Ser una básica está de moda
Carlos Soriano//
TikTok me da unas palizas emocionales que no veas. Dedico a esta aplicación más horas al día de las que debería. Es una forma de evadirme de mis problemas, aunque lo que encuentro son mis problemas, pero con humor. Es impresionante como un vídeo de escasos segundos puede definir a la perfección mis pensamientos o sensaciones.
Mi for you page me conoce más que mi propia madre. Para los que no estén metidos en los conceptos de la aplicación el “para ti” es algo así como la zona en la que salen vídeos relacionados con tus gustos. Y tanto que los sabe. Hace un año decidí descargarla, y supe que sería mi perdición. Diez minutos le hicieron falta al dichoso algoritmo para conocer mis traumas, mi pésimo sentido del humor, que me gustan los gatos y los chicos con mullet y pendiente de aro —como a todas—.
Analizo fríamente estos gustos y pienso: ¿quién coño te crees? Literalmente me gusta lo que al 95% de la población. Vaya por dios, no tengo nada de especial. No tengo personalidad, soy una esclava de las tendencias. ¿Que ahora los chicos guapos son los que tienen pinta de pegarte una venérea? Mi tipo. ¿Que las sandalias horteras de guiri son la nueva moda? Quiero unas Birkenstock.
Ahora veo cosas que en su momento me resultaban lo más y me dan ganas de darme cabezazos contra la pared hasta perder el conocimiento. Supongo que eso será cambiar de gustos. En unos años se volverá a llevar lo que hoy en día me horroriza, y lo que llevo ahora mismo será un espanto.
Ser auténtica, diferente, ir contra lo establecido. Suena muy bien. Pero no es lo mío. En el instituto me creía todo esto. Ahora que he crecido solo he visto que lo que estaba era en mi “Kanye West Era”, es decir, totalmente desquiciada.
American Horror Story, Tim Burton, Lana del Rey y Marlboro rojo fueron mi personalidad en bachiller. En su momento me sentía la protagonista de una coming of age movie, totalmente incomprendida en un mundo de gente básica. ¡Sorpresa! Era una básica más, lo único que me diferenciaba de las demás es que igual me vendría bien un poco de terapia.
Como todo, esa época acabó. Ahora llevo unos años estancado. Un día decidí que iba a ser un poco indie y por ahora lo mantengo. ¿He conseguido una personalidad? Pues no, tata. Posiblemente en unos años los Levis de mi padre y los jerséis de segunda mano me parecerán trapos y piense “¿cómo me podía poner eso?”.
Puede que no nade a contracorriente. No soy gótico en una sociedad en la que no está de moda serlo. No soy hippie —menos mal— en una sociedad en la que no está de moda serlo. Soy una básica y bastante mediocre la verdad. Evoluciono y me adapto, me encuentro y me pierdo. Pero como diría Maite Galdeano “me la suda colega”.
Tengo una personalidad, la abrazo y le doy un morreo, y, cuando me canso de ella, le hago ghosting. Soy una moderna de mierda y me encanta serlo. La moda es circular y mi personalidad sigue ese círculo. Lo único que tengo claro en esta vida es una cosa: nunca jamás volveré a llevar un pantalón pitillo.