Disparos que no matan

Andrea Aragón//

Golpe seco en la mandíbula. Derriba al oponente. En el suelo, brazos y piernas se enredan. Gritos en torno al ring. En 1934 Bobby Deglané llega a España y alcanza un gran renombre como locutor de lucha libre.

Soldado herido. Algunos camaradas acuden en su ayuda. Se alejan de la primera línea. Órdenes se hacen eco en la trinchera. El 18 de septiembre de 1937 se publica la primera crónica de guerra de Deglané.

El golpe de Estado en España de aquel verano del 36 convierte al periodista chileno en corresponsal y fotógrafo del semanario Fotos (San Sebastián). Con este trabajo va recorriendo las zonas que los sublevados logran sumar a su causa. Madrid, Castellón, Aragón o Tarragona son solo algunos de los puntos geográficos que Deglané visita para cubrir los hechos que allí suceden.

Roberto Deglané –pues es ese su verdadero nombre– transfigura las imágenes de la guerra dotándolas de pequeñas pinceladas artísticas que aportan luz a sus textos. Tras su Leica observa lo que él denomina como el “teatro de la guerra” con diferentes “escenarios de película”. Algunas de sus crónicas tienen por “telón de fondo” un campo minado, otras anécdotas son contadas desde “este palco que es el puesto de mando” y el frente se presenta como un “decorado trágico”. Estas referencias hacen pensar que el autor continuó unido al mundo del espectáculo por un hilo invisible con el que entretejió sus palabras.

Deglané
Roberto Deglané

 

Para dar voz al recorrido franquista, Deglané recurre a la epopeya y la Odisea, asimilando las batallas entre ambos bandos y las victorias del Generalísimo con personajes emblemáticos como Ulises. A veces da nombre al camarada para otorgar prestigio a su lucha. Otras lo mantiene en el anonimato para mostrar su humildad; pero siempre trata de despertar la admiración del lector por el combatiente. Transmite, de este modo, una imagen heróica de los soldados nacionalistas que cumplen con “el compromiso que se contrae al nacer español: morir por la Patria cuando es necesario”.

Esa Madre Patria, sosteniendo el yugo y las flechas, apoya el “celo, abnegación y ejemplar dedicación” de sus hijos predilectos en lo que el cronista percibe como “un escenario de leyenda”. A través de la valentía de las tropas se reflejan en los escritos los ideales franquistas que edifican al “Glorioso Movimiento Salvador de España”.

Bajo esta gloria, brotan de los diferentes textos referencias al ámbito religioso –uno de los pilares fundamentales que sostendrán la Nueva España–. Destacan en las últimas publicaciones previas a la victoria cuando Deglané, como dando gracias a Dios, pisaba los últimos rincones conquistados mientras se producía “el milagro del triunfo” y los soldados entraban en los pueblos “con el profundo respeto con el que el creyente penetra en un templo”.

Igualmente, critica “la desnudez espiritual” del enemigo, resaltando las diferencias religiosas que los separan para, de este modo, mostrar al lector “el salvajismo de los que quisieron […] hundir para siempre España” frente a la “civilización cristiana de Europa”.

Lejos de la fantasía que nutre algunas de las crónicas, Bobby Deglané menciona recurrentemente sus pupilas como testigos de los hechos para dar veracidad a sus textos dejando clara su presencia. Por eso, “con la pupila apretada de espanto” describe las heridas causadas por la metralla y, contrariamente, “con las pupilas dilatadas por la emoción” delinea el compañerismo de los soldados.

En otros pasajes usa explícitamente la primera persona para transmitir sus sensaciones: “el fuerte olor a éter de la estancia me agarrotó los sentidos y quise gritar”. También emplea reiteradamente la personalización y las comparaciones para hacer más visual el escenario que le rodea, así como para despertar la empatía y lograr adhesiones a la causa defendida por el Caudillo en una España dividida mortalmente: “los morteros y las ametralladoras coloquian con la muerte”, “la carcajada de la muerte” o “como cocodrilos en siesta, los cañones duermen en apacible tranquilidad”, “van deslizándose, como lágrimas de guerra, hilillos de sangre” –así informa de una forma humanizada sobre el frente–.

Sin embargo, ¿qué hubiera pasado si Deglané no hubiese sido detenido bajo la sospecha de colaboración con el bando nacional en una capital todavía roja? ¿Si aquel 6 de noviembre de 1936 no lo hubieran recluido en la Cárcel Modelo? “Entré en la cárcel siendo apolítico y salí siendo falangista”, declarará el chileno.

Tal vez, en un futuro hipotético dentro del pasado del periodista, no trabaja para Fotos, no pisa nunca el campo de batalla, no divulga los valores franquistas [Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan]. Y, desde luego, no deja testimonio alguno, tan valioso ahora para entender el pensamiento del bando sublevado en esos años, el por qué de sus acciones y cómo fue su avance hacia su tan deseada Patria.


Portada libro

FICHA TÉCNICA:

Autor: Bobby Deglané

Título: Crónicas de la Guerra Civil española

Editorial: Espuela de plata

Ciudad: Sevilla

Año: 2019

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