No soy yo, son los pantalones
Sofía Garicano//
Tallas cada vez más pequeñas, mujeres cada vez más acomplejadas. Esa es la herencia del siglo XXI
Cada vez que veo ese afán de las firmas de ropa por reivindicar las curvas – la última tendencia es lanzar a la cima a modelos de tallas grandes como Robyn Lawley- me entra la risa floja. ¿De verdad nos están intentando hacer creer que todas las tallas tienen un hueco en el mundo de la moda? Mientras nosotras luchamos en el probador de las tiendas para intentar entrar en una 38 que hace unos meses nos quedaba al dedillo, algún diseñador malvado se dedica a diseñar patrones cada vez más pequeños en su taller de costura. ¿Las consecuencias? Mujeres que se sienten mal con su cuerpo y que intentan por todos los medios eliminar esos kilos “de más” que la industria de la moda les ha dado.
El problema viene cuando la delgada línea entre sentirse bien con uno mismo y la obsesión con el aspecto personal se desdibuja. Las redes sociales –Instagram aquí es la reina indiscutible- están plagadas de cuentas personales que reflejan un estilo de vida healthy. Miles de personas deciden mostrar día a día su plato de pollo a la plancha y su té verde para dar a conocer al mundo su lucha personal por tener un cuerpo 10. Pollo, o selfies en el espejo del gimnasio metiendo tripa y sacando culo, el repertorio no da para mucho más. Con fotos de su antes y después te invitan a que entres en ese mundo enloquecido de dietas y entrenamientos imposibles. Porque, querida seguidora de Instagram, entrar en ese mundo implica también entrar en tus viejos pantalones.
Las directrices que marcan las nuevas tendencias tampoco ayudan. El boom de los crop top va acompañado de la obsesión por conseguir un vientre plano. Los sujetadores lenceros sin forma, sin aros, abarrotan las tiendas para cubrir únicamente pechos pequeños. Hace unos pocos años, tener un escote de infarto estaba a la orden del día. Lo único que podías comprar eran sujetadores descomunales con rellenos más mullidos que una almohada de visco látex. Hoy por hoy, es casi más fácil conseguir empleo que encontrar una copa C.
El caso extremo se da en firmas como Brandy Mellville y Subdued. Dentro de sus tiendas reina un cuidado interiorismo y una marcada atmósfera California Dream que te hacen babear desde el escaparate. Sin embargo, cuando empiezas a mirar la ropa, tu percepción cambia. La mayor parte de las prendas de Brandy Melville -básicamente todas menos los vaqueros- son one size. TALLA ÚNICA. ¿A qué genio del marketing se le ocurrió pensar que era una buena idea englobar todos los cuerpos de mujer bajo un mismo tallaje? En cuanto a Subdued, apostaría los treinta euros que tengo en mi cuenta suiza a que mi sobrina de cuatro años no entraría en su talla S. Lo único que la mayoría de las mortales podemos ponernos de esa tienda, sin aspirar a parecer un filete de lomo envasado al vacío, son unos pendientes.
Pero no todo son tallas diminutas solo aptas para preadolescentes. En la otra cara de la moneda encontramos iniciativas como el lanzamiento de Violeta by Mango, una línea de prendas desde la 40 a la 52 con un “patronaje especial”. ¿Piensan realmente que una mujer va a sentirse mejor si tiene que ir a la parte de tallas grandes para encontrar una prenda que se ajuste a su cuerpo? Los señores de Mango debieron hacerlo con toda la buena intención del mundo –la buena intención de llenar sus arcas, claro- pero lo cierto es que el tiro les salió por la culata. Las mujeres pedimos tallas normales, no diseños especiales. Anótenselo.
La moda es un terreno cruel y despiadado. Nunca se es lo suficientemente guapo, lo suficientemente alto, lo suficientemente delgado. Hace unos días, entré con mi prima en una tienda que ni merece ser mencionada. Cuando una de las dependientas la vio ojeando una pila de camisetas, se acercó y le dijo al más puro estilo Pretty Woman: “Señorita, creo que aquí no hay nada para usted”. A mi prima, avergonzada, le faltó tiempo para poner su cuerpo de la talla 42 fuera del comercio. Ese hecho me cabreó. ¿Quiénes se creen que son ustedes, diseñadores del mundo, para hacer sentirse mal a alguien por empeñarse en hacer prendas cada vez más pequeñas? ¿Por no seguir sus absurdos cánones de belleza?
Para combatir este problema, el pasado mes de julio, muchas chicas que fueron de rebajas en Zaragoza, se encontraron una sorpresa en forma de pegatinas en las etiquetas de la ropa. Mensajes como “Eres más que una talla”, “Tu cuerpo es real, los estereotipos no” o “Se venden complejos” adornaban las prendas de estas tiendas que se empeñan en decirnos qué talla tenemos que llevar. Las responsables de esta iniciativa fueron las activistas de Feminismo Unizar y Asamblea Feminista que, esquivando a las dependientas, habían realizado una campaña tan simple como efectiva. La llamaron #RebajandoComplejos. ¿El objetivo? Criticar un sistema que impone cánones de belleza irreales, un sistema que hace que las mujeres se sientan mal dentro de su propia piel. Reivindicar que todos los cuerpos son reales, desde la talla 34 hasta la 60. Y, de paso, transmitirles a las chicas que esa tarde iban a probarse unos pantalones que no les cabían, que no estaban solas.
La tiranía de las tallas es un hecho. Yo, la combato comiendo lo que me da la gana. De todas formas, siempre habrá un pantalón malintencionado que te amargue el día. Que no me falte nunca chocolate para endulzarlo.
Reblogueó esto en Rodolfo Pinone, todo un perillány comentado:
La tiranía de los pantalones.
Siempre tachando las tallas pequeñas, pero somo muchas las mujeres que medimos metro y medio, eso implica que si somos delgadas tenemos una 32, si no existieran estas tallas tan pequeñas yo tendría que vestirme con ropa de niñas, que ya lo he intentado, y no favorece para nada a una persona de 25 años. Y en tema de tallas de sujetador, apenas encuentro mi talla de lo plana que soy, así que tengo aún más problemas porque pocos fabrican mi talla. Tanto quejaros pero nunca os ponéis en el lugar de la gente que lo compra porque son así, no porque quieran ser delgadas.
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Es verdad debemos contemplar que hay mujeres de todo tipo y tamaño por lo que no esta bien eliminar ninguna talla, pero peor aun es a complejar a las mujeres con estereotipos, no por ser muy delgada o gorda se es perfecta, simplemente normales, pero en el momento en que vas a una tienda y resulta que de la noche a la mañana subiste 2 tallas, a cualquier mujer por muy segura de si misma que sea, esto la pondrá mínimo de malas.
Les cuento que por fin tuve un poco de dinero para darme ciertos gustos y según yo había perdido unos kilitos puesto que mis pantalones algo gastados talla 11 me empezaron a quedar flojos, decidí invertir una buena cantidad en pantalones nuevos, así que muy feliz me dirigí a las tiendas dispuesta a gastar como loca y desquitar lo que me costó ganar ese dinero, después de medirme mínimo 10 pantalones resulta que muy contrario a bajar de peso, aumente 2 tallas, con trabajos me pude cerrar una talla 13, salí de la tienda con solo un pantalon y me sentí muy deprimida, arruinaron mi día de compras….. Quería llorar y cuando llegue a casa medí el pantalón talla 13 con uno de los que tengo en casa talla 11 para mi sorpresa, era más pequeño el pantalón nuevo….
No se vale el trauma que generan en las mujeres, tenemos cuerpos diferentes y es denigrante que a base de traumas nos quieran estandarizar de esa manera….. Y muy contrario a ganar, estan perdiendo… Mi intención era comprar mínimo 4 o 5 pantalones, solo compre uno porque en verdad lo necesitaba. No creo que convenga a nadie eso.