No hay destino (no fate)

Dani Calavera//

Blade Runner 2049 ha estrenado tráiler. Ridley Scott en la producción y el prometedor Denis Villeneuve en la dirección nos van a hacer regresar a uno de los cuadros magnos de la ciencia ficción. Será en octubre de 2017 cuando sepamos si esta nueva incursión en los sintetizadores de Vangelis llega a buen puerto y pasa a formar parte de la galaxia atemporal de un género cinematográfico tan difícil e infinito como el más complicado de los relojes de arena. Porque ya está todo escrito, pero quizás aún quede arena por imaginar entre las ruinas de las civilizaciones futuras.

En este artículo os proponemos un viaje en el que nos cruzaremos con prácticamente todos los marcos que nos ofrece el género de la ciencia ficción. Un viaje en el que el tiempo será una cuestión de perspectiva. Un viaje que intentará dar luz a lo que el film de Villeneuve se enfrenta. ¿Está todo escrito?, ¿pueden los creadores de destinos seguir innovando en este género? Iremos en orden cinematográfico, violando totalmente el orden del tiempo al que estamos acostumbrados. ¿Preparados para el viaje? Armaos de ficción, será necesario.

*Música recomendada para leer este artículo: In the year 2525 de Zager and Evans (1969)

En la primera mitad de los años noventa se evitó el juicio final. Con una iluminación cálida, rodeados por el desierto y vestidos con ropas oscuras, un adolescente y su guardaespaldas —una máquina diseñada para matar— discuten una reflexión que asusta en un principio, pero que luego reconforta. Es una reflexión que hemos oído y leído mil millones de veces.  Pero en el entorno adecuado cobra más fuerza y nos parece tan necesaria como la primera vez que la escuchamos: “No hay destino… Sólo existe el que nosotros hacemos. Mi madre decía eso”.

Esas son las palabras que pronuncia John Connor al leer lo que su madre Sarah ha grabado con su cuchillo en una mesa de madera. Esas son las palabras que el futuro líder de la resistencia contra las máquinas le dice a su protector, un incorruptible y pasivo a las emociones T-800, que sólo escucha y asimila fríamente. Esto tiene lugar en Terminator 2 de James Cameron. Es el año 1991.

Más adelante en el tiempo, año 2001. En el interior de una nave enclavada en la búsqueda del significado infinito del universo, un astronauta intenta desconectar a una computadora que ha tomado conciencia de sí misma. Un ente tan frío y lógico como cualquier ordenador pero con la habilidad suficiente como para mover a placer todo lo que esté a su alcance. Pero, si toma conciencia de sí misma ya no se trata de desconectarla, se trata de matarla. Matar a la máquina, matar al pensamiento frío y lógico: “Amo demasiado a esta máquina para permitir que usted le haga daño”.

Esas son las palabras que Hal-9000 le espeta, amenazante, al astronauta que intenta desconectarlo, matarlo, destruirlo. Él es un ente, piensa; él no es la máquina. Esto tiene lugar en 2001, Una odisea en el espacio de Stanley Kubrick. Es el año 1968.

Blade RunnerMás adelante en el tiempo, noviembre de 2019. Un agente que se dedica a limpiar las calles de replicantes que suponen una amenaza para la sociedad de Los Ángeles es salvado de la muerte por el ser inhumano que ha intentado acabar con él. Este ser se ha dado cuenta de que la vida es demasiado importante, que toda vida es necesaria, que toda vida merece ser salvada. Este ser, este replicante salvaje, ha visto cosas en su corta vida que nosotros no creeríamos… Pero son las cosas y experiencias que sus ojos han visto y sus emociones han vivido, así que las comparte con su cazador tras salvarlo, porque son importantes. Porque forman parte de su corto, inhumano y próximamente muerto corazón: “Todos esos recuerdos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia… Es hora de morir”.

Esas son las palabras que el replicante le dice a su cazador. Ocurre en ese momento;  ni más allá de nuestras retinas, ni más allá de los márgenes de la pantalla, ni más allá de la escena en la que tiene lugar esa epifanía. No existe nada más; sólo ese momento. Esto tiene lugar en Blade Runner de Ridley Scott. Es el año 1982.

Más adelante en el tiempo, mitad del siglo XXI. Un padre viaja a través de un agujero de gusano en busca de otros planetas donde pueda haber vida para salvar a la gente de la Tierra, donde la vida dentro de poco será inviable. El padre descubre un nuevo plano dimensional donde, a través del tiempo y del espacio, puede ponerse en contacto con su hija en el pasado y salvar así a la humanidad dándole a ella, y solo a ella, la solución para viajar a través de su tiempo y de su espacio a otros momentos donde la vida podrá ser posible: “El amor es lo único que somos capaces de percibir que trasciende las dimensiones del tiempo y del espacio”.

Esas son las palabras que una científica le dice al padre de la niña que salvará al mundo; un padre que durante mil años —o sólo mil segundos— quedará atrapado en una cuarta dimensión que nosotros mismos, dentro de miles de años, pondremos ahí para que nuestro pasado afronte el presente y pueda tener un futuro. Esto tiene lugar en Interstellar, de Christopher Nolan. Es el año 2014.

Más adelante en el tiempo, finales del siglo XXI. Un ente de inteligencia artificial con el aspecto de un niño pequeño escucha un relato que cuenta la historia de un muñeco de madera que consigue hacerse real gracias a los poderes mágicos y a la bondad de un hada. El ente cree que también puede transformarse en un niño de verdad y por ello, buscar al hada azul se convertirá en su prioridad, haciendo frente a los males del mundo que le ha tocado vivir: “¡No, no me queméis!, ¡No soy de madera, no soy Pinocho! ¡Soy un niño de verdad!”.

Esas son las palabras que grita el ente a los humanos que quieren acabar con todo lo artificial, con todo lo que, según ellos, no es capaz de sentir emociones. Con ayuda de otra inteligencia artificial menor, hallará su camino y descubrirá una verdad que no aceptará, cayendo en un sueño perpetuo del que no querrá ni necesitará despertar. Esto tiene lugar en Inteligencia Artificial de Steven Spielberg. Es el año 2001.

Inteligencia Artificial

Más adelante en el tiempo, año 2800. Un robot que se dedica a almacenar basura en un planeta Tierra desolado en el que está completamente solo, se enamora de otro robot, un modelo explorador al que sigue hasta una estación espacial donde la raza humana vive lejos de la contaminación de su antiguo planeta, totalmente atolondrados en sillones que se mueven por ellos: “Yo no quiero sobrevivir, ¡Quiero vivir!”.

Wall-E

Esas son las palabras que el capitán de la nave le grita al piloto automático, el cual se niega a permitir que la raza humana vuelva a la Tierra porque, al igual que Hal-9000, debe protegerlos de ellos mismos y, si es preciso, proteger la evolución lógica de los humanos, sus creadores. Esto tiene lugar en Wall-E de Andrew Stanton. Es el año 2008.

Hace ya noventa años

Fritz Lang imaginó su Metrópolis en el año 1927, enmarcando su distopía futurista en el año 2000. Hace casi noventa años de aquello. Robert Zemeckis y Steven Spielberg imaginaron que en el año 2015 se podría volar en aeropatín, lo imaginaron en 1989. Hace casi dos décadas de aquello. Francois Truffaut, a través de la novela homónima de Ray Bradbury, imaginó los grados a los que el conocimiento ardería en beneficio de la sublimación social en el año 2010, en Farenheit 451. Lo imaginó en el año 1966. Hace medio siglo de aquello.                                       

Mary Shelley escribió Frankenstein o el moderno prometeo en 1818. Hace casi doscientos años de aquello. Causa y efecto, Alex Garland imaginó Ex Machina en el año 2015. Ciento noventa y siete años y mil versiones distintas las separan.

La novela de Shelley abría en su primera página con la idea primitiva que, quizás, el hombre podría decirle a la creación a la cara el día en que todo acabe. El día que lo creado destruya a su creador, una idea plasmada en una frase sustraída de La divina comedia de Dante:

¿Acaso te he pedido, hacedor, que de esta arcilla me hicieses hombre?

¿Acaso te he pedido que me alzases de entre las sombras?

Todo está imaginado y escrito, o eso dicen… Ya no queda nada más. Chaplin imaginó una maquinaria industrial monstruosa y esclavista hace casi un siglo. Ingmar Bergman plasmó como nadie lo ha hecho el fin del mundo en El séptimo sello, un film enmarcado en la edad media, cuando la gente del mundo entero creía que con la peste había llegado el apocalipsis, mientras un cruzado jugaba al ajedrez con la muerte. En Esfera, infravalorado film basado en una novela de Michael Crichton de los noventa, el personaje del matemático aseguraba que, a través de una lógica deductiva, si se está viviendo un hecho futuro en el presente, significa que no habrá nadie para contarlo porque está pasando en ese momento y ellos no darán conocimiento del mismo a futuras generaciones. Por lo tanto, los individuos que vivan una experiencia futura en un presente, morirán y no lo contarán para que vuelva a suceder… a no ser que tengan el poder para olvidarlo.   

De modo que olvidad este artículo. Tened en cuenta únicamente esto: arte, literatura, poesía, ciencia, interpretación, estudio, imaginación… cine. Las ideas se plasman en papel escrito y son llevadas a cabo a través de la realidad que pisamos o a través de la ficción con la que volamos.

Ahora mismo, en este año o el siguiente, una persona está imaginando o escribiendo algo, algo que enmarcará una realidad posible o plausible en una obra de ficción o quizás en una posible futura realidad. Según muchos, todo está escrito. Pero si fuimos y somos capaces de imaginar, entonces aún nos queda mucho por escribir, descubrir, filmar y contar. Porque no hay destino en nuestra imaginación, sólo el que nosotros creamos.

Autor:

Sandra Lario foto Sandra lario nombre

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Crítico de cine en ZTV y Heraldo.es. Creador, presentador y realizador del programa más extra-elegante de cine: «Unas cuantas Pelis». ¿Lo único que importa? Cine, música, escribir, mucho café, cine y música. Apasionado de la música y el cine tanto escrito como realizado, rodado y proyectado. Emocional y moralmente incapaz de escoger un género ¡Todos son buenos mientras sea buen cine!

Twitter Blanca Uson


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