Es hombre y se maquilla
Marta Villarte y Ainhoa Bacaicoa//
Pintarse las uñas es cosa de “chicas”, o eso le habían dicho a Sam, en la escuela infantil estadounidense de Franklin. A sus cinco años ya debería saber que esas cosas solo las pueden hacer sus compañeras. El acoso que sufrió este niño hizo reaccionar a su padre, que publicó un hilo en Twitter que desató una oleada de apoyo para con el pequeño: “This is my son, Sam. He’s 5. And today he learned how shitty and harmful #ToxicMasculinity is. My rage meter is spiking right now so excuse me if this is a little raw but there are some things I want to say about BS #gender norms”. Así puso sobre la mesa el debate sobre qué se asocia a la masculinidad.
¿Y en España se ven muchos hombres maquillados por la calle? Al menos en la televisión no. “Entonces el único macho que hay aquí soy yo, ¿no?”, así se dirigía Jesús, miembro de la edición OT 2020, a sus compañeros que habían optado por maquillarse dentro de la academia. El concursante manifestaba su desagrado con frases como “se os ve el plumero” y terminaba por dedicarles la canción de Los Morancos Pluma, pluma gay. Sus compañeros habían optado por disfrazarse, al fin y al cabo, que un hombre se maquille es sinónimo de que se está disfrazando de mujer.
¿Sucede lo mismo en el resto de países? ¿Ha sido siempre así? Tendemos a creer que nuestra sociedad lo ha inventado todo; nada más lejos de la realidad. Nuestros antepasados los neandertales ya empleaban elementos de la naturaleza para pintar sus rostros como parte de sus rituales cotidianos. Llegó la civilización egipcia y uno de los atributos estéticos más característicos era el delineado alrededor del ojo, que conseguían empleando kohl y pigmentos de malaquita. Pintarse las uñas servía para hacer alarde de su estatus e incluso a lo largo de la historia el uso de pelucas no era algo extraño. Este movimiento continuó transformándose hasta su culmen en el siglo XVIII, periodo en el que los hombres ingleses y franceses utilizaban el maquillaje y la moda para expresar su personalidad, y distinguirse de aquellos que no lo hacían. Esto no tuvo continuidad. En el siglo XIX la monarquía europea tildó el uso del maquillaje como práctica vulgar, solo practicado por aquellos pertenecientes a los estamentos más bajos de la sociedad. El hombre y el maquillaje tomaron diferentes caminos hasta la actualidad, al menos en Europa.
Las rutinas de maquillajes para hombres
Por el momento el país que más integrado lo tiene en su rutina es Corea del Sur. Los hombres surcoreanos han normalizado el uso del maquillaje, especialmente para mejorar el aspecto y la salud de la piel, e invierten más dinero en estos productos que cualquier otro hombre del mundo. Esto se ha acrecentado sobre todo en los últimos años con la expansión del k-pop, traspasando todas las fronteras. Los idols no solo se maquillan para la grabación de los videos musicales, sino que también lo han llevado a su día a día. Además, se les puede ver en la televisión, en campañas publicitarias y galas internacionales, difundiendo así el mensaje de aceptación a la esfera mundial.
A los profesionales del maquillaje en España también les resulta difícil encontrar a hombres que se maquillen. “El porcentaje de clientes hombres que tengo es bajísimo, te podría decir que un uno por ciento o dos por ciento”. Teresa Hernando hizo un sorteo en su cuenta de Instagram (@themaquilladora) donde ofrecía una sesión de automaquillaje para hombres. De los pocos que participaron, el ganador fue Cotton, un actor que utilizó esta sesión para aprovechar y conocer en profundidad la técnica del maquillaje para el ámbito profesional. “Yo no me maquillo a diario, me maquillo para trabajar, me ayuda a preparar un personaje o en teatro para dar mucha expresividad”.
Y es que pese a conocer las ventajas que puede ofrecer el maquillaje, esto de ver a un hombre maquillado en su día a día no es lo habitual. Mejor dicho, si vemos a un chico por la calle con su eyeliner, una sombra y cuatro brochazos de colorete nos sorprende, admitámoslo. “Yo me sentiría extraño, como fuera de mí, muy observado. Me sentiría muy incómodo con grupos de gente”, comenta Rubén, un estudiante de 20 años, que nunca se ha planteado usar el maquillaje por miedo al qué dirán. Es lógico que alguien no haga algo con lo que no se va a sentir cómodo y más si desde pequeño se le ha dicho que esas cosas no “se deben hacer” simplemente porque no son “de chicos”.
Pero el maquillaje para hombres existe. El problema es que los hombres se sienten disfrazados cuando llevan maquillaje. Y es totalmente lícito usarlo para cambiar drásticamente algo de nuestro rostro que no nos gusta. La mayoría de los usos del maquillaje son para corregir pequeñas imperfecciones. Ya nos lo dice Cotton: “Creo que un maquillaje natural o bien enseñado puede aportar una naturalidad al hombre, simplemente no se tiene ni por qué notar, ese es el gran éxito del maquillaje para un hombre que se pueda ver mejor y verse natural ¿no?”. Esto es en realidad lo que buscan muchas mujeres.
Necesitamos más anuncios de hombres maquillados
Rubén tampoco conoce las posibilidades del maquillaje porque nadie se lo ha enseñado. “Lo poco que sé es por mi novia o por alguna de mis amigas, no tengo mucha idea, sé para qué sirve cada cosa más o menos”. Si nadie hace un anuncio para que en la televisión aparezca un hombre corrigiendo sus ojeras, o con un gloss que dure 24 horas sin desaparecer, los hombres nunca van a saber qué posibilidades les ofrece el maquillaje.
Todos los productos van ligados a una campaña de marketing, ya sea esmalte de uñas o una base de maquillaje, no hay nada que sea inherente a un género determinado. Y si no que se lo digan a Edward Bernays quién hizo que las mujeres empezaran a fumar gracias a una campaña de publicidad cuando antes el tabaco era solo “cosa de hombres”. Si los cigarrillos dejaron de discriminar a un género u otro, ¿por qué no lo puede hacer el maquillaje? Al menos ponerse un poco de rimmel en las pestañas no afecta a nuestra salud.