La cultura no se apaga

Celia López Sanz//

Tras dos meses de confinamiento sería imposible medir cuánta cultura hemos consumido. En mi caso, cada día he escuchado la música de mis cantantes favoritos y he descubierto a otros nuevos, me he enganchado a series, he llorado y he reído con películas, he devorado libros y he tomado clases de ballet online. Me cuesta mucho imaginar cómo habría sido vivir la cuarentena sin cultura. Prefiero no hacerlo.

Seguro que hay actores, escritores, cantantes… que, aunque sea detrás de una pantalla, han tenido más público durante este encierro que durante un mes en el que reina la normalidad. Imagino que parte de ese público ha necesitado esta pandemia para percatarse del valor del trabajo de los artistas. Sea así o no, se ha probado que, pase lo que pase, la cultura no se apaga.

El otro día en la COPE, David Pac, profesor de sociología de la Universidad de Zaragoza, dijo que «vamos a salir más solidarios de esta crisis, con mayor capacidad para tejer redes de apoyo mutuo y valorando más lo colectivo». No sé si este mal episodio estimulará nuestra solidaridad y nos convertirá en mejores personas. Lo que sí creo es que cambiará nuestra forma de ver la cultura. Valoraremos más estar en la pista de un concierto, comer palomitas en una sala de cine, pasear durante horas por un museo o ir a una librería para disfrutar del aroma a libro nuevo.  Sin embargo, la situación y la precariedad de todos los que lo hacen posible es un problema sin resolver.

Artistas de todo el mundo han demostrado el valor de la cultura y nos han regalado un pedacito de creatividad desde sus hogares. Han conseguido que todo el mundo pudiera deleitarse con una experiencia que le hiciese olvidar por un momento la terrible situación en la que el mundo continúa. Muchos cantantes españoles emprendieron iniciativas como el #yomequedoencasafestival o el #cuarentenafest en los que Bely Basarte, Beret o Vanesa Martín, entre otros, compartieron su música.  En otras partes del mundo, muchos de los grupos musicales más icónicos también ofrecieron conciertos a través de redes sociales. Los míticos Rolling Stones fueron una de esas bandas que fusionaron sus sonidos de forma telemática.

Prestigiosos museos como el Louvre, el MOMA, el Bristish Museum o el Prado abrieron sus puertas de forma virtual para ofrecernos la oportunidad de apreciar la belleza de los tesoros que guardan en su interior. El universo de la lectura también se sumó a esta iniciativa solidaria, editoriales como Blackie Books, PlanetaLibros o Penguin Random House, entre otras, pusieron a disposición de los lectores eBooks o audiolibros gratuitos. A pesar de no poder acudir al cine, plataformas de streaming como Netflix decidieron estrenar nuevas películas como Crip Camp, El declive u Hogar.

Sin embargo, el Ministerio de Cultura decidió no tomar medidas que mitigasen la crisis del sector cultural. Por su parte, la Unión de Actores y Actrices consideró que el Ministerio estaba ignorando la situación laboral precaria e intermitente de los artistas españoles. De hecho, decidió movilizarse y proponer un “Apagón Cultural” durante 48 horas en el que se dejara de compartir el trabajo artístico de forma online. Este hecho causó la división de los profesionales del sector.

Algunos como Paco León, Leticia Dolera o Miguel Ángel Muñoz compartieron su indignación con el Ministerio a través de sus perfiles en redes sociales. Sin embargo, otros como Tristán Ulloa se posicionaron en contra desde Twitter: «Sincera y humildemente no creo que sea momento para un apagón cultural. Nuestro lugar ahora está junto a la sociedad civil. Estamos en el mismo barco. Comparto reivindicaciones del sector y creo que habría que exponerlas con cabeza fría cuando esta situación de emergencia finalice». Y es que, a pesar de ser consumidora y creadora de cultura durante muchos años, considero egocéntrico y egoísta llevar a cabo esa iniciativa ahora mismo.

Tras esta crisis, el trabajo de los artistas continuará siendo precario, pero tal vez algunas personas habrán aprendido a valorar un poco más el beneficio y el esfuerzo que supone producir arte. Aunque cierto partido político haya arremetido contra esta industria, los «titiriteros» han demostrado ser un gremio que ha puesto todo su empeño en compartir dosis de arte como vacuna contra la incertidumbre. Porque… ¿te imaginas haber vivido la cuarentena sin cultura?

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