Salimos a las 9 de la mañana de Sevilla y en una hora estábamos en Cádiz, pero no logramos aparcar hasta las 12. Era el primer fin de semana de Carnaval. Las calles, llenas de color, coches y gente preparando los festejos nos obligaron a perdernos en detalles mínimos pero igualmente sorprendentes para un grupo de gente del norte de España. Este es el relato gráfico de lo que vivimos, aunque no hay color, y nunca mejor dicho, para describir verdaderamente ese pedazo de tiempo mágico que nos fue regalado.