Las reinas del deporte rey
Texto: Marta Cebrián//
Se respira tensión entre las pocas personas que divisan el campo desde la grada un tres de marzo decisivo para llegar al play off. Sentada entre la pequeña masa de espectadores que asistió al duelo, me pregunto: ¿Dónde está la afición que debería teñir de júbilo las gradas? ¿Dónde están los medios de comunicación? Suena el pitido final y, con el marcador 0-2, el equipo zaragozano femenino se retira de la pista apesadumbrado. El calor del hogar no fue suficiente para que el Zaragoza Club de Fútbol Femenino -Zaragoza CFF- consiguiera los puntos necesarios en el Enrique Porta y derrotara al Alavés en esta difícil temporada. Otro año más en Segunda División, otro lapso más entre la sombra y el resplandor.
Las mujeres en el deporte siempre han tenido que enfrentarse a grandes obstáculos para desarrollar sus carreras y luchar por el reconocimiento de sus capacidades y éxitos, además de la precariedad salarial. El denominado deporte rey en España -y en la mayor parte del mundo- no es la excepción que confirma la regla sino la norma. En las últimas décadas, se han abierto las mentes y los estadios para que las mujeres estén en el campo en las mismas condiciones que los hombres, pero aún queda mucho camino por recorrer.
Dos de sesenta es una cifra que duele. La revista Forbes publicó en 2020 la lista anual con los sesenta deportistas mejor pagados a nivel mundial y, sorpresa, el 98% de los nombres que figuraban eran de hombres. La diferencia entre ambos sexos en un mismo deporte es abismal: la publicidad, los auspicios, el tratamiento de los programas deportivos, los premios otorgados y la efusión que desata un país entero cuando hombres o mujeres ganan o pierden. El grito de gol lleva otra entonación dependiendo de si el balón lo manejan pies de rey o de reina.
Que el fútbol femenino no vende es la excusa perfecta y la frase titular de aquellos que consideran que las mujeres no producen dinero. El público está ahí, pero no puede ver lo que no se le muestra. Si dentro del zapping no hay elección ni tampoco en los estadios que pisan las jugadoras, es como si no existiera. Entonces, se puede dudar de si el fútbol femenino no vende o, más bien, no interesa que venda. Mal asunto acontece cuando son las grandes empresas las que deciden qué debe interesar y dónde debe estar el foco de atención.
La imagen del binomio inseparable de estrella de deporte y coche de lujo, de menos de 30 años de media y con millones en los bolsillos, lleva por descontado el rostro de un hombre. Mireia Belmonte, la mejor nadadora española de la historia, ya lo dijo: «Importa más el color de pelo de Sergio Ramos que mi récord del mundo». Como dirían en Chile, se debería “emparejar la cancha” –igualar las posibilidades de todos- y dejar que el juego hable por sí solo, independientemente de quién lleve el balón. Ya es hora de que las mujeres tengan la posición de reinas en el deporte rey. El fútbol femenino quiere evolucionar, pero para eso le tienen que dejar.