Cuando una foto es un lugar
Texto: Dani Calavera. Fotografías: Exposición Múltiples Miradas//
Hoy termina la segunda edición de la exposición fotográfica Múltiples Miradas, una muestra colectiva de fotografía impulsada por el colectivo Trifotóclope. Todos los asistentes han podido disfrutar de las instantáneas seleccionadas para la exposición, que muestran -a su manera- un lugar conocido y querido por todos los zaragozanos, el Quiosco de la Música del Parque Grande José Antonio Labordeta. Y para los que no han asistido, aqui viene un pequeño resumen gráfico.
“El objetivo era que todos tomáramos una foto del lugar elegido y así poder ver la variedad de ideas y maneras de ver de cada fotógrafo. Todos tenemos una manera diferente de ver las cosas y eso es lo que queremos compartir”, explica una de las participantes, Yessenia del Socorro, ciudadana nicaragüense afincada en Zaragoza desde hace 7 años. Su fotografía se titula Un Postro pergli amanti -Un lugar para enamorados-. El objetivo es que todos tomáramos una foto del lugar elegido y así poder ver la variedad de ideas y maneras de ver de cada fotógrafo”.
Concha Ramos Sánchez titula a su visión Habrá un día en que todos y en ella evoca la figura del hombre al que el parque da nombre. “Quería relacionar el Quiosco que está en el Parque José Antonio Labordeta con la lucha por la libertad que caracterizó la biografía de este gran hombre que da nombre al parque. En eso me basé para seleccionar, editar, ponerle título y, finalmente, presentar la fotografía”.
Otra participante, Gema V. Monahan, va directa al grano y al corazón del espectador. “Mi visión del Quiosco refleja la alegría de vivir. Bajo el sol o bajo la lluvia, la música sigue sonando…”.
Mck Manus, artista de nuestra ciudad, propone un enfoque cinematográfico a la propuesta de Trifotóclope con su fotografía. “Con ella pretendo contar la visión poética de una historia que podría suceder en ese lugar: Una pareja decide danzar en un lugar mágico. También pretendo abrir un espacio a la memoria del espectador para que él imagine la música más adecuada y forme parte de sus recuerdos, en un juego de interacción temática”.
Otra participante, Arancha Fernández, da un paso más en sus intenciones al ligar su fotografía con la historia del propio Quiosco: “El quiosco itinerante, se le podría denominar. No sé si algún otro monumento de la ciudad se ha cambiado más de sitio. Me puse a buscar fotos de la Zaragoza antigua en donde estuviese reflejado en estos emplazamientos, desconocidos para la mayoría de nosotros. Y encontré varias fotos. Iba a hacer dos foto-composiciones jugando con dos de ellas, pero decidí centrarme sólo en una. Además, es la que más me atrajo, por los personajes que salían en ella. Así que decidí volver a colocar el Quiosco de la música en el mismo emplazamiento donde estaba en 1910, pero solapando la actual Zaragoza y el actual Quiosco con esa foto antigua del Paseo de la Independencia y sus paseantes”.
Lo mismo le ocurre a Juan Antonio Molina, que ha seguido una estrategia similar investigando las ubicaciones que ha tenido el Quiosco a lo largo de los años. “Fue al leer la historia del Quiosco de la Música, y en concreto sus cambios de ubicación, lo que me inspiró para hacer el collage fotográfico que presento en esta exposición. Leí varios artículos sobre la compra y traslado a América, piedra por piedra, de un monasterio segoviano por parte del magnate William Randolph Hearst (Ciudadano Kane) y pensé, por un momento, qué nos encontraríamos si Hearst hubiera comprado el Quiosco de la Música, ordenado su desmontaje, posterior traslado y reconstrucción en su finca americana. Por alguna extraña razón, el quiosco embalado en 150 cajas de madera permanecía olvidado en un almacén del puerto de Nueva York durante cuarenta años hasta que en unas obras de demolición descubrían las cajas. Los planos se habrían extraviado y unos arquitectos con mentalidad infantil y algo de imaginación intentarían ponerlo en pie al otro lado del Atlántico, realizando antes unos bocetos, uno de los cuales inspira mi collage”.
“La intención de ésta fotografía es hacer ver el kiosco como una gran antena transmisora, desde la que se irradia ondas con la música interpretada en su interior”, así describe su fotografía César Alejandre. “Mi fotografía está realizada con un punto de vista contrapicado y con cierta deformación en sus líneas producidas por el objetivo gran angular que he utilizado para darle más carácter a las columnas de hierro forjado. Con el procesado trato de acentuar la esencia del kiosco y darle ese aspecto atemporal que brinda el blanco y negro”.
En palabras de Trifotóclope
Myriam Thorn, María Romero Alvés y Verónica Andrés son las integrantes de Trifotóclope, las tres patas que mantienen en pie el trípode organizador de la muestra. En el caso de Myriam, su visión es la siguiente: “En la anterior Muestra intervine la fotografía de manera manual, con pintura tras la impresión de la misma. En esta ocasión he introducido otros materiales tratando de realizar una «foto-escultura». Esta idea me surgió visitando hace unos meses el Museo Pablo Gargallo de Zaragoza. Anteriormente no había prestado mucha atención a la escultura, sin embargo, Gargallo me impresionó mucho; su etapa surrealista me apasiona, y gracias a él he empezado a disfrutar de este arte. Me fascina de forma escultórica que se trata de una obra en 3D, que puedes mirar por delante, pero también por detrás… los costados… rodeas la obra para contemplarla en su plenitud. No así sucede con la fotografía que es un formato plano, en la que uno de los méritos, precisamente, es conseguir la fantasía del relieve utilizando muy bien la luz, los planos, etc.”. En esta ocasión, Myriam Thorn se ha arriesgado a salir de la técnica fotográfica en la búsqueda de ese relieve e incluso ha introducido sonido a su obra.
Para la siguiente componente y artista visual, María Romero Alves, su visión del Quiosco de la Música supuso todo un desafío: “Fue extraño el lugar. Tuve que ir más de tres veces, estar y sentir el lugar, porque no me resultaba sencillo. Es un lugar que cobra sentido con actividades ¡Y en sí como objeto es complicado porque es enorme!”.
Por su parte, Vero Andrés explica así su fotografía titulada Realidad Fragmentada: “Es una invitación al espectador a que se traslade al parque, a que piense en cómo ha sido tomada la fotografía. En ella se aprecian diferentes partes del Quiosco, detalles, elementos que ni siquiera sabemos ubicar en la imagen mental del quiosco que cada uno tenemos. La realidad para mi es subjetiva, cada individuo tiene la suya y cada cual la desordena, fragmenta y re-ordena como le da la gana”.
Autor:
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![]() Crítico de cine en ZTV y Heraldo.es. Creador, presentador y realizador del programa más extra-elegante de cine: «Unas cuantas Pelis». ¿Lo único que importa? Cine, música, escribir, mucho café, cine y música. Apasionado de la música y el cine tanto escrito como realizado, rodado y proyectado. Emocional y moralmente incapaz de escoger un género ¡Todos son buenos mientras sea buen cine!
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