Las mujeres somos más machistas que los hombres
Texto: Ana Baquerizo. Foto: Sandra Lario//
Llevo toda la vida oyendo que todos somos machistas, pero nosotras las que más: las retorcidas, envidiosas, criticonas. Su machismo, en cambio, solo cosifica, oprime, viola y asesina. Las mujeres somos claramente peores para un sistema que no nos pasa ni una a las oprimidas mientras disculpa una y otra vez a los opresores.
Yo no sé de qué nos quejamos, si las mujeres somos más machistas que los hombres. Solo hay que ver lo mal que hablamos las unas de las otras. Ponemos en cuestión los éxitos de nuestras compañeras mujeres, criticamos su físico y usamos términos muy machistas para descalificarnos. Da igual que esto ocurra debido a la educación que hemos recibido desde pequeñas en un sistema patriarcal que nos enseña a relacionarnos así. Y da igual que ellos —varones CIS heterosexuales— fomenten un sistema que les da privilegios, es mucho más importante que en toda conversación sobre machismo se minimice la queja femenina al recordar que nosotras no damos ejemplo.
El machismo de los hombres solo puede hacer que se conviertan en acosadores, violadores e incluso asesinos. Desde 2003, un millar de mujeres han sido asesinadas por su condición de género según los datos del Gobierno. Y una de cada 10 mujeres europeas han sido violadas, según datos de Amnistía Internacional. Sin embargo, es lógico y muy relevante subrayar el pequeñísimo porcentaje de denuncias falsas. Si es que de las mujeres no te puedes fiar. Por cierto, no todos los hombres son maltratadores y a ellos también les violan —otros hombres— #NotAllMen.
Bueno, hay que reconocer que en esta sociedad todos y todas tenemos actitudes machistas pero, oigan, las mujeres somos mucho peores, que conste. Es muy necesario que, en cualquier debate que se precie, siempre se puntualice que nuestras abuelas y madres nos han educado en el machismo. Las mencionan a ellas como las más machistas de la familia. Mucho más que nuestros parientes hombres a los que han cuidado y protegido, muchas veces dándoles prioridad sobre sus aspiraciones personales fuera de la familia. Ellos se han dejado porque no les ha quedado más remedio que beneficiarse de esos cuidados. Es que ellas son las que mandan, ¿sabes?
En fin, las mujeres somos unas exageradas. Tampoco es para tanto si desde que nacemos nos enseñan a normalizar la violencia y se nos jerarquiza por debajo de los hombres. Ese quien bien te quiere te hará sufrir, hay amores que matan o te pega porque le gustas. Debemos estar siempre guapas, eso no se pone en duda, y para presumir hay que sufrir. Que una abrumante mayoría de los líderes a todos los niveles sean hombres es también una casualidad. Nosotras no lo somos porque no queremos, es que calladitas estamos más guapas y las que hablan con vehemencia son un poco marimandonas e histéricas. Aunque, a veces, solo es que tenemos la regla.
Algunas radicales dicen que la violencia va más allá de los golpes, que lo engloba todo y nos engloba a todas porque nos nos dejan vivir con libertad: los estereotipos de género, el techo de cristal, las opiniones no solicitadas sobre nuestro físico; la presión social por arreglarnos, por tener hijos; los comentarios por no tener pareja, los comentarios por tener muchas parejas… Y todos sabemos que, cuando alguien señala alguna de estas injusticias, lo normal es que tú enseguida sientas ese impulso irrefrenable de pronunciar la frase: «Bueno, pero las mujeres son más machistas que los hombres».