Doce razones que convierten un cómic en Periodismo
Beatriz Trébol//
El interés de ciertos autores por narrar la realidad a través de la ilustración ha conformado una corriente expresiva híbrida óptima para la documentación periodística.
Un cómic es un género gráfico destinado al entretenimiento infantil, al humor, a la fantasía, al relato menor y además sólo lo leen aquellos a los que la sociedad encierra en la categoría de “freaks”, en esas tiendas donde también tienen muñequitos de Naruto.
Craso error. Las ilustraciones no rebajan la calidad narrativa, ni restan veracidad al contenido. Patricio Pron hace eco de ello en un artículo de Babelia que titula Literatura con dibujos (y decente) donde, además, ofrece una amplia variedad de novelas gráficas para distintos lectores. También en Babelia, Andrea Aguilar recoge el testimonio de la historietista Alison Bechdel, quien asegura que “nuestra cultura se ha volcado en lo gráfico”.
Pero antes de llegar hasta aquí, el cómic ha cargado durante muchos años con la etiqueta de producto para niños o de entretenimiento para ese público que hubiera cruzado el umbral de los 18; erótico, de humor, fantástico, de menor calidad narrativa que una novela o un ensayo. Pero la calidad no debería determinarla el género.
Y de esta metamorfosis habla Javier Melero en El cómic como medio periodístico (Eu-topías, 2011). La valoración del cómic para adultos, desde la novela gráfica, ha permitido que el reporterismo gráfico se empiece a utilizar como una herramienta perfectamente válida para dar cobertura a conflictos bélicos, sociales o que traten algún aspecto de la condición humana. Al género en viñetas le está llegando la hora de equipararse al vídeo o a la fotografía en la ardua tarea de documentar la Historia y la Memoria.
Abran un cómic de Joe Sacco. Abran y lean. Es periodismo, periodismo en viñetas. En concreto, reporterismo gráfico en cómic.
Un cómic recibe un premio Pulitzer
El punto de inflexión lo marcó la entrega en 1992 del premio Pulitzer al dibujante Art Spiegelman por su obra Maus. Pese a los evidentes elementos de ficción —en palabras de Manuel De la Fuente en La memoria en viñetas: Historia y tendencias del cómic autobiográfico (Signa, 2011), “los judíos (son) ratones; los nazis son gatos; los polacos, cerdos; los franceses, ranas; los americanos, perros y los británicos, peces”—,el mecanismo de base del dibujante para llevar a cabo la documentación se fundamenta en una de las metodologías más elementales del Periodismo: la entrevista. Su padre, un judío superviviente a los campos de concentración nazis, es su interlocutor. Así, pese a la libertad expresiva que toma el autor en el retrato animal de sus personajes, los hechos que narra son hechos documentados y contrastados mediante fuentes testimoniales como son su propio padre o las fotografías que mezcla con sus ilustraciones en el libro. El objetivo del método que sigue Spiegelman es dotar a su relato de veracidad, honradez y autenticidad, características inherentes al Periodismo y a la Historia.

La valoración de la obra de Spiegelman como un documento periodístico meritorio con —¡nada más y nada menos!— un Pulitzer activa el interés por el reporterismo en cómic. Y a partir de aquí, pueden ponerse a contar obras: Fax from Sarajevo (Kubert, 1996), las crónicas de Guy Delisle, Shenzen (2000), Pyongyang (2003), Le Photographe (Lefevre y Guibert, 2003), Crónicas Birmanas (2008), Kabul Disco. De cómo no fui secuestrado en Afganistán (2008), El negocio de los negocios (Robert, 2009, 2010), etc.
La precuela
Pero antes del éxito de Maus, hubo quienes allanaron el terreno. El cómic nació a finales del siglo XIX como forma masiva de entretenimiento. Durante las vanguardias del siglo XX, fueron objeto de estudio sus posibilidades como medio de comunicación, como lo fueron las de otros medios como el cine o la radio. De la Fuente establece la relegación del cómic a su tradicional finalidad ociosa hasta la llegada del cómic underground en los años 60, que surgió como respuesta a los cánones conservadores predominantes de la época en la sociedad norteamericana. El principal representante de este estilo es Robert Crumb, -desvergonzado- historietista, ilustrador y fundador de este tipo de cómic, famoso por sus diseños satíricos desde una perspectiva autobiográfica, al tiempo que reflexionaba sobre la evolución del medio.
Para Melero, lo que realmente posibilitó la consolidación del cómic y lo situó en el plano del tratamiento de información de no-ficción fue la sociedad de la comunicación de masas. Un ejemplo de ello es su relevancia durante el movimiento social y cultural que tiene lugar en norteamérica durante las décadas de los años 60 y 70, como respuesta a la oposición de los ciudadanos a la guerra de Vietnam. En España esta consolidación tiene lugar tras la muerte de Franco, momento en el que toda la cultura que había sido reprimida sale a la luz a horcajadas.
El reporterismo gráfico en cómic
Así que el reporterismo en cómic se mueve entre la Memoria y la Historia. ¿Su objetivo? La documentación periodística a través de la ilustración guionizada. Periodismo en viñetas. Pero, ¿eso puede hacerse? Sí, desde hace siglos. De las guerras de Crimea, la III Carlista española, la ruso-turca o los conflictos coloniales europeos se hacían ilustraciones; todavía no se estilaban las cámaras fotográficas o de vídeo.
Y, de nuevo, Melero hace una recopilación de la labor del cómic como género narrativo en esta línea: huelgas, protestas sindicales —The New Masses—, la vida cotidiana en el Moscú soviético —magazine Help—, la situación social en Corea del Norte —Guy Delisle— los crímenes de guerra de la ex Yugoslavia —Details— o la entrevista de Kim Deitch ilustrada por Joe Sacco, entre otros temas de interés periodístico.
Joe Sacco, ese tipo bajito con gafas y pelo rapado
Y éste último es nuestro hombre. Joe Sacco. Uno de los más reputados –y premiados- reporteros gráficos, responsable de obras relevantes sobre el conflicto palestino-israelí: Palestina, Notas a pie de Gaza o Reportajes. Es, como lo describió Jotdown, “un tipo bajito, con gafas y el pelo rapado que arrastra un bloc entre las ruinas de la miseria humana”.

No tiene Facebook, ni Twitter, ni siquiera teléfono móvil. Lo que sí tiene es el premio ‘American Book Awards’ desde 1996 por su obra Palestina: En la franja de Gaza. Sacco no es un enviado de guerra, ni un corresponsal en el extranjero. Es un periodista independiente que recoge testimonios de afectados y reconstruye hechos en los que no se detienen los medios de comunicación tradicionales, todo ello mediante la técnica gráfica más antigua del mundo: el dibujo. Junto a Palestina: En la franja de Gaza, Joe Sacco trabajó en otro proyecto relativo al conflicto palestino-israelí: Notas a pie de Gaza.
Pero Sacco no ha sido el único interesado en este asunto. Dentro del cómic, uno de los temas sociales más tratados ha sido este conflicto en el que palestinos e israelíes llevan inmersos más de medio siglo. Una pugna que mina la tierra por la que luchan, sus recursos, sus vidas y la esperanza de un futuro en paz. Las consecuencias finales del conflicto determinarán la organización del centro de Oriente Medio, un foco de interés geopolítico. Los mismos años ha tratado la comunidad periodística de retratar el conflicto latente en el este del Mediterráneo. Y entre todos, el reporterismo gráfico se ha instaurado como un formato de estudio más del conflicto.
Llegados a este punto podría parecer que todos los cómics que tratan asuntos “serios” son reporterismo gráfico en cómic. Sólo entre las obras que tratan el conflicto palestino-israelí hay dónde elegir: Tres viajes: Tel aviv, Buenos Aires y Turín (Gallardo, 2006), Crónicas de Jerusalén (Guy Delisle, 2011), Una judía americana perdida en Israel (Sarah Glidden, 2011), Saltar el Muro (Le Roy, 2011), Apartheid 2020. Retales de Palestina (Fender, Sancho y Pérez, 2013), Jerusalén (Yakin y Bertozzi, 2013), Palestina (Vergara, 2013). El periodista, escritor y crítico literario, Daniel Heredia, recoge en su blog una selección de diez cómics que tratan el conflicto.
Pero dedicarse a difundir las memorias y la Historia, no es hacer Periodismo, aunque la intención sea documentar hechos reales. El reporterismo gráfico en cómic requiere cumplir una serie de requisitos , condición sine qua non sería posible considerarlo un género periodístico. Es por este motivo por el cual destaca Joe Sacco, ya que, además de su condición de periodista, trabaja de forma continua en la extracción de información mediante métodos periodísticos y en solventar su preocupación por cumplir los criterios de veracidad y honradez que él mismo se autoimpone.
Los 12 puntos “delatores”
Entonces, ¿qué diferencia un trabajo periodístico en cómic de uno que no lo es? Evidentemente, no basta con el criterio personal, por mucha carrera de Periodismo que se tenga.
El reporterismo en cómic importa códigos del Periodismo tradicional, pero incluye otros nuevos, propios del lenguaje gráfico. Este proceso es definido por Melero en Footnotes in Gaza. El cómic-reportaje como género periodístico, como “una fórmula creativa” del Periodismo, cuyo fin es “informar sobre hechos reales y con voluntad de veracidad en el relato secuencial”. Esta creatividad genera un conflicto teórico entre el Periodismo tradicional y el híbrido, estando sujeto este último al debate sobre si puede ser considerado válido como fuente periodística.
Y fíjense que a alguien le dio por pensar que a este mix le hacía falta un nuevo nombre. Sebastià Bernal y Albert Chillón acuñaron el término ‘Periodismo Informativo de Creación’ o ‘PIC’ donde cabe esta rama híbrida y, a su vez, el reporterismo gráfico en cómic en Periodismo informativo de creación (Mitre, 1985). Y esto es lo que hay que hacer para entrar a formar parte del club:
- Los trabajos de creación deben ser eminentemente informativos.
- La función referencial de los productos va unida a una función estética que le confiere calidad narrativa, cadencia y amenidad. Es decir, como la composición, la luz y el encuadre que contextualizan y aportan calidad estética a las fotografías periodísticas, el reporterismo gráfico en cómic cuenta con la singularidad artística del dibujo.
- Es un producto de ambigüedad semántica y estructural. No hay normas, no hay esquemas. El autor escoge el ritmo de la narración, la estructura, la semántica. Joe Sacco utiliza un lenguaje coloquial en sus primeras obras, que va progresivamente avanzando hacia una narrativa más seria y profesional.
- Los lenguajes, estilos y estructuras que emplean los autores son innovadores. El lenguaje del reporterismo en cómic es un híbrido entre la imagen y el texto y es el autor el que decide cuál de los dos predomina en cada momento. Siendo el de Sacco un reporterismo en cómic muy de guión y muy textual, destaca por su capacidad compositiva y por la puesta en pá El cómic permite al autor apostar por la imagen y el texto de manera independiente y, al mismo tiempo, cohesionada. El cómic juega con las técnicas de la imagen y de esa manera genera distintos tipos de secuencialidad.El buen manejo de las técnicas narrativas de los dos tipos de lenguaje será lo que determine la continuidad y la perspectiva. El cómic no tiene barreras en las composiciones. El único marco es el papel en blanco y el autor decide cómo estructurarlo. Esta independencia permite romper las estructuras de las viñetas, que los límites de los marcos desborden las páginas, diseñar el dibujo, decidir qué elementos gráficos predominan sobre otros y simular un zoom óptico sobre ellos, destacar unos detalles y obviar otros, escoger los soportes preferidos para los textos (bocadillos, recuadros, el propio fondo de la página) o incluso eliminar el texto en favor de la imagen.
-
Estas innovaciones rompen, hibridan o diluyen los géneros periodísticos tradicionales. Los géneros periodísticos, sufren una metamorfosis. La obra de Sacco es un conjunto de entrevistas, un reportaje en profundidad y un reportaje “fotográfico” al mismo tiempo.
- Los PIC pueden ser al mismo tiempo narrativos, descriptivos y argumentativos y deben responder a los “topoi” fundamentales o ‘6 Ws’.
- Entre sus recursos expresivos destacan cuatro: el uso de diversos puntos de vista narrativos, muestra de ello es la recopilación de fuentes tanto documentales como de testigos oculares; la tendencia a ‘mostrar’ más que a ‘decir’, reflejada en el método gráfico de la exposición de información; la reconstrucción de escenarios, a través de fotografías, bocetos o referentes bibliográficos; la técnica del retrato global del personaje y, en ocasiones, la transcripción del diálogo en su totalidad, un ejemplo más de la búsqueda del rigor periodístico.
- Los PIC poseen una retórica fresca, amena, lejos del lenguaje estereotipado del periodismo informativo tradicional. La estructura fragmentada del cómic no acepta largos textos o multitud de pá Esto permite seguir un hilo conductor ameno y fresco de una información que, de otra manera, supondría una mayor concentración y esfuerzo por parte del lector.
- La participación del autor dentro de la historia como narrador-protagonista o intradiegético y testimonial. El periodista deja de ser un testigo pasivo, su presencia visible, el autorretrato en las viñetas testifica que los hechos que se narran son verídicos, porque el periodista estuvo ahí, los vivió y los cuenta tal y como están recogidos en sus notas, sus fotografías y sus grabaciones.
- Hacen uso de términos procedentes de la semiótica, como la hipercodificación y la hipocodificación. Tanto la hipercodificación como la hipocodificación prestan atención al marco contextual en el que se presenta la informació Estos conceptos retóricos enunciados por Umberto Eco actúan sobre la descodificación de información, que depende de la conjunción de elementos que la componen, siendo éstos inseparables durante el proceso cognitivo. La hipercodificación descodifica el mensaje mediante códigos comunes e inteligibles por todos los usuarios. Así, un ejemplo de hipercodificación sería el reconocimiento por parte de los lectores del estilo de Sacco como una herencia del cómic underground y de su precursor, Robert Crumb. Por su parte, la hipocodificación responde a la descomposición de la información de manera inconsciente pero efectiva. Por ejemplo, la emoción que desatan las crudas imágenes de Sacco, de manera ineludible.
- Postulan nuevos auditorios. Los aspectos lúdicos que se asocian al cómic pueden acercar a muchos lectores –y en especial a los jóvenes- a territorios hostiles, a los que nunca accederían a partir de otras imágenes más crudas o si tuvieran que recurrir a libros o documentos históricos, más densos.
- Habitualmente son relegados a secciones y unidades redaccionales periféricas. A pesar de los avances, el reporterismo gráfico en cómic sigue sin ser considerado un referente informativo a la altura de la prensa, la radio o la información audiovisual. Como indica Melero, cada vez más revistas publican reportajes gráficos en cómic —Internazionale, XXI, Cartoline da Roma—, ciertos periódicos de renombre han experimentado con el género —Le Temps, The New Yorker, The New York Times, The Guardian—, hay autores que arbitran sus propias páginas en Internet e incluso iniciativas benéficas, como el proyecto de Intermon Oxfam que reunió a los más prestigiosos dibujantes de cómic español para ejercer de “reporteros gráficos” en África y Latinoamérica y cuyos trabajos quedaron recogidos en Cómic On Tour, una aplicación gratuita. Pero los medios tradicionales —en especial la prensa, que por sus características es el idóneo para este tipo de género— no dedican un espacio formal a este tipo de soporte informativo. Las primeras publicaciones de Sacco se hicieron de forma serializada y no fueron valoradas hasta que su serie Palestina fue editada en formato libro y galardonada con el premio ‘American Book Awards’.
Y ahí van las doce. El reporterismo gráfico en cómic, como todo género periodístico, tiene sus características comunes aunque, por su escasa tradición profesional hasta el momento, va elaborando sus estrategias discursivas conforme surgen las necesidades.
El de Sacco cumple todos los parámetros establecidos por Chillón y Bernal así que, al menos, el de Joe, es ‘Periodismo Informativo de Creación’. Si todavía dudan, abran un cómic suyo. Abran y lean. Periodismo puro y duro. Del de salir a la calle, humano, del que se vive en la piel.
Pero por mucho que se les deba a los precursores —Spiegelman, Sacco— el reporterismo gráfico en cómic no habría crecido si no les hubieran seguido otros. Jorge Carrión y Sagar se lanzaron en 2015 con Los Vagabundos de la chatarra, obra que ha optado como finalista de los premios de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberioamericano (FNPI) este mismo año en la categoría de innovación, en la que se muestra una cara oscura de la brillante Barcelona, la vida de los que viven en y de la calle; Camino a Auschwitz¸ de Julián Gorodischer y Marcos Vergara, es una nueva apuesta por refrescar la memoria del Holocausto judío; Vivos se los llevaron, publicado online por Pictoline, que aborda la desaparición de los 43 estudiantes de Iguala el 26 de septiembre de 2014.
Estos son sólo tres ejemplos de tres herederos, ejemplos solventes de Periodismo en cómic, de Periodismo Informativo de Creación, en definitiva, de periodismo con mayúsculas.
Pingback:Cómic periodístico: arte e investigación para contar historias - Otromexico.com