Los mejores capitanes no tienen un Oscar
//Dani Calavera
El capitán del barco no es el único encargado de que este no zozobre pero, si lo hace, suele asumir la mayor parte de la culpa. Para que el barco llegue a buen puerto y navegue firme y seguro, depende de muchos otros: técnicos, directores de arte, actores, productores, guionistas… Sin embargo, cierto es que la figura del capitán -incluso si la travesía es accidentada, lo que a veces suma mayor triunfo al final del viaje como ocurrió en Apocalipse now– es la que mayor relevancia tiene a la hora de reconocer la labor de todo un equipo.
Y si un capitán es a la vez un autor, el reconocimiento se convierte en algo superlativo, un triunfo personal más allá de lo profesional. Por todos son sabidas algunas grandes injusticias en la historia de los premios de la academia, el fin del camino de la carrera de un film en el séptimo arte, los Oscar de Hollywood. Más allá de los correspondientes premios de cada país -Bafta, Goya, César…-, los Oscar representan el paraíso de los creadores cinematográficos. Excepto para los más outsiders, o eso dicen ellos.
Obviaremos grandes olvidados y nos centraremos en los mejores directores en activo que nunca han recibido un Oscar de la Academia. Porque los honoríficos no cuentan, aunque ahí están, y los específicos a un campo tampoco. El hecho de que apellidos como De Palma –¡Los intocables, por Dios!-, Stanley Kubrick (cualquiera), Hitchcock –Con la muerte en los talones, Psicossis, Rebeca…-, Hawks –La fiera de mi niña-, Welles -Ciudadano Kane- o Charles Chaplin -mira que se lo puso fácil a la Academia con Candilejas… fácil y claro- no tengan en su haber un Oscar al mejor director, es, sencillamente, una ofensa inenarrable y trágica hacia el arte, no el séptimo, sino el arte en general. Quizás dentro de 40 o 50 años las futuras generaciones digan lo mismo de estos cuantos genios de los que os voy a hablar. Y, como dijo Jack El destripador, vayamos por partes:
Michael Mann
No he elaborado la lista con ningún orden, pero si lo hubiese, Mann estaría en el primer puesto. El creador ochentero de Corrupción en Miami comenzó en el cine de forma contundente, sobre todo, con su segundo largometraje Manhunter (1986), la primera incursión del archiconocido asesino Hannibal Lecter en la pantalla, adaptando el texto de Thomas Harris años antes de que Jonathan Demme recibiese el Oscar por El silencio de los corderos -merecidísimo, por otra parte-. El cine de Mann se caracteriza por una calidad técnica superior en casi todos los campos al resto de sus compañeros, sobre todo en los géneros de la acción y el thriller. Por mucho que a veces se le vaya la mano con la narración o la duración de sus films, Mann es un cineasta dotado de un potentísimo ojo, que llena la pantalla con casi todos los planos que adornan sus arquitecturas. Porque eso es lo que hace, este hombre es todo un arquitecto audiovisual, además de ser un vanguardista en los recursos que un cineasta puede tener a su alcance.
-Sus mejores films, que debéis ver: Heat, Enemigos públicos, Collateral
– Debió ser nominado/premiado por: Heat, El último Mohicano
David Fincher
Que quede muy claro que soy un ferviente detractor de esa pedantería que nos tomó a todos por idiotas llamada Perdida, de hace bien poco, un mero ejercicio televisivo con un «aparente» buen acabado en el que Ben Affleck era lo único auténtico del conjunto… Manda narices. Pero debéis entenderlo: la veneración por mi parte -y por la de prácticamente todo el mundo- hacia David Fincher es tal, que no podía creerme lo que estaba viendo en su última película. Curtido en el mundo del videoclip y la publicidad -que en sus inicios se notaba, y mucho, para bien- este hombre vale su peso en oro. Capaz de dar veracidad al texto más inverosímil o a primeras sin ningún atractivo comercial, y capaz también de imprimir la atmósfera adecuada a cada una de sus escenas, bien apoyadas por la fotografía, la música o las interpretaciones -y en la mayoría de casos, por todas ellas-, sus films forman parte ya de la historia del género del thriller.
– Sus mejores films, que debéis ver: Zodiac, El club de la lucha
– Debió ser nominado/premiado por: Seven, Zodiac
Wes Anderson
Conseguir ser un autor con sello propio es seguramente la empresa más difícil a la que un artista puede enfrentarse; a veces sale bien y otras mal. Anderson lo ha conseguido gracias a sus cuentos hechos cine, tan alegres como agridulces, tan dramáticos como hermosamente extraños y tan corales como planificados al dedillo. Su estética ha formado ya un buen puñado de fans en todo el mundo y cada año que pasa va a mejor. Decir que El gran hotel Budapest es una de las mejores películas de las dos -o tres incluso- últimas décadas, es quedarse corto… y mucho ojo con lo que acabo de decir.
– Sus mejores films, que debéis ver: Los tenenbaums, Life aquatic, Moonrise Kingdom
– Debió ser premiado por: Su obra maestra, El gran hotel Budapest
George Miller
No voy a tener en cuenta su Oscar a mejor película de animación por Happy Feet, este hombre merece mucho más. No pude evitar cabrearme al ver al ego de Iñárritu subir a por un segundo Oscar por El Renacido este año pasado. El mejicano bien merece reconocimiento, es muy bueno… Pero este año, George Miller le daba mil vueltas, revoluciones, porque su Mad Max: Fury Road escondía mucho más que un “simple” ejercicio de acción -que de simple no tenía nada-. Fue un brutal puñetazo en la mesa dejando claro quién sabe y quién no, además de muchas otras cosas. Podría haber sido la gran oportunidad de homenajear a un hombre que revolucionó el género en los 80 y se atrevió con muchos más en los 90. Una auténtica vergüenza de la que no soy el único manifestante.
-Sus mejores films, que debéis ver: Mad Max 2, Las brujas de Eastwick, El aceite de la vida
-Debió ser premiado por: Mad Max. Fury Road
Peter Weir
¿Os suena? A muy pocos les suena el nombre de este gran director de cine. El responsable de una de las mejores películas de los 90, El show de Truman, es también un gran narrador y un todoterreno en lo que a entretener al público con un espectáculo de calidad se refiere. ¿Queréis un ejemplo? El club de los poetas muertos y casi no hace falta decir nada más. Ya quisiera el James Cameron del nuevo milenio tener la mitad de imaginación tras la cámara que Weir… O que el mismo Cameron en los noventa.
– Sus mejores films, que debéis ver: Matrimonio de conveniencia, Master and Commander
– Debió ser premiado por: El show de Truman
Curtis Hanson
Un tipo esquemático que es capaz de los más grandes logros académicos y de ser alabado por la crítica… y, sin embargo, ignorado en los reconocimientos. Este director sí que realmente se ha atrevido con todo -o casi todo-. ¿Quién más podría haber hecho algo bueno de una aparentemente sencilla película autobiográfica sobre el rapero Eminem? Si no, no digáis que la reciente y alabada Straight outta compton no bebió de ella, y no sólo en su temática. Resucitó el cine negro clásico con L.A. Confidential y ya lleva varias décadas haciendo que su equipo destaque, y de qué forma.
– Sus mejores films, que debéis ver: La mano que mece la cuna, 8 millas, En sus zapatos
– Debió ser premiado por: L.A. Confidential
Paul Thomas Anderson
Su nombre es la razón por la que cierra la lista. Ni me voy a molestar en decir más motivos, es Paul Thomas Anderson.
– Sus mejores films, que debéis ver: Boogie Nights, Magnolia, Puro vicio
– Debió ser premiado/nominado por: Puro vicio, Pozos de ambición
Mención especial con anécdota incluida: David Lynch y Robert Altman

En el año 2001 competían estos dos grandes por la estatuilla de mejor director. Cuando llegó el momento y se dio a conocer que Ron Howard fue el galardonado por Una mente maravillosa, no fue Howard el único que se levantó de su asiento. Lynch también lo hizo, pero para ir directo hacia Altman y estrecharle la mano mientras ambos reían. Supongo que se dirían algo así como “qué le vamos a hacer”. Altman competía con Gosford Park y Lynch con Mulholland Drive, de las dos mejores películas que parieron en sus vidas. Y ahora, comparadlas con Una mente maravillosa.
Peckinpah y sus Perros de paja y su Grupo salvaje, Tarantino y sus Malditos Bastardos, Burton con Ed Wood, Sweeney Todd y Eduardo Manostijeras, Edwards y el Desayuno con diamantes, Lubitsch con Ser o no ser, Donen revolucionando la comedia absurda en El mundo está loco, loco, loco, Aronofsky y su terrorífica y maravillosa Cisne negro o nuestro genio Luis García Berlanga haciendo alarde de valentía y saber hacer con El verdugo, La vaquilla y Plácido, que bien merecían esa mención de la que sí gozó Buñuel, aunque fuese representando a México como película extranjera con Ese oscuro objeto del deseo. Todos ellos son otros de muchos nombres que no han sido aún ni fueron cuando debieron, reconocidos con una estatuilla dorada ensalzando su mérito.
Pero claro, estamos hablando de una academia de cine que premió a Sandra Bullock como mejor actriz y no reconoció a Scorsese hasta hace bien poco. Si olvidamos el cine y nos centramos en el espectáculo, es una pena. Si sólo tenemos en cuenta el cine y revisamos de nuevo la lista… Entonces, parece casi una norma, salvo alguna excepción, que los maestros no sean reconocidos por el espectáculo, pero sí por nosotros, el público. Y, pensamiento reconfortante, así es como debe ser.
“-¿Crees que tienes posibilidades de ganar esta noche?
– Verás… somos artistas y no deberían hacernos competir como perros por un premio
– ¿Entonces por qué has venido?
– ¡Por si gano!”
In and Out, Frank Oz. 1997.
Autor:
![]() |
![]() Crítico de cine en ZTV y Heraldo.es. Creador, presentador y realizador del programa más extra-elegante de cine: «Unas cuantas Pelis». ¿Lo único que importa? Cine, música, escribir, mucho café, cine y música. Apasionado de la música y el cine tanto escrito como realizado, rodado y proyectado. Emocional y moralmente incapaz de escoger un género ¡Todos son buenos mientras sea buen cine!
|