La ola que no cesa. Fernando Usón y la Nouvelle Vague

Jorge Marco, Julio Beltrán y Pablo Gracia//

Con motivo de la publicación de su nuevo libro, Nouvelle Vague: la ola que no cesa, nos reunimos para entrevistar a Fernando Usón Forniés (1963, Zaragoza), doctor por la Universidad de Zaragoza, escritor y crítico cinematográfico, director y guionista — las más de diez obras que cuenta en su haber, entre cortos y largometrajes, han participado en festivales a lo largo de prácticamente todo el mundo — y, sobre todo, cinéfilo.

Quizás sea esta la faceta más determinante para justificar esa inquietud por un arte que le lleva a escribir el blog de análisis cinematográfico Capricho Cinéfilo y a publicar diversas obras como la que ha dado lugar a este encuentro, la cual presenta y analiza uno de los movimientos más relevantes de la historia del cine: la Nouvelle Vague.

Usón recuerda que su pasión por el séptimo arte le nació ya desde niño, gracias a la programación de películas que se pasaban por Televisión Española y a las reposiciones que solía haber en los cines, permitiendo ver “clásicos en pantalla grande, algo que ahora es casi imposible”. La oportunidad de poder apreciar Rocco y sus hermanos, Pasión de los fuertes o Viridiana en la oscuridad del patio de butacas, o la obra casi completa de Bergman o Lang por televisión es, sin duda, un recuerdo, una formación, que condiciona la forma de entender el cine y el mundo propia de los aficionados de tantas generaciones hasta los nacidos en los años sesenta y setenta.

Aunque la entrevista se realizó con motivo de la publicación del libro ya mencionado, fue imposible atenerse a un solo tema, ya que cuando uno charla a gusto sobre lo que más le satisface es casi seguro que el guion de preguntas va a terminar dejándose de lado. Así surgió también hablar de la unión entre su profesión docente y su labor detrás de las cámaras, a la que Usón respondió señalando que existe una serie de paralelismos entre la elaboración de un teorema matemático y la construcción de una película, ya desde el mismo guion literario y técnico.

En cuanto a la situación del cine actual, le resulta, más que preocupante, decepcionante sin remisión, da igual el cine de los grandes estudios norteamericanos que el de los autores actuales, más preocupados por alardear de “creadores” que por hacer del cine una expresión vital… y verdaderamente artística. Fernando Usón duda también de la calidad de una obra que deba ser explicada verbalmente por el autor cuando esta no se explica por sí misma. Entre los directores de cine actuales, menciona sobre todo a algunos con varias décadas de experiencia: Guerín, Sokurov, Kwan o Ripstein…, incluso a Woody Allen, sobre todo por una de sus últimas películas, Wonder Wheel, en su opinión la mejor nunca rodada por él. Entre los jóvenes destaca al ruso Balagov.

Fernando Usón
Portada del libro de Fernando Usón: ‘Nouvelle Vague. La ola que no cesa’

Tras un buen rato de conversación interesantísima, charlamos por fin sobre el libro Nouvelle Vague: la ola que no cesa, en el que su autor ha querido recoger la trayectoria de este mítico movimiento cinematográfico que tantas cosas cambió en su momento, no sólo a la hora de hacer cine sino también de cómo entenderlo y valorarlo, así como la evolución de los directores que lo integraron, desde sus primeras películas hasta las últimas, ya en el siglo XXI. La idea de escribir un libro sobre la Nouvelle Vague fue una propuesta del editor, ya que Usón, motu propio, habría escrito preferiblemente un libro sobre alguno de los grandes directores que empezaron en los tiempos del cine mudo (incluidos muchos japoneses), los cuales él asegura que conforman la más prodigiosa generación que haya conocido el séptimo arte. El propio autor confiesa que para escribir necesita sentirse entusiasmado por el objeto de estudio; y, en este sentido, la Nueva Ola no ha sido una excepción, ya que en ella figuran ocho entre los que él considera los cien mejores cineastas de la historia, muy especialmente Resnais y Godard, pero también Rivette, Rohmer, Varda, Duras, Robbe-Grillet y el belga Delvaux (una licencia del autor). Así que  Usón abordó con entusiasmo el proyecto sobre estos jóvenes críticos de la revista Cahiers du cinéma reconvertidos en cineastas que sorprendieron al mundo con un cine que respiraba libertad por los cuatro costados.

Fernando Usón
Jean-Luc Godard

Usón comienza su recorrido por la Nueva Ola con los cortos que muchos de los integrantes del movimiento filmaron en los años cincuenta, tan desatendidos habitualmente en la bibliografía sobre el tema, para, luego, dividir a los directores en tres grupos fundamentales: ortodoxos, innovadores y Rive Gauche — la Margen Izquierda—. Con todo, las relaciones entre todos ellos fueron estrechas y continuas: Usón subraya al respecto que, por ejemplo, fue Godard quien consiguió la financiación a Varda para rodar Cleo de 5 a 7, que a su vez acusa una gran influencia en su montaje de Al final de la escapada. De hecho, la crítica francesa del momento reconoció que estaba naciendo un nuevo movimiento y los propios directores tenían esa conciencia de grupo, lo que diferencia a la Nueva Ola de otros nuevos cines, como el alemán o el polaco; es más, se consideraban una gran familia: “en una película de Chabrol aparece Rohmer en los créditos, o al revés; o en una de Truffaut aparece Godard”. Usón define a la Nouvelle Vague, por tanto, según un criterio generacional, pero también formal: otros directores coetáneos, como Étaix o Schoendoerffer, bajo ningún concepto pueden considerarse integrantes del grupo.

Nouvelle Vague: la ola que no cesa también menciona o estudia brevemente a otros directores relacionados con ella hoy en día olvidados, como Brabant o Astruc. Y, por supuesto, inevitablemente menciona a aquellos cineastas que fueron modelos para los franceses, entre los que Usón sitúa a Hitchcock como el número uno por sus abundantísimas influencias, especialmente por Vértigo, pero también recuerda a otros como Howard Hawks, Fritz Lang, Nicholas Ray, etc. Añade que hay que agradecer a los integrantes de Cahiers que defendieran nombres no siempre valorados en lo que merecían en su época y, sobre todo, que comenzaran a valorar el cine, como el arte que es, por la forma y no por el guion literario: por eso que ellos llamaron puesta en escena. Esta constatación le trae a Usón de vuelta al presente para denunciar que la calidad crítica ha retrocedido y que “sorprendentemente, se cuestiona más la esencia del cine como arte ¡¡que en los propios orígenes del medio!!”

Fernando Usón
Al final de la escapada

En este punto nos detuvimos especialmente en una apreciación que aparecía en el libro y que consideramos oportuno discutir, ya que el autor aseveraba que “el objetivo del artista es iluminar el alma humana, y eso no tiene nada que ver con la política”. Para Usón la ideología ha sido la responsable de las grandes desdichas históricas del siglo XX (menciona los genocidios perpetrados por nazis y comunistas), aunque eso no impide que haya películas como El acorazado Potemkin, donde la política no es óbice para que se alcance una gran calidad artística…; lo que, sin embargo, no siempre consiguió Godard, sí en su obra maestra Elogio del amor, pero no, ni de lejos, en sus panfletarias películas con el grupo Dziga Vertov. Con todo, Usón insiste en que no todos los autores de la Nouvelle Vague rodaron cine político, sí Godard, Varda o Marker, pero nunca o casi nunca Rohmer, Rivette, Demy o Truffaut; y recuerda al respecto que, de hecho, a algunos de estos autores se les reprochó en su momento no tener compromiso político.

Fernando Usón
Fotograma de película de Rohmer

Aunque para Usón las dos mayores obras maestras del movimiento se deben a Alain Resnais, en concreto, El año pasado en Marienbad y Te amo te amo, la esencia de la Nouvelle Vague es Godard, “la locomotora creativa de la Nueva Ola”, y esta es una de las razones por las cuales le dedica un capítulo para él solo. Las otras son su calidad de puente de unión entre los más apasionados miembros de Cahiers y los más austeros e intelectuales integrantes de la Rive Gauche, así como su capacidad para renovarse (casi) siempre y estar “en la punta de lanza” de las posibilidades del cine, en contraposición con otros colegas  que, o bien acabaron haciendo el mismo tipo de cine, como Rohmer, o bien se comercializaron abiertamente, como Malle o Demy.

La conversación continuó durante un buen rato, retomando su libro y alejándonos de él según fluían nuestros pareceres o ideas respecto a un medio que nos colma como pocas cosas. Y, como todo lo bueno, tuvimos la oportunidad de conseguir un epílogo cuando Fernando Usón presentó el seis de febrero en la Filmoteca de Zaragoza el libro objeto de esta entrevista, Nouvelle Vague: la ola que no cesa, comentando algunos aspectos esenciales de Al final de la escapada, tales como su ánimo lúdico, su discurso sobre las máscaras sociales o los jumping cuts en el montaje. El encuentro se saldó además con otra gran noticia: el anuncio de un nuevo libro titulado Fritz Lang, la telaraña del destino, que ya está a la venta y que, por supuesto, recomendamos con la misma energía que la obra sobre el movimiento francés.


Aquí os dejamos anteriores entradas de los autores de la sección ‘Delitos y cine’:

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