Mr. Wonderful: Especialistas en la producción de infelicidad

Hugo Lorente//

“Habrá un día en el que no podamos más… y entonces… lo podremos todo”. Mr. Wonderful arrasó en el mercado mediante la difusión de este discurso positivista por medio de tazas de desayuno, material escolar y todo tipo de accesorios. El fenómeno fue tan exitoso que las redes sociales amanecían plagadas de mensajes alentadores que dividieron a los usuarios en dos grupos bien distinguidos: los que cayeron en la trampa y los que hicimos contorsionismo para esquivar una espantosa crueldad encubierta en aquellas frases coloreadas con tonos pastel. 

¿Qué ocurre cuando te conviertes en un adepto de la secta “lograrás todo lo que te propongas”? O todavía mejor, ¿qué ocurre cuando el regalo de Navidad de un niño es un artículo de su merchandising cubierto de purpurina? Cabe la posibilidad, la remota posibilidad, de que muchos de los niños que hayan recibido estos regalos algún día lleguen donde siempre han soñado. Sin embargo, no es una buena idea educar a los más jóvenes con el discurso de “serás quién quieras ser, llegarás donde quieras llegar”. El hecho de hacerles creer que su futuro dependerá solo de sus ganas de triunfar hará que el barco de su felicidad naufrague en la isla de la frustración, la impotencia y la insatisfacción. 

Íñigo Errejón, uno de los fundadores de Podemos que ahora milita en el partido político Más País, criticó duramente en una entrevista de la Cadena Ser este mensaje de positivismo extremo y meritocracia que se ha adueñado de una gran parte de la sociedad. «La vida no es así, no se tienen las cosas tocando un botón, y eso es una fuente de sufrimiento, sobre todo cuando a los chavales se les machaca con la cosa de que lo pueden hacer todo”.  
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El ascensor social está estropeado y la empresa de reparaciones no aparece

Las circunstancias actuales no suelen dar cabida a un ascenso social, todavía menos en el caso de que hayas nacido en una familia sin recursos. De hecho, las limitaciones van mucho más allá, es muy probable que ni siquiera llegues a trabajar desempeñando la profesión que has estudiado. La inspiradora redacción de Mr. Wonderful alienta a sus masas con un mensaje tan sencillo y vacío como: “Lo único imposible es aquello que no intentas”. ¿Qué puede generar entonces intentarlo y fracasar?

Leer entrelíneas nos conduce a la conclusión de que si fracasas, algo estarás haciendo mal. La culpa, el martirio y la presión por ser exitoso se incrementan. Creemos que si no estamos acompañados constantemente de una sonrisa o de una palabra bonita, es culpa nuestra. Sentimos vergüenza por sufrir, por no encontrar un motivo para ser felices, el malestar no está bien visto.

El positivismo extremista de Mr. Wonderful conlleva estas consecuencias. Sin embargo, tampoco es bueno que para combatirlo nos refugiemos en el otro extremo. No es malo ser positivo, creer en tus posibilidades y luchar por tus sueños. Afrontar la realidad desde una perspectiva optimista puede ser muy productivo para nuestro bienestar, pero muchas veces no basta con creer que todo va a ir bien. 

La psicóloga Ainhoa Plata recalcó el verdadero problema que supone la difusión de este discurso: “Si tenemos en cuenta su mensaje, todo está en la voluntad. Es decir, voluntad de pasar de estar bien a estar mal. Si eso fuera así de sencillo, nuestra profesión no existiría”. La transición hacia el bienestar es un proceso complejo y, en ocasiones, prolongado en el tiempo. “Hay que saber que no solo requiere voluntad, sino muchas otras habilidades que nos permiten luchar contra nuestras dificultades personales”.

La filosofía sonriente de Mr. Wonderful puede ocasionar problemas psicológicos graves

El optimismo se fomenta con tal exceso que en ocasiones se niega que las cosas puedan salir mal. Estar tan centrado en la ilusión de lo que queremos conseguir puede llevarnos a asumir riesgos completamente innecesarios. Flotar en la nube de humo creada por este discurso hace que los indicios de que algo no va bien sean invisibles, que no evaluemos correctamente nuestros proyectos y que desarrollemos una serie de expectativas contraproducentes. 

El exceso de optimismo es una venda en los ojos que puede ocultarnos la verdadera imagen de la realidad. La sensación de ser omnipotentes hace que nos olvidemos de que la mayoría de los factores que determinarán si una aventura es exitosa o no, no están en nuestra mano. Por eso, Mr. Wonderful, no podemos con todo lo que nos propongamos.

Por otro lado, intentar controlar todo lo que nos rodea y simular que la palabra ‘‘negativo’’ no aparece registrada en nuestro diccionario es imposible. La idea de que la solución a nuestros problemas aparecerá por arte de magia o pensar que todo va a ir sobre ruedas por creer en ello con todas nuestras fuerzas es errónea, es una percepción que únicamente conduce a la impotencia, es un cuento de hadas, una ilusión. 
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El discurso de Mr. Wonderful ha introducido en las mentes la necesidad de tener la certeza de que todo irá bien. Ahora, no siempre tenemos las respuestas a nuestras preguntas, o los problemas no tienen una solución que estemos dispuestos a llevar a cabo. Vivimos rodeados de incertidumbre, cuando seamos capaces de aceptarla, la angustia de no tener seguridad en la toma de decisiones desaparecerá. Según la psicóloga española Mamen Bueno: “un gran indicador de nuestra salud mental es nuestra capacidad de tolerar la incertidumbre”. 

Esta industria oferta productos con finalidades tan banales que han conseguido calar en el consumidor de una manera muy potente. Sentirte más joven y atractivo, conseguir el éxito en todo lo que te propongas… El problema está en que no se crean productos para ser una mejor persona, anteponer el bien común al bienestar propio, dejar de mentir… No se identifican las necesidades sociales, solo buscan el optimismo.

Ya no hay inversiones en el fomento del compromiso y del sacrificio. Mr. Wonderful no ha comercializado ningún estuche con la frase: “conseguirás todo lo que te propongas si te esfuerzas, te sacrificas y sobre todo, si tienes suerte”. Desde luego, no es comercial. El cliente abducido por la nave del positivismo prefiere seguir gastando su dinero en fantasías y espejismos.

Mr Wonderful no se da por satisfecho tan solo con vendernos la idea de que conseguiremos lo que queramos, también nos dice que lo haremos solos. El éxito, en casi todas sus formas, es una meta a la que no se llega sin ayuda. Necesitamos apoyo para lograr lo que queremos, y no solo apoyo económico, precisamos de personas que crean en nuestras capacidades y así nos lo hagan saber. 

Las tazas de desayuno tampoco nos enseñan a rodearnos de gente de verdad. Mamen Bueno afirma que “no se nos enseña a crear y fomentar redes de apoyo que cubran nuestras necesidades de contacto y nos sirvan de sostén ante las crisis más graves”. Las empresas como Mr Wonderful se sirven de ejemplos muy específicos, de triunfadores que han logrado lo que en nuestra sociedad está considerado como el éxito más puro: hacerse asquerosamente rico. Con esto, vuelven a taladrar nuestros cráneos con el “si lo deseas, puedes con ello”. 

Estas personas no han labrado su camino hasta la gloria sin la ayuda de nadie. Seguro que alguna vez te has enfrentado a la clásica conversación de barra de bar acerca de los garajes de los Estados Unidos. La máxima expresión de la idea tan fantasiosa como paradójica de la meritocracia. Los que hoy conocemos como los empresarios modelo del capitalismo construyeron grandes imperios de la nada. De hecho, la gran mayoría comenzaron su trayecto en el garaje de sus casas. Por supuesto, tenían el talento y las ideas tan necesarias como válidas para garantizarse el éxito, pero no estaban solos.

Bill Gates, el creador de Microsoft, es hijo de una empresaria norteamericana que no dudó en facilitarle tanto los contactos como los inversores necesarios para llevar a cabo su proyecto. Jeff Bezos, propietario de Amazon, comenzó con un crédito de doscientos mil euros cortesía de sus padres. Elon Musk se ha consagrado como la persona más rica del planeta. Su idea de empresa era un plan tan innovador como inteligente, pero, ¿qué sería de él si su padre no hubiera contribuido con la fortuna que acumuló en la explotación de minas de esmeraldas en Sudáfrica?

Tener talento es crucial, tener ideas innovadoras es importante, pero hay muchos otros factores que condicionan el resultado de tus proyectos. Aquel que fracasa no es porque valga menos, o sea más tonto, simplemente no cuenta con las mismas condiciones que el que ha conseguido triunfar.

El mensaje infundido por esta empresa no es acertado, puede conducirnos a una idea equivocada sobre el éxito y sobre el esfuerzo personal. De hecho, es peligroso sobre todo para los más pequeños, que sueñan con ser los mejores. Mr. Wonderful dice: “Sonríe a la vida y la vida te devolverá esa sonrisa”. En cierta medida, tienen razón. Hay que sonreír a la vida. Pero para no caer en la insatisfacción que supone el fracaso, debemos asumir que no siempre recibiremos la misma respuesta.

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