni la lluvia pudo estropear la quinta edición de uno de los eventos más populares de la ciudad barcelonesa. Los comercios de Paseo de Grácia y alrededores dieron el pistoletazo de salida a la campaña navideña y permanecieron abiertos hasta la una de la mañana. La participación no era obligatoria, pero nadie quería perder la ocasión de alargar la hora de cierre en una noche en la que los clientes llevan la cartera en el bolsillo; y, probablemente, llena. Este año un total de 90 establecimientos se han sumado a la iniciativa: casi 60 tiendas, una quincena de restaurantes y diez hoteles se las ingeniaban para convertirse en uno de los afluentes de la marea humana.
¿Su inspiración? Los años dorados de Hollywood. Ese ha sido el motivo principal de esta edición, que pretendía recordar a las grandes estrellas que protagonizaron clásicos como Ciudadano Kane o Casablanca. El glamour, la elegancia y la seducción eran los ingredientes con los que la creatividad debía elaborar un atractivo irresistible. Objetivo que se consiguió en Óptica 2000, ganadora del premio a la mejor caracterización. En la tienda, la marca Vogue Eyewear vestía, peinaba y maquillaba a sus clientas para que se hicieran una fotografía en un estiloso Cadillac descapotable y simularan ser Ingrid Bergman, Lauren Bacall o Elizabeth Taylor en sus escenas más conocidas.
No menos original fue la iniciativa de Santa Eulalia -tienda de moda con las marcas más lujosas para hombre y mujer –con una exposición de piezas que pertenecieron a Marilyn Monroe y que fueron cedidas por la coleccionista Maite Mínguez Ricart. Lo vestidos de la que se convirtió en uno de los grandes iconos femeninos del cine fueron los responsables de que el establecimiento recibiera el premio a la mejor tienda de los TNSB Golden Awards.
Claro que no todo te trasladaba a mediados del siglo XX. Varios Dj´s pinchaban tras las cristaleras música comercial que inundaba tiendas y alrededores de firmas como Tru&Trussardi, Stradivarius o United Colors of Benetton, donde las gogós captaban la atención de más de uno; y con razón.
Pero, a pesar de llamarse “The Shopping Night”, comprar, no se compró mucho. “Lo único que hemos cogido ha sido lo que nos han regalado”; ese era uno de los comentarios que más se repetía entre la muchedumbre, solo tenías que prestar atención para escucharlo por doquier. Con un globo dorado sobre la cabeza, un cartón de palomitas en una mano y un botellín de cerveza en la otra, los que no eran clientes se convirtieron en potenciales clientes; solo entraban por la bebida, la comida o el regalo, pero, por el camino, no podían evitar fijarse en una prenda de ropa, un libro o unas gafas.
La promoción primaba sobre las ventas. Aunque algunas tiendas intentaron animar a sus clientes con descuentos entre el 10% y el 50%, las filas interminables no esperaban a sus puertas sino a las de los comercios que ofrecían una copa de Champagne como en Guess o un pincho de caramelo como en Boulevard Rosa. Incluso los barceloneses ideaban, antes de salir de casa, un mapa con el que no perderse ni una de las ofertas de The Shopping Night. No es de extrañar por lo tanto que la media tonelada de patatas bravas del Hotel Condes de Barcelona y los 300 kilos de queso de Quesos de Suiza se acabaran poco tiempo después de que el reloj marcara las ocho en punto.
Una hora más tarde que Cenicienta, las verjas se bajaron y se echó la llave. La alfombra roja se recogió y los coches de época se pusieron en marcha. The Shopping Night Barcelona había llegado a su fin y con ella los años dorados de Hollywood habían quedado relegados, de nuevo, al recuerdo.