«Stranger things». El mundo necesitaba desesperadamente una gran banda de rock

Dani Calavera//

¿Alguna vez habéis estado en una conversación en la que no dejan de interrumpiros y, sin embargo, se está hablando de un tema que conocéis y controláis? Es una de las sensaciones más frustrantes que existen. ¿Tenéis la sensación de que el mundo lleva ya mucho tiempo viviendo sin ilusión? En una era en la que la mayor y más segura conexión –en el peor de los casos, la más real– que habéis tenido ha sido a través de una máquina… Si alguna vez os sentís así, tranquilos: no es el mundo, somos nosotros.

Os voy a pedir que reflexionéis sobre dos caminos que van a confluir en una misma idea: la unión emocional. El primer camino habla del protagonista de la película Midnight in Paris (2011), de Woody Allen; en ella, Owen Wilson es un nostálgico que defiende los años 20 como la época más maravillosa para vivir, pero el mensaje de la película es muy diferente: nuestra realidad es como nosotros queramos que sea.

El siguiente camino nació hace 16 años, en el 2000. En ese año surgió la canción de Gnarls Berkley, Crazy; un artículo en la Rolling Stone aseguraba que este tema había conseguido unirnos a todos…Y fue cierto. Raperos, rockeros, rumberos, clasistas, modernos, todos sucumbimos a su base y a su ritmo.

Pues bien; coged esas dos ideas, que se den la mano. «El mundo es como nosotros queramos verlo» y «algo que nos une a todos» y, ahora, hablemos de Stranger things con créditos a lo Carpenter y música con sintetizadores, porque nada suena mejor.

Lo que el cine lleva intentando los últimos 15 años –Super 8, Guardianes de la galaxia…– esta serie /álbum lo ha conseguido en 8 capítulos/canciones. Lleva mucho tiempo rondando una idea en mi cabeza: “el mundo necesita desesperadamente una gran banda de rock”. Cuán grata ha sido mi sorpresa al comprobar que esa banda ha llegado en forma de serie de televisión.

Cuando J.J. Abrahams estrenó El despertar de la fuerza hace menos de un año, tanto el avispado nuevo director como el aún más avispado viejo guionista Lawrence Kasdan dieron en la diana. Para gusto de muchos y disgusto de otros, copiaron acertadamente la estructura que hizo algo grande a La guerra de las galaxias hace casi cuarenta años y nos ofrecieron personajes nuevos en algo que no sólo conocían los fans, sino que hinchaba sus corazones sedientos de aventuras e ilusión.

Algo así es lo que han hecho los hermanos Duffer. Han cogido todo lo que saben que nos encanta ver y sentir y han puesto a personajes a los que conocemos de sobra en un entorno que ya habíamos visto antes… Pero, un momento… ¿Este álbum ya lo he oído, no? ¿Cómo puede ser que parezca algo nuevo? Un álbum compuesto de 8 canciones –capítulos/temazos– que provocan un subidón cada vez más grande conforme van pasando.

Ese sheriff es todo un Mcleane, esa madre está sufriendo todo un poltergeist, esos chicos son muy goonies, esa desaparición es muy Laura Palmer, esas bicis son muy E.T., ese villano –nada de monstruo, el monstruo es el mal; Mathew Modine lleva traje, pelo blanco y tiene esbirros, entre ellos una especialmente zorra… ÉL es el villano– es muy Gruber, muy Stephen King… como King, Matilda, E.T., Carrie es Once, Ce para siempre en el corazón de Mike, un Mike que es mucho más Marty Mcfly de lo que parece, acompañado de un Han Solo negro y un Chewbacca desdentado y gordito en busca de un amigo con chaleco rojo de guardacostas… ¿os suena el look del niño desaparecido?

Y entonces, en varios momentos del álbum –en la séptima canción, al principio por ejemplo durante la persecución en bici; o al final de la sexta canción en la escena del precipicio con los abusones– nos sentimos de nuevo como nos sentimos LA PRIMERA VEZ que Marty Mcfly dijo: «Cerdos, a ver si podéis alcanzarme» en el Delorean de Doc. O como cuando Elliot y sus amigos volaban sobre los agentes del Gobierno montados en bici, o como los Goonies al ver el barco de Willy el tuerto; o cuando Sloth se queda sujetando la piedra para que Gordi y los demás escapen –¿Hold the Door?–… O como cuando escuchamos por primera vez Welcome to the Jungle, Living on the edge, Freedom, Bohemian Rhapsody; o como quienes en los 70 vieron volar por primera vez a Superman y al Halcón Milenario.

stranger things

Primer camino: olvidad la nostalgia, sentid la ilusión del álbum. Segundo camino: este álbum está consiguiendo unirnos a todos. Hemos llegado al final. El mundo necesitaba desesperadamente una gran banda de rock, y aquí está. Tendrá muchos detractores –esos rateros que perseguían a los Goonies, el abogado que quiere fastidiar a Los Cazafantasmas…–, pero, para su disgusto, esta gran banda de rock era lo que el mundo necesitaba más que cualquier otra aplicación que aliena el alma sin alimentar la aventura de vivir algo auténtico, más que cualquier serie sobre seres sombríos y conspiranoicos, más que cualquier nuevo héroe o «canalla super guay» que pasa de las normas pero tiene un gran corazón.

Las aventuras de estos pequeños frikis, chicos solitarios, polis de pueblo y madre a la que nadie escucha tienen lugar en un pequeño pueblo rodeado de oscuros bosques y un lugar maligno entre los árboles –toda una logia negra–; detalles envueltos en la atmósfera amenazante, envolvente e inimitable, eso sí, de Twin Peaks.

Esta gran banda de rock llamada Stranger Things, ha venido para quedarse, está dando un concierto legendario que millones están escuchando y van a sacar nuevos álbumes con más canciones… Y, por favor, que no tarden.

Ahora, todos a comer gofres.

 Autor:

Sandra Lario foto Sandra lario nombre

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Crítico de cine en ZTV y Heraldo.es. Creador, presentador y realizador del programa más extra-elegante de cine: «Unas cuantas Pelis». ¿Lo único que importa? Cine, música, escribir, mucho café, cine y música. Apasionado de la música y el cine tanto escrito como realizado, rodado y proyectado. Emocional y moralmente incapaz de escoger un género ¡Todos son buenos mientras sea buen cine!

Twitter Blanca Uson

 

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