La vacuna del fútbol

Adrián Blasco//

11 de marzo de 2020. 50.000 personas hacían retumbar Anfield al entonar a pleno pulmón el popular himno ‘You’ll never walk alone’. Sin ser conscientes, aquellos aficionados iban a presenciar el que sería uno de los últimos partidos de fútbol disputados antes del parón por la pandemia del coronavirus. En el césped, dos de las plantillas más cotizadas del mundo se enfrentaban: el Liverpool, valorado en 1.405 millones de euros, y el Atlético de Madrid, tasado en 836. 

Dos meses después de aquel encuentro, varias de las grandes ligas profesionales más relevantes de este deporte ya han organizado su regreso. En el caso de Alemania, la Bundesliga ya se ha reiniciado. Por motivos evidentes, lo ha hecho en unas condiciones muy diferentes a cómo estábamos acostumbrados. La falta de público en las gradas, la prohibición de celebrar un gol en grupo o los suplentes con mascarillas en diferentes partes del estadio son algunas de las medidas que se han tomado para minimizar el posible riesgo de contagio.

Aunque estos cambios son los que percibimos a simple vista en las emisiones televisivas, el impacto del coronavirus en el apartado económico del mundo del fútbol también será enorme. 

Hace tres años, el Paris Saint Germain pagó 222 millones de euros al Fútbol Club Barcelona para hacerse con Neymar. Hoy en día, parece inviable que cualquier club pueda volver a acometer un fichaje de tales magnitudes, por lo menos, a corto plazo. 

El hecho de que el fútbol lleve paralizado dos meses ya ha provocado una importante devaluación de los futbolistas profesionales. Según la web alemana Transfermarkt, el valor actual de la plantilla del Liverpool es de 970 millones de euros, mientras que la del Atlético de Madrid se estima en 709. Esto supone una depreciación de 450 y 127 millones de euros, respectivamente. 

Todos los jugadores han sufrido una pérdida de valor. Fuente: BeSoccer
Todos los jugadores han sufrido una pérdida de valor. Fuente: BeSoccer

La falta de ingresos por venta de entradas, la disminución de los precios de los abonos y el descenso del merchandising obligará a los clubes a trabajar en un panorama completamente nuevo y con una cantidad de dinero a su disposición mucho menor. Los ya aplicados ERTES por los que han optado un buen número de entidades no son las únicas medidas que van a tener que tomar. El ajuste del presupuesto para la próxima temporada es uno de los puntos clave que deben abordar casi la totalidad de los equipos.

En esta situación, a excepción de algunos transatlánticos del fútbol mundial dirigidos por jeques o magnates, los clubes tendrán que dejar de lado los fichajes millonarios de estrellas. La cesión de jugadores y la utilización de canteranos se posicionan como recursos totalmente válidos para la formación de los equipos. Debido a este atípico momento, las plantillas serán más reducidas que nunca y contarán con un mayor número de juveniles. 

La conservación de los contratos millonarios tampoco será una excepción. El acuerdo con los futbolistas para la reducción de sus salarios es uno de los temas más polémicos a tratar en cuanto acabe la temporada. Salvando a los considerados como “cracks” mundiales, será difícil volver a ver en los próximos años a jugadores que cobren más de 10 millones de euros anuales y tengan cláusulas estratosféricas. Del mismo modo, quedarán atrás los contratos que mantenían a los futbolistas vinculados a un mismo club durante un largo periodo de tiempo. 

Toda esta transformación en el orden del fútbol puede generar una brecha todavía mayor a la que existía antes entre los diferentes clubes. Si se quiere evitar que se incrementen las desigualdades entre los equipos modestos y los “grandes”, los diferentes organismos que rodean al mundo del fútbol, ya sea la FIFA o la UEFA, deben intervenir y establecer métodos de control que mantengan viva la esencia del fútbol. 

Establecer un límite salarial global en todas las ligas europeas permitiría competir en un futuro de una manera más justa y ocasionar el menor número de destrozos en la próxima ventana del mercado de fichajes. De no tomar ninguna medida, los clubes con un mayor músculo financiero verán aumentados sus presupuestos con inyecciones de capital externas, por lo que podrán aprovecharse de los equipos más necesitados al arrebatarles a sus jugadores más prometedores por una cantidad ridícula de dinero. 

En una etapa en la que el ambiente de los estadios será helador y los equipos de fútbol caminarán solos sin el apoyo de sus aficionados, los clubes deberán negociar en sus despachos a altas temperaturas. Para reducir las posibles consecuencias negativas que esto pueda significar, es necesario no dejar pasar la oportunidad de ajustar las condiciones a la situación extraordinaria que estamos viviendo y evitar así posibles excesos. De esta forma, se podrá solventar el problema en un periodo corto de tiempo y el aficionado volverá a disfrutar del fútbol tal y como lo dejó la última vez que pisó el estadio de su equipo.

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