Gioconda Belli y el culto a la belleza

Alba Ortubia//

“Uno no escoge el país donde nace, pero ama el país donde ha nacido. Uno no escoge el tiempo para venir al mundo, pero debe dejar huella de su tiempo”.  Gioconda Belli no eligió Nicaragua pero sí la amó. Tampoco el tiempo y aún así, la estela de sus palabras y la fuerza de sus convicciones han marcado un capítulo decisivo de la historia nicaragüense. Un capítulo al que el Gobierno dictatorial del presidente Daniel Ortega ha intentado poner un punto y final el 16 de febrero tras despojar a la poeta de la nacionalidad nicaragüense. El recital organizado el pasado jueves 2 de marzo en la Caja Rural de Aragón estuvo marcado por la reivindicación feminista y la denuncia política. El anfitrión, la librería Cálamo, y los asistentes, actuaron como hogar pasajero de la escritora que hoy vive su segundo exilio: “Si no vuelvo viva, voy a volver muerta, pero voy a ser tierra nicaragüense”.

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Gioconda Belli en el antiguo casino de Zaragoza

 

El fin de la poesía es perseguir la belleza. La belleza de la guitarra de Alejandro Monserrat, cuyas melodías prolongaban la musicalidad de los versos de Gioconda cuando la poeta callaba. La belleza del antiguo casino de Zaragoza, donde el azar ha convertido el vicio en arte. La belleza de las palabras de la representante de la Asociación Nicaragua Libre, que definió a Gioconda como patrimonio vivo, humano, cultural e intelectual del país centroamericano. Con un “tuya es la voz, tuya es la magia” cedió la palabra a la escritora. Cuando recitaba, la persecución de la belleza culminaba, presa entre los labios y los renglones de la poeta.

 

“Qué sos, Nicaragua, para dolerme tanto”

La denuncia política acaparó el evento desde su comienzo, cuando la representante de la Asociación Nicaragua Libre recordó la situación de los 35 presos políticos que siguen encarcelados en centros penitenciarios nicaragüenses. En su discurso no faltaron los agradecimientos; en primer lugar, a Zaragoza por su condición de ciudad “cálida, acogedora y solidaria” en la que 10.000 nicaragüenses han encontrado un hogar, y en segundo lugar a Gioconda Belli, por “haber elegido el lado correcto de la historia”. La poeta continuó el reproche hacia el país que ha arrebatado la nacionalidad y los bienes y ha declarado traidores de la patria a 94 críticos del régimen de Ortega. “Qué sos, Nicaragua, para dolerme tanto”. Un dolor que se dejó sentir cuando rompió a llorar al recitar “Nicaragua”. El público mutó de hogar a cómplice escoltando las lágrimas de la poeta con sus aplausos.

La fuerza de ser mujer

“Ser mujer me preparó para dar vida y defenderla”. Gioconda Belli se ha consagrado como uno de los mayores iconos feministas de las últimas décadas. Fue pionera en abordar la sexualidad femenina en libros como Sobre la grama, en una época en la que los tabúes se recluían en la intimidad del hogar. “Mi familia me decía: ‘de eso no se escribe’” confesó Gioconda antes de leer “Menstruación”. Poema que, como rememoraba su autora, causó un impacto enorme en la sociedad nicaragüense cuando se publicó en los periódicos.

La censura al universo femenino no solo se limitaba a la sexualidad. Su figura en las relaciones de pareja quedaba a menudo supeditada a los deseos del hombre. Por ello, poemas en los que la autora se presenta como sujeto activo de su amor desenfrenado también supusieron un punto de inflexión. Gioconda recuerda que su madre le suplicaba que no leyera en los eventos “Recorriéndote”, un poema erótico en el que la escritora es quien lleva las riendas de su pasión. También evocaba el sufrimiento que provocan los amores tormentosos, aunque al menos estos sirvan para escribir: “Un amigo poeta me decía: ‘¿Para qué quieres ser feliz? ¡La gente feliz no escribe!’”

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También hubo espacio para la sororidad. No solo porque Gioconda recitara “Consejos para la mujer fuerte” en conmemoración al Día de la Mujer que se acerca, sino también porque dedicó “Literatura”, poema en el que ensalza el poder de la escritura, a Irene Vallejo, que formaba parte del público del encuentro. Se creó así un vínculo entre compañeras de profesión que se reconocen como iguales. Ambas comparten la vocación por la escritura, la experiencia de ser mujer y la admiración mutua.

Finalmente, los libros de los asistentes pasaron bajo la pluma de Gioconda Belli. Una firma grabada en las páginas para poner el broche de oro a un encuentro que se tatúa en la memoria. En Los portadores de sueños la poeta afirma: “quien no tiene ojos para soñar, no ve los sueños ni de día ni de noche”. Gioconda Belli sueña con una Nicaragua libre y sus lectores con una carrera interminable para una escritora que ya es inmortal.

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«Alba, que veas muchos amaneceres». Gioconda Belli, 2023.

 

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