El trabajo diario de las asociaciones de ayuda al refugiado en Sevilla

Sofía Villa//

Las guerras, las persecuciones y, en general, las violaciones de los derechos humanos, provocaron que en junio de 2020 hubiera casi 80 millones de personas desplazadas en el mundo. De ellas, 26,4 millones eran refugiados, según el Informe de CEAR 2021. Sevilla, la segunda provincia andaluza con más peticiones de asilo (1.739), cuenta con una enorme red de asociaciones que apoyan a este colectivo.

Fily tiene 42 años, un anillo que siempre le acompaña y “mucha esperanza en el futuro en España”. Procedente de Diabaly (Mali), llegó a España en octubre de 2020. Lleva aquí apenas un año –estudiando español en una academia siete meses– y ya posee el certificado de B1 de castellano. Él le resta importancia: “No es difícil porque yo sé francés y es parecido”. Aparte de este idioma y de las lenguas malienses soninke y bambara, también sabe inglés. Actualmente está realizando un curso de limpieza en grandes superficies para optar a lo que califica como un “buen trabajo”.

Fily viajó en patera desde Senegal hasta Mogán (Canarias). Su mujer y sus hijos se quedaron en Mali porque no tenían suficiente dinero para viajar. El trayecto duró cuatro días; las secuelas, toda la vida: “Tenía mucha hambre. Había mujeres embarazadas. Vi morir a dos personas”. Cuando llegó a Mogán, permaneció durante cuatro días con Cruz Roja y la policía de la frontera para tramitar los documentos de registro. Después, viajó a Canarias y se hospedó durante un mes en el hotel de acogida VistaFlor

Las causas que obligaron a Fily a abandonar su país fueron políticas: tuvo que huir de Mali porque el yihadismo se había adueñado del país. En África se está extendiendo este movimiento, sobre todo en las zonas rurales. Células terroristas y grupos armados campan por el país, sobre todo en territorios de Burkina Faso, Malí y Níger. Estos grupos amenazan, extorsionan e imponen sus ideas. “Los yihadistas pusieron una pistola en mi cabeza. Dijeron que si yo no era yihadista ellos mataban a mí y a mi familia. Al día siguiente mi familia fue a Nigeria y yo a Senegal para viajar a España. Yo no pienso como ellos, ellos son malos”, expresa Fily.

CEAR, no solo comida y techo

Sevilla fue su siguiente destino y allí reside desde entonces. “Yo amo Sevilla, aunque hace mucho calor”, sus dientes blancos relucen al sonreír. En esta ciudad se encuentra bajo el amparo de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), que desde 1979 trabaja en la defensa y promoción del derecho de asilo en España de las personas refugiadas. Su misión es, por tanto, defender y promover los Derechos Humanos y el desarrollo integral de las personas refugiadas, apátridas y migrantes con necesidad de protección internacional y/o en riesgo de exclusión social.

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CEAR trabaja en la defensa y promoción del derecho de asilo en España de las personas refugiadas desde 1979 . Fuente: cear.es

Carlos Berezosa, presidente de la comisión, señala otros tres objetivos “esenciales” de la misma. El primero de ellos es “defender los derechos humanos cuando estos se violan en frontera”. “Muchas veces, como es en el caso de las devoluciones en caliente, se acude a los tribunales de justicia e incluso a tribunales europeos”, añade. Por otro lado, una vez que esas personas se encuentran tramitando el derecho de asilo, “CEAR acoge, da cobijo en centros, pisos, hostales…”. 

Por último, la asociación trabaja en “contribuir a crear conciencia a favor de los refugiados”. A este respecto, Berezosa apunta que intentan que estas personas no sean vistas como “seres apestados”. Una parte de la sociedad los rechaza, en gran parte como consecuencia de los movimientos racistas y xenófobos que han surgido. Los acusan de ser delincuentes y peligrosos. Hay muchos tópicos como que quitan el trabajo. Es el miedo al otro, a lo desconocido”, explica. En suma, CEAR tiene como objetivos prestar atención jurídica, social, económica y humanitaria a estas personas. Berezosa lo resume así: “No solo se trata de dar desayuno, comida y cena. Hay mucho más”. 

El altruismo y la voluntad, una ayuda esencial

En Sevilla existen otras asociaciones sin ánimo de lucro que trabajan por defender y proteger los derechos de las personas refugiadas. Es el caso de MDPL (Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad), una ONG independiente, laica y progresista que precisamente en 2021 cumple 40 años. Desde entonces, lucha por la  defensa y el pleno cumplimiento de los Derechos Humanos, la prevención de la violencia, la gobernabilidad democrática, la igualdad y la solidaridad entre las personas y los pueblos. Según informa la organización, desde 2016 MDPL Sevilla ha realizado 659 ingresos. Hasta mayo de 2021, han recibido 82 ingresos.

Respecto a las personas refugiadas, Juan Antonio Vega, Coordinador Territorial de Sevilla de esta asociación, explica que en esta ciudad se atiende principalmente a personas migrantes llegadas a costa, en su mayoría hombres de origen subsahariano, mediante el proyecto Programa de Ayuda Humanitaria R.D. 441/2007 de 3 de abril”, subvencionado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Este programa contempla una ayuda humanitaria básica de alojamiento, manutención y clases de español por un espacio de tiempo limitado que puede variar, según indicaciones del ministerio, entre los tres y los seis meses.

Entre los países de procedencia más comunes se encuentran Gambia, Senegal, Guinea Conakry, Costa de Marfil, Malí, Camerún y Marruecos. Respecto a las edades de las personas que acogen, estas suelen oscilar entre los 18 y 35 años. Según explica Vega, aunque la asociación acoge a solicitantes de asilo en otras provincias, en Sevilla han acogido a cuatro familias de estas características, procedentes de El Salvador, Venezuela, Georgia y Colombia.  

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MPDL Sevilla ha acogido a 82 personas entre enero y mayo de 2021. Fuente: Facebook MDPL Sevilla

Nadia Otero es la Técnica de Intervención Social en Sevilla. Ella atiende y trabaja diariamente con las personas que forman parte de este programa. Otero explica que desde el principio se les explica que el programa dura un tiempo limitado y que sirve para ayudarles a restablecer sus contactos, si es que los tienen en territorio español”. Si no cuentan con ellos, se les explica que deberán comenzar a tejer una red de amigos o de conocidos que les pueda ayudar en cuanto esta estancia termine. “Una vez acabado este tiempo se les sigue ofreciendo atención jurídica si permanecen en Sevilla y, en casos excepcionales, cuando se encuentren fuera de la localidad de la misma”, explica.

Una de las personas que acoge este programa es Rimsha. Esta joven pakistaní de 21 años llegó a España hace tres años. “En España todo bien, a mí me encanta el español y quiero vivir aquí”, expresa. En su tiempo libre pasea con su hermano por Sevilla para “ver los monumentos tan bonitos de la ciudad”. El futuro lo ve “brillante” y asegura tener “esperanza”. “Aquí quiero trabajar como cocinera o camarera”, sueña la joven. 

Otra asociación, esta más joven –nació en 2015–, es la “Asociación de Ayuda Humanitaria al Refugiado #No Borders”, que se plantea el triple objetivo de defender los Derechos Humanos, ayudar a las personas refugiadas y desarrollar actividades socio-culturales de integración. Esta ONG no acoge, sino que ofrece ayuda humanitaria directa en campos de refugiados y zonas de tránsito, apoyando proyectos que se desarrollan en territorio europeo.

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La defensa de los Derechos Humanos es nuestra razón de ser. La dignidad de todas las personas es lo que perseguimos con cada acción. Fuente: NOBORDERS

Santiago Esteso, presidente de la asociación, explica que, además de esa “ayuda a pie de campo”, se llevan a cabo diferentes proyectos en Sevilla. Entre ellas, se encuentra el proyecto Envíos”, mediante el cual desde 2015 hasta 2017 realizó diversos envíos de ayuda humanitaria (mantas, ropa, material escolar..) a lugares como la frontera de Siria con Turquía (a través de AAPS de Madrid), Grecia y Serbia. El objetivo era “luchar por la dignidad humana”.

Asimismo, desde 2015 se ha realizado el proyecto “Intercambio”, mediante el cual se produce un intercambio de árabe-español para facilitar la integración de las personas solicitantes de asilo. Según explica Esteso, “no solo se trata de enseñarles español, que también, sino de que ellos enseñen también árabe, ya que les gusta mucho hablar de su idioma y su cultura. Va más allá de las meras clases de español”

Una cuarta organización que lucha por los derechos de las personas refugiadas es ACCEM. Se trata de una organización sin ánimo de lucro, apartidista y aconfesional que lucha para mejorar las condiciones de vida de las personas en situación de vulnerabilidad. Defienden, de esta manera, la igualdad de derechos, deberes y oportunidades para todas las personas. En 2020, ayudaron a 32 429 personas en total.

Agustín Vázquez, responsable del área de protección internacional, añade que la misión de ACCEM es “contribuir a crear una sociedad más cohesionada y diversa mediante un enfoque integral y transversal”. Se trata de una ONG especializada en el trabajo vinculado al derecho de asilo y la protección internacional. 

Desde el año 1992, cuando se crea la red de Centros de Acogida a Refugiados (C.A.R.), participan, al igual que CEAR, en el sistema estatal de atención, acogida e integración social de las personas refugiadas en España. De esta manera, el trabajo de ACCEM abarca desde la atención jurídica y social y la acogida a la atención psicológica y todo el conjunto de acciones para la inserción social y laboral. 

Asimismo, tal y como explica Vázquez, “se llevan a cabo diferentes actividades y campañas de sensibilización dirigidas tanto a voluntarios, como a colegios, docentes y, en general, al conjunto de la ciudadanía, para afianzar y mejorar el conocimiento y la solidaridad con las personas refugiadas”. Es el caso de iniciativas como Refugiados en el Cine, Ódiame o Save a Hater.

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Cartel Refugiados en el Cine. Fuente: ACCEM

Entre las peticiones de mejora respecto al proceso de ayuda a las personas refugiadas, tanto a nivel nacional como europeo, Vázquez comenta que “se debe trabajar más en la igualdad de género y la no discriminación a la mujer, así como en la brecha digital”. A este respecto, nombra que es necesario reforzar el conocimiento y acceso a las renovaciones de papeles y a las ventanillas digitales.

El 5% de peticiones de asilo son aceptadas en España

Según el informe Tendencias globales de desplazamiento forzado en 2020, en 2020 4,1 millones eran solicitantes de asilo. De ellas, 1,1 millones llegaron a presentar nuevas solicitudes. España fue, con más de 88.000, el tercer país mundial receptor de nuevas solicitudes de Protección Internacional, según el Informe Personas Refugiadas 2020 de ACCEM. Andalucía, por su parte, se posicionó como la tercera comunidad con más solicitudes de asilo, según CEAR, con 9.254. Por provincias, Málaga fue en la que mayor número de solicitudes presentadas contabilizó (3.429), seguida por Sevilla (1.739).

España ofrece protección internacional en torno al 5% de las personas solicitantes frente al 33% de la Unión Europea. Según Berezosa, “esta diferencia es muy llamativa, aunque es posible que influya la tipología de los países de los que proceden, ya que España ha tenido una llegada bastante grande de venezolanos que no han recibido muchas solicitudes favorables porque no cumplen los requisitos para ser considerado refugiados”.

Según el último informe de CEAR (2020), de las 114.919 personas cuyo expediente fue resuelto en España, 5.758 obtuvieron una resolución favorable. De ellas, 4.360 lograron la concesión del estatuto de persona refugiada. Por otro lado, a pesar de que en el 95% de los casos se denegó la protección internacional, en el 35% se concedió la residencia por razones humanitarias. En cambio, para el 60% de las personas solicitantes la respuesta fue negativa. La COVID-19 ha azotado todo el planeta y las personas refugiadas también se han visto afectadas. CEAR ha elaborado, como anexo a su informe anual, el informe “Situación de las personas en necesidad de protección internacional ante la COVID-19”. En él se explica que la pandemia de la COVID-19 en estas poblaciones no viene sino a “añadir mayor fragilidad, inseguridad y precariedad a situaciones previamente existentes”. 

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La cifra de personas desplazadas forzosamente en el mundo es la más elevada desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Fuente: Syrian Freedom
¿Refugiado o inmigrante?

Refugiado no es sinónimo de inmigrante. La condición de refugiado viene dada por la Convención de Ginebra de 1951, que fue creada después de la II Guerra Mundial para ofrecer asistencia y protección internacional a las víctimas de la misma. De hecho, en 2021 se cumplen 70 años de su creación. En ella se explica que refugiado es aquella persona que “debido a fundados temores de ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él». 

Un inmigrante es, según la RAE, una persona que se instala en un lugar distinto de donde vivía en busca de mejores medios de vida. La FUNDEU proporciona una definición más general: cualquier persona que llega a un país para fijar su residencia en él. Así, en ese matiz radica la diferencia: un inmigrante suele migrar por razones económicas; un refugiado, por razones políticas.

Carlos Berezosa explica que CEAR no acoge a las personas inmigrantes ya que, al no tener la condición de refugiados, no se les considera con derecho a la protección internacional. Sin embargo, subraya que “esto no quiere decir que CEAR solo defienda a los refugiados y no a los y las inmigrantes”. “En las verjas, nosotros denunciamos todas las violaciones de los derechos humanos y allí no sabemos si es inmigrante o refugiado”, recalca. Además, el presidente de CEAR comenta que para las personas que huyen por razones económicas, de las cuales últimamente la mayoría procede de Venezuela, se ha creado un mecanismo de ayuda humanitaria y así “no quedan a la intemperie”.

“El problema de los refugiados es que ya no tienen vuelta atrás. Si tú a un refugiado le devuelves a su país y es perseguido por motivos políticos lo que le espera es la cárcel, la condena perpetua o la pena de muerte. Si devuelves a una persona que huye de zonas de guerra, volverá a estar en peligro. Al inmigrante, si lo devuelves a su país y no corre esos peligros. Hay gente que llega a Canarias jugándose la vida y sobreviviendo a situaciones que hacen que la gente muera en el mar. Devolverlo a su país sería trágico”.

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