Amor de hermanas
Ana Baquerizo//
Daya Dan es lugar de canciones, cunas y paredes de colores. Huele a especias y es obligatorio entrar descalzo. Ubicado en el corazón de Calcuta, el edificio –donado por una familia india acomodada– fue uno de los hogares que abrió la Madre Teresa para “los más pobres entre los pobres” y hoy es la morada de unos sesenta niños abandonados, con distintas discapacidades. En este país la discapacidad es considerada un estigma, pero aquí todas las vidas son igual de valiosas. Las hermanas Misioneras de la Caridad no escatiman en caricias, cuidados y miradas cómplices, fieles al principio que permanece escrito en una de las paredes: “whatever you do to these children, you do to Jesus” (Todo que les hagas a estos niños, se lo haces a Jesús). Una de las hermanas de más edad, sister Ambita, habla de Daya Dan –cuya traducción sería “regalo de caridad”– como un sitio de milagros, donde ella misma encuentra la felicidad en las cosas pequeñas. Os invitamos a dejar los zapatos en la entrada y visitar este rincón de Calcuta de la mano de David Wong.
Autora:
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![]() Ciudadana del mundo, rebelde con -y por- muchas causas, fan de las historias de la gente corriente. Hace quince años, de mayor quería ser periodista. Ahora, además, soy activista por los derechos humanos y apasionada por los países del sur, aunque vivo en Londres.
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