Todo lo que no puedo decir: historia de una, voz de muchas
Sofía Villa Bernad//
Emilie Pine (Dublín, 1977), profesora de Dramaturgia en el University College de Dublín y editora de la Irish University Review, ha publicado numerosos trabajos y artículos académicos. No fue hasta 2018 cuando se adentró en el mundo de la literatura con Todo lo que no puedo decir (Notes to self), su primera colección de ensayos. Elegido ‘Libro del año’ 2018 en Irlanda, ha debutado con elogios de escritoras como Lena Dunham o Deborah Levy.
Todo lo que no puedo decir (Literatura Random House, 2020) es, como expresa la propia autora, un desangramiento. Pero no solamente suyo, sino de todas las mujeres que han sido criticadas, juzgadas, presionadas, calladas y amedrentadas. En menos de 200 páginas, describe de forma dolorosamente exacta cómo se han sentido muchas mujeres en algún momento de sus vidas y, al igual que ella, tampoco lo han podido decir.
Pine presenta seis relatos autobiográficos donde trata temas que abarcan desde las relaciones familiares tormentosas, el aborto y las drogas hasta la depresión, la menopausia y las violaciones. Sin pelos en la lengua, clara, directa, mordaz. El curso de la narración es imprevisible y, cuando crees que ya no puede sorprenderte más, tu boca se vuelve a abrir.
El alcoholismo de su padre da comienzo al libro. Con una delicadeza que enternece y una ferocidad que sobrecoge, define cómo vivió desde pequeña esa adicción. Pine se adentra en el abismo de la familia, sus lazos y la toxicidad que a veces conlleva. También aborda la separación de sus padres, las comparaciones con su hermana, la escasez de dinero y la dificultad de comunicarse con su madre.
Su etapa de adolescente es otra de las cuestiones que toca con dureza. El comienzo “inocente” con las drogas y su posterior adicción, la necesidad de aparentar ser otra persona para ser aceptada por un grupo, la obsesión con el peso y la comida, el abandono de los estudios… Pine confiesa sentimientos de esa época que ni siquiera se había admitido a sí misma. Sus reflexiones calan, sus vivencias conmueven y su facilidad para reflejarlas impresiona.
Podría decirse que las mujeres son el tema principal del libro sobre el que gira todo lo demás. Partiendo del yo, la autora manifiesta las inquietudes, deseos y miedos que supuestamente las mujeres deben ocultar. Habla de su imposibilidad de quedarse embarazada y su aborto, lo que le creó una sensación de vacío, de fracaso, de ser insuficiente, de no ser mujer. También explica sus complejos con el vello corporal y la obligación que sentía de depilarse para no sentirse sucia, antiestética.
A su vez, critica la continua autoevaluación y comparación entre mujeres que se les inculca desde pequeñas. Ese miedo a no ser “una chica como es debido”, a no dar la talla, lo expresa así: “Esta paranoia de que no soy lo bastante femenina, lo bastante deseable, lo bastante buena, es la representación máxima de la feminidad. Esa paranoia es un elemento crucial del control de las mujeres. Y de cómo nos controlamos nosotras mismas”.
Otra de las actitudes prácticamente impuestas a las mujeres que Emilie trata son los roles de género, lo que se supone que deben o no hacer, lo que se considera deseable o ingrato por su parte. Pine, que es profesora de universidad, lo ejemplifica con casos concretos de sexismo y machismo que se dan en esta institución. Cuenta cómo se espera que sonría, que sea agradable y sensible. Denuncia que constantemente se le ha impedido alzar la voz y lamenta no haberse rebelado contra ello.
“Estoy cansada de ser feminista. Estoy cansada de que sea responsabilidad de
las mujeres identificar, abordar y solucionar el sexismo. Estoy cansada de que
sea tan necesario y difícil. Y estoy cansada de mis propias interiorizaciones, cansada
de mi complicidad, cansada de seguirles el juego”.
Un asunto en el que enfatiza es el cuerpo femenino, su placer y su dolor. En concreto, se centra en la menstruación y la sangre. La sangre sucia, la que no se debe mostrar porque es vergonzosa e indecente. La vida de Pine ha girado en torno a este fluido: cuando pretendía quedarse embarazada, su presencia le atormentaba; cuando le llegó la menopausia, su ausencia le hacía sentirse marchita e infértil.
Una cuestión que no podía faltar en un libro como este es el abuso sexual y las violaciones. La autora confiesa vivencias muy personales: una tarde, un hombre frotó su cuerpo contra el suyo en el tren; en dos ocasiones, fue violada. Así, pone encima de la mesa un punto muy importante: el miedo a contarlo, a no ser creída, a ser juzgada. Y, sobre todo, hace hincapié en el hecho de que, cuando ocurrieron, no pensó que se trataba de una violación porque los hombres eran conocidos y porque interiorizó quela culpa había sido suya.
Con este libro, Pine pone voz a muchas mujeres que han sido silenciadas. Manifiesta todo aquello que han tenido que reprimir y callar. No escribe con pena, victimismo ni compasión; escribe con pureza, verdad y valentía. Pero, sobre todo, escribe desde la rabia, esa que construye y posibilita el cambio. Porque, en esencia, eso es lo que busca este libro: un cambio. La crítica de la escritora Anne Enright no ha fallado: “No leas este libro en público, te hará llorar”.

Foto: Sofía Villa
Ficha técnica:
Título original: Notes to self
Título traducido al castellano: Todo lo que no puedo decir
Traductor: Cruz Rodríguez Juiz
Autor: Emilie Pine
Editorial: Literatura Random House (L’Altra en catalán), 2020
Número de páginas: 176