Jeremy Soule, el John Williams de los videojuegos
Jacobo Yáshyn//
Jeremy Soule es…
No, esperad. Antes de continuar escuchad primero estas dos piezas y después os seguiré contando quién es Jeremy Soule:
Bien, si habéis escuchado ambos temas (si todavía no, volved arriba y hacedlo ya), estaréis un poco más cerca de comprender por qué Jeremy Soule es uno de los mejores compositores de bandas sonoras de videojuegos de las últimas dos décadas. ¿Qué podría decirse de él? ¿Que es un genio? ¿Un visionario que vio una oportunidad en el sector de los videojuegos? Por supuesto, todo eso y mucho más. Pero lo que está claro es que ningún juego sería ni la mitad de bueno ni habría vendido tantas copias sin su toque de gracia, porque todo aquello que toca, acaba siendo un superventas. Matar dragones jamás habría sido tan épico en Skyrim sin el coro de vikingos; y el final de la Historia Personal de Guild Wars 2 no habría sido tan emotivo sin la angelical voz de Asja Kadric. En el segundo caso se me cayó una lagrimita, lo aseguro.
Ese es el poder de Jeremy Soule: arrancarte esa lagrimita, sumergirte en su mundo virtual y obligarte a que le hagas un hueco en tu corazón para siempre. Compuesta en el lejano año 2004, aún no olvido la música de Harry Potter y el Prisionero de Azkaban:
La jugabilidad, los gráficos, la historia y demás aspectos pueden ser infinitamente discutidos. Pueden gustar o no, pero una buena banda sonora es indiscutible. Todo aquello que lleva el sello de Jeremy Soule es sinónimo de bueno. Qué digo bueno, ¡magnífico! Y no lo digo yo, lo dicen sus numerosos premios y reconocimientos, entre los cuales hay cuatro BAFTA’s (British Academy of Film and Television Arts), y una marea cautivada de fans quienes no paran de reinterpretar y versionar muchos de los trabajos de Soule en Internet. Fijaos por ejemplo en esta versión de Lindsey Stirling y Peter Hollens inspirada en el tema principal de Skyrim (el cual acabáis de escuchar hace nada):
“En ocasiones me busco a mí mismo en la red y en Youtube. Me llevo muchas sorpresas al ver que grandes músicos interpretan mis piezas y aportan su propia perspectiva. Para mí supone el mayor honor, crédito y reafirmación a lo que hago, y realmente me hace sentir que vivo un sueño”, aseguraba el propio Soule en una entrevista.
Sus inicios
Soule comenzó a componer para videojuegos en el año 1995 para Secret of Evermore. Pero su primer trabajo realmente importante fue más tarde para Total Annihilation en el que convenció a sus jefes de utilizar una orquesta de verdad para grabar el ‘soundtrack’. Su principal argumento fue que eso les diferenciaría de la competencia, y si no, Soule haría frente personalmente con todos los gastos ocasionados. No le hizo falta. Desde entonces ha trabajado para numerosas compañías: Nintendo, EA, Bethesda, NCSoft, LucasArts (ya cerrada) entre muchas otras, y su trabajo se ha caracterizado por utilizar música instrumental y orquestral con fuertes influencias clásicas. Entre su amplia discografía destaca toda la banda sonora de la saga Elder Scrolls y Guild Wars. La tercera entrega, Elder Scrolls: Morrowind, supuso un icono en cuanto a música para videojuegos y en la cuarta y quinta entregas, Oblivion y Skyrim, se versionó.
Mientras componía para Oblivion, Jeremy Soule sufrió un desafortunado accidente de coche. Salió ileso, y tal y como asegura, su chaqueta de cuero impidió que perdiera el brazo izquierdo. Ese infortunio le hizo replantearse algunas cosas sobre su vida y su arte. “Intenté incluir parte de mí, parte de esa experiencia en la obra porque quise reflejar en ella la fragilidad de la condición humana y la belleza de la vida. Era algo más que un trabajo comercial”. Durante un instante Soule estaba seguro de que no saldría con vida aquella fatídica noche. “No vi pasar la vida por delante de mis ojos, pero supe que si moría, lo haría satisfecho por la vida y el rumbo que he llevado. Resultaba extraño porque ser perfeccionista nunca ha hecho sentirme bien conmigo mismo”.
Ya de niño Soule tenía claro que quería componer. De pequeño en clase de música vio una película que selló su carrera profesional e hizo que algo dentro de él diera un vuelco. “Recuerdo una escena en la que aparecía Tchaikovsky de niño. No debía de ser más mayor que yo. En esa escena la música sonaba en su cabeza, la podía oír dentro de sí mismo. Mientras la melodía se apoderaba de él, daba golpecitos a una ventana. Cuanto más fuerte sonaba la música, más fuerte golpeaba el cristal hasta que lo rompió y se cortó las manos. A muchos de mis compañeros no les impresionó, pero a mí sí. Fue una metáfora muy bonita que me marcó porque fue como si Tchaikovsky rompiera una barrera dentro de sí mismo. Es algo que también he querido conseguir a lo largo de toda mi vida.”
La música tampoco para de sonar dentro de la cabeza de Soule. “Yo no me considero compositor, sino un simple transcriptor. Para mí la música es como la fotografía. Ansel Adams se fue a Yosemite e hizo unas espectaculares fotografías. Capturó algo que ya estaba ahí, pero de una manera artística. Creo que hago exactamente lo mismo: atrapo las ideas y las llevo al papel. Y si no lo hiciera yo, probablemente lo habría hecho alguien otro”. Su manera de entender el origen de la música no deja de resultar curiosa, aunque el mismo Soule advierte que no hay que confundir su postura con ideas pseudo-religiosas o pseudo-filosóficas. “Pienso que las melodías provienen de una energía universal, de algún otro lugar y nosotros simplemente tenemos que capturarlas y compartirlas con los demás. Por ejemplo, aunque Beethoven no esté vivo, su música sí lo está, y el lugar que le inspiró para escribir la Novena Sinfonía o el Claro de Luna siguen estando ahí fuera”. Explica su proceso creativo con una bonita metáfora: “Las melodías pueden pasar volando por mi cabeza, casi como un dragón. Pueden ser maravillosas, pero se necesita mucha convicción y dedicación para retenerlas. Por eso no hay que matar al dragón, sino capturarlo para sacar las mejores ideas dentro de esa tormenta. Requiere mucha energía interior el poder conseguirlo”.
Además de estos momentos clave, el ambiente familiar contribuyó en gran medida en la formación de Soule. “Mi padre tenía una enorme colección de vinilos. Cuando los escuché todos, empecé a crear mi propia colección. Teníamos una regla en casa: si quería disfrutar de la música, tenía que trabajármelo. Recuerdo hacer toda clase de trabajos por el vecindario, como repartir periódicos, para ganarme algo de dinero porque en mi familia nunca fuimos muy adinerados”.
Nació en la ciudad de Keokik en el estado de Iowa de los Estados Unidos el 19 de diciembre de 1975. Su padre, además de tener vinilos, era profesor de música. Le enseñó a su hijo de tan solo tres o cuatro años a escuchar y comprender el género clásico. Aparte de eso, el joven Soule se divertía trasteando, montando y desmontando viejos equipos y radiocassettes, algo que sin duda le ha ayudado en su carrera profesional para comprender los aspectos técnicos y las mezclas de audio.
Cumpliendo un sueño
El mayor sueño de Soule siempre fue componer una sinfonía. Ahora por fin se ha puesto manos a la obra y está trabajando en The Northerner gracias en parte a sus fans. Decidió financiar el proyecto mediante ‘crowdfunding’ e hizo una estimación inicial de 10.000 dólares a conseguir en un mes. Él mismo pensó que conseguir esa suma en ese tiempo sería un planteamiento “realista”, aunque finalmente resultó algo inocente: en dos días consiguió 96.000 dólares.
No es por sus BAFTA’s ni porque los videojuegos para los que ha trabajado acabaron siendo superventas. Es porque simplemente Internet adora a Jeremy Soule, y ésta es una prueba fehaciente. Solo hace falta mirar las siguientes cifras para terminar de creérselo: la búsqueda de “Jeremy Soule” arroja 90.000 resultados; “Elder Scrolls theme”, 165.000; y “Skyrim cover”, 795.000. Todo ello incluye los trabajos versionados por otros artistas e interpretados en toda clase de instrumentos musicales. Recientemente la banda sonora de la saga Elder Scrolls quedó quinta en la votación popular para el Salón de la Fama de Classic FM, llevándose por delante al mismísimo Beethoven. “Me siento honrado por el hecho de que tanta gente reconozca lo que hago, y es algo que me ayuda a continuar trabajando. Es maravilloso poder darles a las personas algo con lo que disfrutan y creen en ello”.
Jeremy Soule ha sido bautizado dentro de la industria como “el John Williams de los videojuegos” (quien ha compuesto bandas sonoras de famosísimas películas como Star Wars, E.T., Indiana Jones, Harry Potter, Superman, Memorias de una geisha, La lista de Schindler, etc.). Resulta curioso que ambos compositores todavía no se hayan encontrado o no se hayan visto el uno con el otro. Es un encuentro que les queda pendiente y que el mismo Soule está ansioso por que ocurra. Y cuando pase, seguramente sea histórico.