Un perro para pasear

Lucía Pedraza //

Desde que la gente puede salir a la calle, asomarse a la ventana ya no da tanta envidia. Ha vuelto la rutina de salir a correr, de encontrarse con amigos en las aceras y de esquivar bicicletas en las calles peatonales. Ya no da tanta envidia en algunas horas concretas, pero el resto del día seguimos deseando tener una mascota a la que pasear.

Los primeros días algunos manifestaban esta necesidad atando una cuerda al cuello de un peluche y arrastrándolo calle arriba calle abajo intentando pasar desapercibidos; otros (que no tenían la suerte de contar con un amigo canino de mentira) tiraban de estufas con ruedas. Pero solo los más avispados (aunque todavía está por decidir si no van a ser los más “ruines”) se dieron cuenta de que la solución estaba en aumentar la familia, y realizaron su acto de buena fe de la cuarentena al adoptar un perro. En este caso, los más emocionados no fueron los niños, sino los adultos que no pudieron aguantarse a Navidad para recibir su regalo en una caja con agujeros y un gran lazo rojo.

Este gesto altruista por parte de la población española ha supuesto una noticia positiva entre tanto infortunio: las perreras y protectoras se han quedado sin animales, como ha sido el caso de la protectora Siempre Fiel, en Salamanca. Muchos de los canes han sido acogidos de forma indefinida, con el objetivo puesto en adoptarlos. Pero también los hay que se han ofrecido a cuidarlos únicamente durante la cuarentena para no tener ataduras cuando todo regrese a la normalidad. Estos últimos han sido más pillos.

También los hay que han hecho su pedido por internet y, como si de comprar en Amazon se tratase, han podido elegir la raza, la edad y hasta el día en el que recibirán su cachorro. Un servicio completamente personalizado. En unos tiempos en los que comprar animales está mal visto por la forma abusiva con la que se fuerza la reproducción, hay algunos que no se esconden y que, incluso, lo promocionan. Pelayo Díaz se ha convertido en protagonista esta cuarentena por este motivo. Las redes sociales se incendiaron con la publicación del estilista en la que daba la bienvenida a su Pomerania, el cual había sido un regalo de una tienda especializada en cuidado y cría de razas toy, es decir, de perros en versión miniatura. La polémica creada en el perfil de Pelayo dio tan mala reputación a la tienda que acabó cerrando su perfil de Instagram, aunque no su página web.

A pesar de que no fuera en las mismas condiciones que el cachorro siempre deseado de la pareja de influencers, miles de perros también han descubierto lo que es tener un nuevo hogar. Aunque no sabemos por cuanto tiempo. Ahora que las leyes ya nos dejan salir a la calle con menos restricciones, los perros son los que se quedan confinados en casa, y es una pena, porque ya se habían acostumbrado a realizar diez paseos diarios. El buen tiempo se ha adelantado, y aunque este año no va a haber vacaciones para poder irse de viaje, los animales de compañía estorban.

No cuesta deducir que esta gran oleada de adopciones no ha sido otra cosa que el fruto del temor al confinamiento durante la cuarentena. Quedarnos en casa por obligación nos aterra, y los perros son una buena excusa para tomar aire fresco. Pero tal y como llegaron, se pueden ir cuando todo esto termine y empecemos lo que será nuestra nueva realidad. Esos perros no deseados hace tres meses volverán a compartir espacios reducidos en perreras y protectoras. Pero también habrá otros que se hayan convertido en uno más dentro de la casa. También habrá otros que hayan hecho olvidar a sus dueños que, a fin de cuentas, ellos solo los querían para salir a pasear.

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