La trinchera infinita de Gellhorn
Paula Giral Hernández//
Obús, trinchera, ejército, barricada, armas…
Términos que definen el concepto de la guerra.
Víctimas, hospitales, refugiados, huérfanos…
Palabras que ilustran su verdadero rostro.
“El rostro de la guerra”: una crónica anti-belicista en primera línea narrada por la periodista y escritora Martha Gellhorn.
Gellhorn fue una destacada corresponsal de guerra del S. XX.
La periodista nunca se sintió bajo esta etiqueta. Como apuntó Consuelo Gonzalo en ‘Mujeres corresponsales de guerra’ (2009, Cuadernos de periodistas), Gellhorn sostenía que “no tenía ni idea de operaciones militares”.
No obstante, su apasionada trayectoria como escritora y reportera ha dejado tras de sí un legado literario de gran importancia para el análisis de este bélico periodo.
Encontramos sus testimonios en obras como “Cinco viajes al infierno”, “Los problemas que he visto” o «Un campo herido», entre otros.
En el siglo pasado, consiguió desempeñar la labor de corresponsal de guerra y, siendo mujer, no era algo usual. Las restricciones por la condición de género también encontraban su lugar en la guerra. Solo unas pocas lo lograron, añadiendo a sus crónicas una visión más humana y sensibilizada.
La importancia de este género reside en una de las claves del avance cultural del S. XX: la presencia mundial de la televisión. En los años cuarenta el acceso a la información no era equiparable al de la actualidad. La televisión aún no había alcanzado su primer momento de popularidad, el cual llegaría en los años sesenta en algunos países occidentales como EEUU. Una vía de conocimiento de la actualidad política mundial eran estas crónicas, más accesibles para la clase media trabajadora que la mayoría de aparatos electrónicos del momento.
Gellhorn escribió mucho pero vivió más. Halló su lugar en la guerra, en el retrato del dolor y la existencia humana. En la narración de testimonios sobre niños huérfanos, en las lágrimas de un prisionero de guerra nazi, en las palabras de supervivientes esqueléticos en Dachau… Diferentes visiones de una misma historia bajo un tratamiento crudo y real, sin lugar para eufemismos.

Este libro nos permite viajar en el tiempo a diferentes acontecimientos de relevancia bélica del S. XX. Desde la guerra civil española, el conflicto Finlandia-URSS, la resistencia de China frente a Japón, la Segunda Guerra Mundial, la guerra de Java, los Juicios de Núremberg, la Conferencia de Paz de París de 1946, la guerra de Vietnam, el conflicto Palestino-Israelí, hasta la cuestión Latinoamericana, las guerras civiles de Nicaragua y El Salvador de los ochenta. Al final de la obra incluye unos apartados donde escribe incisos sobre los diferentes artículos presentes en el libro.
Un tomo que representa el trabajo de casi cincuenta años en el sector periodístico por parte de Gellhorn.
Resulta muy interesante observar cómo la autora utiliza un enfoque dual en la elaboración de su crónica: la descripción de los hechos aportando objetividad y a la vez su propia visión cargada de subjetividad.
Gellhorn no tiene ningún reparo en llamarse a sí misma antifascista, antibelicista y señalar a los posibles responsables políticos y sus masacres.
La autora trata de dar voz a aquello que queda ensombrecido por la historia [Sobre la guerra de Vietnam]: “El ministerio de Asuntos Sociales calcula una media de dos mil huérfanos por mes. ¿No es extraño que contabilicemos y demos a conocer solo bajas de guerra? Estos niños sin hogar deberían ser reconocidos como heridos, heridos para el resto de sus vidas”.
Busca retratar la otra cara, la humana, allá donde la vida resiste. Así, conocemos cómo era el día a día de los civiles inmersos en una guerra civil, las anécdotas de militares en sus descansos, los testimonios de enfermeras y farmacéuticos, e incluso los sentimientos de madres, padres, niños y abuelos. Mientras que la mayoría de libros de historia generalistas abordan las inquietudes de los diferentes bandos, Gellhorn captura las historias de los que se quedan atrapados en medio de todo, los civiles olvidados.
Como todo posicionamiento, puede ser más o menos favorable hacia el desarrollo de un evento. Su narración de los hechos de Vietnam posee un matiz que resultó, en comparación a los anteriores capítulos, más optimista, más favorable hacia el bando estadounidense.
No obstante, ella misma se acaba retractando en un epílogo final donde admite que sus artículos sobre la guerra de Vietnam eran “Un modelo de autocensura” ya que “las opiniones contrarias eran propaganda comunista y como tales debían desecharse”.
Ya desde finales del siglo pasado esta tipología de guerra de trincheras ha ido decayendo. Los países han buscado en los conflictos bélicos la menor exposición de sus combatientes, abogando por métodos de lucha a distancia, todo ello respaldado por un progresivo avance tecnológico que permite poner menos en riesgo la vida de sus ejércitos.
Aún así, ante cualquier hecho bélico que se dio, se da o se pueda dar, ella mantendría su postura y lo señalaría bajo una única palabra:
Vergüenza.
El rostro de la vergüenza.
FICHA TÉCNICA DEL LIBRO
- Autor/a: Martha Gellhorn
- Título: El rostro de la guerra
- Editorial: Debate
- Ciudad: Barcelona
- Año: 2018