Revivir, resentir, rehacer, repetir

Elena Álvarez//

La repetición como oportunidad de mejora y hallazgo de diferencia

Cada día que pasa es diferente al anterior. Repetimos una rutina que nunca es exactamente igual. Sin embargo, la repetición nos otorga un abanico de oportunidades en lo que conocemos y queremos volver a experimentar. Nuestra vida es una anáfora en constante cambio.
Tropezar con la misma piedra

El ser humano es un ser social, y su naturaleza lo obliga a comportarse en sociedad, a mantenerse en un estado constante de relación con el otro. La repetición, que llega a cada sustrato de la esencia humana, también se hace eco en nuestras relaciones –tanto amorosas como de cualquier tipo–. Vivimos algo, sale mal, repetimos

Lo repetimos en busca del mismo sentimiento o de una mejora del mismo. La ruptura de una pareja deja a cada cual con rituales que practicaban juntos. Por eso, medio conscientes, repetimos con la nueva pareja lo que solíamos hacer con la otra hasta crear nuevos rituales, que se fusionarán con los antiguos.

repeticion  Freud, en Sobre la dinámica de la transferencia, trata el tema de la repetición basado en la relación de sus pacientes con la figura del analista y así explica los “clisés”. Los humanos, por sus disposiciones innatas y sus vivencias experimentadas en la infancia, adquieren un comportamiento específico para su vida amorosa: determinan las condiciones de amor, las pulsiones que quieren satisfacer, las metas. De esta manera, el clisé se repite a lo largo de la vida de manera cíclica.

Es a través de la transferencia por la cual Freud explica su concepto de repetición. Según la RAE, el primer término es el conjunto de “ideas o sentimientos derivados de una situación anterior, que el paciente proyecta sobre su analista durante el tratamiento, del que es parte esencial”. El paciente transfiere –en cierto modo, repite– una emoción ya vivida a su analista. 

Lo interesante de la propuesta de Freud es su extrapolación a las relaciones de pareja. Ya hemos vivido algo que, en su momento, hizo nacer un sentimiento en nosotros, y lo intentamos evocar en la nueva unión. Esto no implica un acto perverso, sino inherente a la persona, quien repite en busca de recordar lo pasado.

Pero el volver a vivir conlleva que tratemos de crear una copia exacta de lo experimentado. Esto es imposible. La reducción de este fenómeno a la mera reproducción de lo padecido sería un error. Es la repetición lo que nos da la oportunidad de mejora y se expone ante nosotros como la diferencia de lo que residía en nuestra memoria. Lacan sostiene que la transferencia no es solo repetición, sino que a partir de ella se introduce algo nuevo, dentro de lo aleatorio y azaroso. En la propia repetición se encuentra la posibilidad de diferencia

repeticion 2 Así, la vivencia que en un principio aparentaba ser ritual, encuentra en esta vuelta a la vida una distinción que la convierte en oportunidad. No es una aburrida copia de una copia sino una nueva extensión del sentimiento requerido. Por eso, ninguna relación –por similares que nos parezcan los perfiles de nuestras parejas o los planes diseñados o los sentimientos crecientes– puede equipararse a otra. El prefijo “re-”, consubstancial al humano, hace que tropecemos con la misma piedra, pero de distinta forma.

Individuo: repetición y recuerdo 

En lo más personal del ser humano, la repetición aparece vacilante para hacernos recordar, revivir y resentir. El filósofo Kierkegaard la define en el contexto de la existencia individual: “la repetición, si es que esta es posible, hace feliz al hombre, mientras que el recuerdo lo hace desgraciado”. La capacidad de volver a algo que adoramos u odiamos nos permite continuar con nuestra actividad, mientras que el recuerdo se muestra como un lugar lejano y oscuro en la mente que sostiene la melancolía.

Este filósofo hace una metáfora de la repetición asemejándola a un vestido, mientras la opone a la esperanza y al recuerdo. “La esperanza es un vestido nuevo, flamante, […] pero del que no puedes saber si te sienta bien. El recuerdo es un vestido desechado que, por muy bello que sea […], no te puede sentar bien, pues no corresponde a tu estatura. La repetición […] se acomoda perfectamente a tu talle, sin presionarte lo más mínimo […].”

repeticion 3 Lo antiguo no nos cansa. Utilizamos la imitación para encontrar un estímulo parecido al que vivimos, a causa de la seguridad que produce lo que ya conocemos. Por eso, repetimos cuando comemos nuestro plato favorito o vamos al mismo bar del barrio donde sabemos que nos tratan bien. La repetición nos aporta una confianza de la que no queremos salir.

Es el ritual lo que da sentido a la vida. El ciclo vuelve a empezar y a terminar. Es un circuito cerrado, pero con cambios en el recorrido, diferentes en cada individuo. El filósofo Byung-Chul Han afirma que los ritos son acciones simbólicas y el símbolo sirve para reconocerse. “Al ser una forma de conocimiento, la percepción simbólica percibe lo duradero. […] Las imágenes y metáforas generadoras de sentido y fundadoras de comunidad dan estabilidad a la vida”. La repetición nos da estabilidad porque lo sentimos como duradero, como una especie de hogar en el tiempo en el que nos sentimos seguros.

El periodista y escritor Bruno Galindo nos localiza en la “cultura del aniversario”. Esta ubica nuestro interés máximo en el pasado, dejando a un lado el presente y el futuro, que se presentan cancelados. La repetición aquí no es ella en su esencia, sino en la del recuerdo. Este nos anula e impide una visión posterior, una mejora.

La actualidad nos agobia con el pasado que, de momento, no podemos repetir. La actualidad se adueña del recuerdo como único consuelo al que recurrir. Pero la actualidad sigue con ganas de cambio en la reinterpretación de nuestras vidas. La repetición debe ser tomada como oportunidad, no como tristeza o pasado o copia. La repetición es novedad en tanto que se toma en el momento actual. Se crea un acontecimiento a partir de la supuesta copia llevada al presente. Vamos a la misma discoteca, pero nunca pasa lo mismo. Vemos la misma película, pero nunca nos hace reflexionar de la misma manera. Vemos a las mismas personas, pero ningún encuentro es igual. La repetición es oportunidad de cambio, de diferencia y de novedad.

¿De qué me suena?

Todo está inventado. Leemos las mismas historias, vemos las mismas imágenes, escuchamos los mismos relatos. La originalidad choca de bruces con la realidad que, de forma inevitable, es repetitiva. Por ello, en la cultura –además de en la vida– el remake es casi obligatorio.

De esto habla Bruno Galindo en su novela Remake, la historia de un director de cine abocado al fracaso que lleva más de diez años sin producir una buena película y está obsesionado con lo que ocurrió en el pasado. Volver a vivir como forma de vivir. Volver a crear como forma de crear. Reinventar lo inventado. En un principio, en esto consisten este tipo de obras.

Sin embargo, el remake en la historia de la cultura nunca se ha concebido como copia o reproducción exacta. El director de cine Jan Speckenbach, en su ensayo On the Remake. A cinematic phenomenon, los toma como producciones más fuertes que las originales, donde todo tipo de público puede sentirse identificado. A diferencia de sus previas, las reinterpretaciones logran crear un conflicto mejor desarrollado y más atrayente. 

Los “era mejor la primera” se convierten en palabras exentas de verdad que el ser humano solo pronuncia para demostrar su conocimiento superior, ya que es menos culto o sabe menos de cine quien alaba el remake. En su conferencia Re, Galindo afirma la necesidad de crear estos largometrajes para volver a sentir, aunque no sea lo mismo, algo parecido. No implica que su calidad sea peor. Incluso la mayoría de veces es al contrario.

En la historia del cine hay cientos de ejemplos que podrían ilustrar esta tesis. Mujercitas es uno de ellos. Es el paradigma del remake bien hecho y fiel a la reinterpretación de cada época. La Jo March que Saoirse Ronan daba vida en 2019 tiene mucho en común con la Jo March de Katherine Hepburn en la primera entrega (1933), pero las separan casi 100 años y el abismo de la era del feminismo.

repeticion 5En Remake, se presentan otros tantos metrajes de este tipo. La evolución cultural de la sociedad nos acerca cada vez más a la imitación, aunque tampoco es algo novedoso: se ha hecho siempre. Psicosis (de Hitchcock o Gus Van Sant) o Bohemian Rhapsody (la realidad de Queen y su película) se unen a Mujercitas para volver a entender las historias de una manera diferente.

Clásicos que se vuelven novedades e historias que se repiten con actores que nos apasionan y en lugares verosímiles del siglo XXI. El cine se encarga de que lo muerto vuelva a nacer para reencarnarse en otras pantallas. La misma historia para que no asuste, sino que reconforte y nos traslade a un lugar seguro –aunque no tengamos claro cuál es–, pero que no llega a una reproducción exacta y monótona.

De la eliminación de la monotonía se hace eco también la música. ¿Por qué Bagdad de Rosalía y Cry me a river de Justin Timberlake suenan tan parecido? ¿Por qué resultaba familiar la melodía de China de Anuel AA? ¿No es la misma que la de It wasn’t me de Shaggy? Los artistas son los primeros en reinventar, dar un giro a lo creado, otorgar una nueva vida a ritmos pasados. Se entiende este intento de copia como un giro de tuerca que conecta con el momento actual.

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