El Tío Yeyo

Fernando Domínguez Pozos//

El sureste de México se caracteriza por sus paisajes enmarcados en la naturaleza con árboles y plantas que reclaman su lugar a las tímidas edificaciones que se han incrustado en la mitad de las áreas naturales de regiones como el estado de Veracruz. La frecuente presencia de lluvias torrenciales, así como el clima propio de esta zona del país, da vida a imponentes y extensos bosques húmedos de montaña, donde los atardeceres suelen ser acompañados por cortinas de lluvia, así como por el tímido destello del sol que se esconde prematuramente entre el ecosistema conformado por encinos, orquídeas, helechos y, por supuesto, cafetales.

En la región central montañosa del estado de Veracruz, a una altitud de 1,200 metros, a las faldas del Cerro de las culebras (serpientes), se encuentra un pueblo mágico y cafetalero, donde se siembra y cosecha -el que para muchos es- el mejor grano de café del mundo. Se trata de la ciudad de Coatepec, tierra de María Enriqueta y hogar de un sitio muy especial para quien escribe esta columna, así como para miles de familias con orígenes y sangre coatepecana en sus venas. La Cabaña del Tío Yeyo fue el sueño de Efraín y Malena, hoy realidad de familias coatepecanas y foráneas, quienes visitan un espacio donde el tiempo se vive diferente, donde la naturaleza te abraza y te recuerda lo inmenso de la madre tierra.

Cabaña del Tío Yeyo
Cabaña del Tío Yeyo

o Yeyo fue un hombre singular, tan fuerte como su voz y tan cálido como lo enorme de su complexión. Junto a Malena, construyó una cabaña con una ubicación predilecta donde solo los bienaventurados pueden acceder. Más allá de publicidad, estrategias de marketing o espectaculares en el camino, la ruta al Tío Yeyo y su cabaña es orientada por una energía muy particular, atraviesa la pintoresca y adoquinada zona centro del pueblo mágico de Coatepec, trasciende las calles empinadas y se adentra en el bosque de montaña, donde el sonido tímido del río te indica que has llegado. En el tramo final, sinuoso y con una de las vistas más espectaculares del ecosistema veracruzano, reposa la cabaña de Yeyo. 

Cabaña del Tío Yeyo
Cabaña del Tío Yeyo

Un borrego (semental de 120 kilos), patos, truchas azules y doradas, gallinas y más naturaleza es parte del panorama de este pintoresco, cálido y único lugar de Coatepec. La bienvenida a la cabaña es acompañada por unas sencillas y exquisitas garnachitas veracruzanas (tortillas freídas con aceite y salsa al gusto), la antesala del verdadero motivo de la visita a este lugar, que son las más de treinta maneras de preparar la trucha. Enchilpayada, al chile-limón, asada, a la veracruzana o la favorita de un servidor, “a la poblana”, son algunas de las opciones en que la cocina, dirigida y coordinada por Malena, recrea un proceso que deleitará al paladar. 

Oveja
Oveja

La comida es acompañada por la vista incomparable del extenso bosque de montaña de Coatepec; por lo general, la señal de telefonía celular se desconecta al sentarse en este emblemático restaurante, más que por fallas tecnológicas, por aciertos naturales para que abras los ojos, respires profundo y admires lo auténtico del lugar. La visita suele finalizar con un café veracruzano, sembrado, cosechado y recolectado en las propias tierras de Yeyo; no pueden faltar unos plátanos fritos y el aroma a tierra mojada que indican que la visita está por finalizar y que el tiempo transcurrido ha sido de lo mejor que puedes haber invertido.

Yeyo o Efraín trascendió este mundo hace poco más de ocho años, pero quienes recordamos y añoramos su voz, su risa y su alegría aún podemos verlo caminar, cantar o saludar en alguna de las mesas de su cabaña. 

Cabaña del Tío Yeyo
Cabaña del Tío Yeyo

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