Educación: ¿derecho o privilegio?

Texto: Danna Forigua//

En Colombia, más de 21 millones de personas viven en la pobreza y 7,4 millones en pobreza extrema, ubicando al país en el puesto 41 de los más pobres según el reporte anual de miseria de Hami. Para muchas de las familias colombianas es difícil acceder a una educación digna debido a la situación económica en la que se encuentran.

También es un hecho que la mayoría de estos hogares tienden a tener muchos más hijos que una familia de clase alta. Una serie de factores involucrados en la pobreza se convierten en un círculo vicioso. Un buen sistema educativo termina siendo imprescindible para poder ayudar en la lucha contra el analfabetismo y la cultura para que se dote a los individuos de mejores medios para ganarse la vida y salir adelante. Iris Corredor vive en una de las localidades más pobres de Bogotá, Ciudad Bolívar. Capri es un barrio que durante una época fue una invasión, pero, hoy en día, es donde Iris vive junto a su esposo y sus tres hijos. Al levantarse ve desde la loma todo el sur de la capital. Llevaba a su hija al jardín mientras sus dos hijos se preparaban para ir al colegio distrital, Rafael Uribe Uribe, a cinco cuadras de su casa.

Alex Garzón, su esposo, se prepara para ir al parqueadero a recoger el taxi con el que sale todas las mañanas a buscar el sustento para su familia. Iris deja a su hija en el jardín mientras vuelve a su casa. Se sienta frente a su máquina plana y se dispone a hacer los moldes de las babuchas para la empresa en la que trabaja.

¿Por qué los pobres tienen más hijos?

Según los datos proporcionados por la encuesta del Sisbén, en promedio las familias de estratos más bajos tienden a tener entre 4 y 5 hijos. Esta cifra no sería preocupante si las familias tuvieran estabilidad económica. En la mayoría de los casos los padres trabajan en la construcción, en ventas ambulantes o están desempleados, lo cual no les permite ofrecerles a sus familias una buena calidad de vida. 

Durante el 2021 hubo un incremento del 6.3% de embarazos en niñas y adolescentes entre los 14 y 19 años, según estadísticas del Dane, donde más del 50% de las niñas entre los 10 y 14 años no asistían a un centro educativo. “Está comprobado que mientras una mujer tenga acceso a la educación tiende a aplazar su maternidad, mientras que una chica que no tiene acceso a la educación o que la suspende tiene más tendencia a embarazarse”, precisó la psicóloga Marta Lucía Martínez, asesora del centro para jóvenes de Profamilia, para el Diario El Mundo.

Incremento de embarazos en niñas y adolescentes que no asisten a un centro educativo. Fuente: DANE 2018
Incremento de embarazos en niñas y adolescentes que no asisten a un centro educativo. Fuente: DANE 2018

El embarazo en una mujer sin educación recae en la poca información que ella tiene para poder orientarse sobre la sexualidad, la existencia de los métodos anticonceptivos para la prevención de una maternidad no deseada o la posible interrupción de esta. La gestación constante de las familias pobres llega a causar no solo un problema de sobrepoblación, sino que también causa que generación tras generación de estas familias sigan viviendo dentro de la pobreza, sin poder salir de ella. 

“La verdad, ninguno de mis hijos fue planeado”, cuenta Iris. Aunque para ella Nicolás, Camilo y Nicol son su más grande bendición, los tres fueron inesperados. Poder brindarles una educación primaria y secundaria fue sencillo. Al ser un colegio público, no debían pagar matrícula. Iris y Alex se dividían las cuentas de la casa y de lo que necesitaban los niños para el colegio: comida, recibos, útiles escolares y uniformes. “Nicolás y Camilo son contemporáneos. Entonces los libros que le comprábamos a Nicolás, los guardábamos y el año siguiente los utilizaba Camilo”, narra Iris. 

Educación pública y privada

El sistema educativo colombiano está conformado por la educación inicial, la educación preescolar, la educación básica (primaria cinco grados y secundaria cuatro grados), la educación media (dos grados y culmina con el título bachiller) y la educación superior. Según la constitución colombiana, la educación es un derecho para todas las personas, donde es responsabilidad del Estado regular y ejercer el servicio educativo con el fin de velar por su calidad para una formación moral, intelectual y física de los educandos. 

Diferencia entre universidad pública y privada. Fuente: The Quality Formation Blog
Diferencia entre universidad pública y privada.
Fuente: The Quality Formation Blog

Aunque los colegios públicos sean un servicio gratuito dentro del país, cuentan con algunas incongruencias que no permiten que sean de buena calidad para sus alumnos. La mayoría de estos institutos se encuentran en condiciones poco accesibles, tanto para personas con discapacidades como para las personas normativas. Por otro lado, este servicio se divide en dos jornadas: mañanas y tardes. Esto permite que puedan acceder a estudiar una gran cantidad de niños, niñas y adolescentes, pero a su vez pone en riesgo su seguridad. 

En la mayoría de las jornadas de la tarde se puede evidenciar como a las afueras de los colegios se dan riñas entre los mismos estudiantes, donde se utilizan diferentes objetos cortopunzantes. A su vez, las niñas son acosadas o violadas por sus compañeros o profesores. “Yo creo que este tipo de situaciones se dan más en los colegios públicos del sur. Aunque estamos en un proceso de educación, nuestras condiciones de vida nos hacen actuar de otras maneras… A veces dentro de nuestros compañeros se encuentran integrantes de bandas, o ellos mismos, para poder sobrevivir, se meten con el narcotráfico”, cuenta Brayan Castro, estudiante de 11° del colegio Cedid Ciudad Bolívar, ubicado en Bogotá. 

Cuando hablamos de la educación superior, puede que algunas cosas cambien. Para poder asistir a una universidad pública se realiza un examen y, según el patrimonio de los padres, se le cobra una cuota semestral al estudiante. Esto facilita que un escolar pueda realizar su carrera universitaria.

Sin embargo, en algunas ocasiones los alumnos quieren estudiar en una universidad privada. La universidad privada más económica supone un costo de $5.000.000 = 1.242,359 €. Teniendo en cuenta que una persona promedio mensualmente gana un salario mínimo equivalente a $1.000.000 = 248,471 €, el costo de la educación termina siendo poco asequible para la mayoría de colombianos y colombianas. 

El Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior, ICETEX, brinda ayudas financieras para aquellas personas que no tienen los suficientes recursos para poder acceder a una buena educación. Este crédito capitaliza los intereses. Se gira un capital y este, a los cinco años, genera unos intereses. Después, el capital y los intereses se unen y quedan en un mismo paquete. Al final, se hace un total de ambos. Ese total es financiado a otros cinco años, por lo tanto, se termina cobrando intereses sobre intereses

Este préstamo presenta muchos inconvenientes. En vez de ayudar y ser un alivio financiero para los estudiantes, lo que hace es perjudicarlos y obligarlos a vivir en una constante deuda con el estado. 

Estos factores hacen que sea difícil el poder acceder a una educación de calidad. El problema no solo recae en las ayudas mediocres que brinda el estado, sino también en la mala calidad de vida y economía en la que vive más del 20% de la población colombiana. Esto hace que salir de la pobreza sea complejo y obliga a que muchos niños, niñas y adolescentes opten por realizar otras actividades, generalmente ilegales, para poder subsistir.  

Tanto la pobreza como la falta de educación son una constante, donde cada vez son más las personas que forman parte de la población nini. La educación se vuelve un privilegio para aquellas personas que tienen los suficientes recursos económicos. Sin embargo, este es un derecho universal que debería garantizarse para toda la población independientemente de su estrato socioeconómico. La formación de calidad es un derecho, no un privilegio. 

“Mis hijos son mi más grande orgullo”, dice entusiasmada Iris. 

Nicolás, el hijo mayor, al salir del colegio decidió hacer un técnico en el Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena. “No tenía la posibilidad de ir a la universidad. Por lo tanto, mi objetivo era hacer un técnico. En las prácticas podría conseguir una empresa que me considerara apto para seguir con un contrato laboral. Con el apoyo de la compañía podría pagar el 50% de mi semestre en la universidad”, relata Nicolás. Con la prima y sus ahorros mensuales, él se paga el otro 50%. Se encuentra realizando su primer semestre de contaduría pública en la Universidad Cooperativa de Colombia

Camilo, el hijo del medio, al salir del colegio decidió comenzar con un preuniversitario en música. De esta manera, podría conseguir un trabajo y ahorrar mientras se preparaba para el examen de iniciación en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Hoy en día se encuentra trabajando de barman y mesero en el restaurante La Juguetería, muy reconocido en la ciudad. Espera que el próximo semestre ya pueda entrar a la universidad pública. 

Mientras tanto, Iris y Alex apoyan a sus dos hijos y siguen dándole a su Nicol, su hija menor, lo necesario para que termine sus estudios primarios. “No les podemos pagar la universidad, pero nunca les faltará un plato de comida ni un techo para vivir”. 

Familia de Iris
Familia de Iris

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