La que no arde pero sí muere

Andrea Aragón//

Creo que es la serie favorita de muchos. Estuve viéndola durante meses, ¡meses!, porque me la recomendó una amiga. La fotografía es increíble y la mezcla de tramas –amorosas, familiares, personales– la enriquece y diferencia de otras. Tanto para que, al final, mi personaje favorito, que había tenido una de las mejores evoluciones, muera. La Madre de Dragones. La Rompedora de Cadenas. Daenerys Targaryen.

Ante el eterno debate entre películas y series, ¿qué es mejor?, ¿por qué?, yo lo tengo claro: me quedo con las películas. Hay gente maratoniana por naturaleza que siempre preferirá las ocho temporadas de Juego de Tronos, con sus setenta y tres capítulos totales (entre cincuenta y ochenta minutos cada uno). En cambio, otros recurrimos al cine clásico, a nuestro director predilecto o al elenco que más nos gusta. Joker, La La Land, Tenet o La forma del agua. Grandes piezas cinematográficas que impactan en sus dos horas de duración.

Queremos tener todo hecho para ayer. Por eso, muchas veces no podemos dedicar el tiempo necesario a una serie. Los capítulos cada vez duran más, los creadores suelen alargar la trama durante un par de temporadas –que a veces no aportan nada, como en Élite o La casa de papel–, los actores vienen y van en función de los otros trabajos en los que están metidos. Imagínate si, además, quieres verte todas las series del momento. Imposible. La película dura lo que dura –aunque las últimas producciones pasen o rocen las tres horas, como Avengers: Endgame–. Es un círculo: empieza y acaba en el momento. El espectador la amará u odiará nada más terminar, sin llevarse decepciones después de cuatro o cinco temporadas.

Juego de tronos vs Vengadores. Fuente: Pinterest
Juego de tronos vs Vengadores. Fuente: Pinterest

 Una buena película no tiene nada que envidiar a ninguna serie; es más, aquellas series consideradas como “obras maestras” se asemejan más a una buena película. La mencionada Juego de Tronos, Vikingos o The Wire brillan por asimilarse a las proyecciones en la gran pantalla. El cuento de la criada, por ejemplo, maravilla por su estética, donde los colores y la trama están más cuidados que en Sex Education y, por eso, al espectador le parece estar viendo una película. La fiebre aumenta cuando actores cinematográficos protagonizan algunas de las mejores series (como ocurre con Matthew McConaughey y Woody Harrelson en True Detective).

Lo siento, pero tengo una espinita clavada. Daenerys hizo cosas sorprendentes durante siete temporadas solo para volverse loca y terminar muerta. Prefiero que, si tienes que acabar con la vida de alguien, lo hagas del tirón. Prefiero asistir a su decadencia conforme avanza la cinta. Prefiero ver principio y final en una sola dosis. Prefiero las películas a las series.

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