Delitos y cine: entrevista a Jaime Rosales

Jorge Marco, Julio Beltrán y Pablo Gracia//

Jaime Rosales, director de Girasoles silvestres 

Pese a la gran competencia para ser seleccionado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, hay unos pocos directores que lo consiguen a menudo. Uno de ellos es Jaime Rosales, que ya ganó el Premio FIPRESCI con Tiro en la cabeza y ha participado varias veces en las secciones Made in Spain y en Perlak gracias a films como, por ejemplo, Petra, su penúltima película. En esta ocasión, el director catalán participa de nuevo con su séptimo largometraje, Girasoles silvestres, en la sección oficial.

En este film Rosales traza la trayectoria vital de una madre soltera desde la ruptura con el padre de sus hijos. De esta forma, se nos presenta el amor como un aprendizaje posibilitado por la determinación y las renovadas experiencias de la protagonista. Esta mujer es interpretada por una fantástica Anna Castillo, capaz de transitar por emociones muy extremas, desde la contención hasta la crisis de ansiedad en largos planos secuencia. 

Para abarcar tanta extensión temporal, el cineasta se vale de elipsis que deben ser completadas por el propio espectador, de manera que se involucra activamente en la comprensión de los personajes.  

Por otra parte, Rosales emplea un guion cercano al naturalismo, con frases y entonaciones muy propias de la vida cotidiana. Así mismo la cámara sigue las detalladas interpretaciones que aportan multitud de matices psicológicos de los personajes y sustentan buena parte del mérito de la película. Mención especial tiene la de Oriol Pla, que encarna a un joven sin estudios, irascible, impulsivo y sensible, con el que la protagonista establece una relación tóxica.  

Jaime Rosales junto al equipo de rodaje

Además, Rosales no abandona su vertiente innovadora, y rehúsa del clásico plan de rodaje. En vez de ello reduce el uso del plano contraplano y emplea tomas largas, incluso a veces con sorprendentes primeros planos frontales como en la tensa discusión que termina con la primera relación de la protagonista. 

La película era una de las favoritas tanto para la concha de oro como para mejor actriz a Anna Castillo. Sin embargo, no tuvo suerte en el reparto de premios. Lo cual, en realidad, tampoco pensamos que preocupe mucho a un director con ideas tan claras como las que demuestra en esta entrevista que tuvo la amabilidad de concedernos:

Pregunta: Lo primero de todo es felicitarte por la película y por estar de vuelta en el festival.

Respuesta: Muchas gracias, muchas gracias.

P: La primera pregunta que teníamos para ti, que igual viene de que se nos ha escapado algo viéndola, es el porqué del título: Girasoles Silvestres.

R: El título en realidad no es muy explícito. No está ni conectado a un tema como en La Soledad ni tampoco a una historia o la trama como en Tiro en la Cabeza. Es un título un poco poético que, como en todo lo poético, las palabras son muy importantes y es un título muy preciso pero cuyo significado para mí no es único ni necesariamente claro. Es preciso, no es que me levantara un día y dijera “ah, pues este es el título”. Le di muchas vueltas y lo hablamos mucho entre Bárbara y yo y al final nos decidimos por este. Pero no puedo dar una clave porque no la conozco.

P: Tiene más relación con lo que transmite a cada uno… con dejar la interpretación libre al espectador.

R: Sí, en este caso sí. Bueno en este y en general.

P: En la película podemos ver tres perfiles muy distintos de la masculinidad, ¿cómo surgen? ¿crees que son representativos de la sociedad actual o más bien vienen por experiencias personales?

R: Es muy importante para mí esto que has dicho porque hay que destacar que son tres perfiles muy distintos. Porque no se puede meter a todos los hombres en el mismo saco. Me interesaba mostrar dos polos y un medio, por decirlo de alguna manera. El hombre más arcaico y tóxico, pero también el más moderno y que integra muchas virtudes. Desde el cuidado de los niños, la ayuda para que ella estudie, que esté bien… y que siga sus anhelos. Y luego uno entre medias, que es un hombre que no es ni del todo tóxico ni del todo ético. Es un hombre un poco bloqueado. Es alguien que, si uno es arcaico y otro es moderno, él se ha quedado entre dos aguas. Entonces me interesaba mostrar esos tres tipos y también mostrar una transición de ella entre esos tres perfiles con una cierta idea de aprendizaje en el amor. Yo creo que ella va mejorando de uno a otro.

P: De hecho, respecto al personaje que mencionas que está en el medio, hay una elipsis muy interesante que precipita la ruptura con él. Me refiero a cuando de repente le dice que no puede seguir así porque cada vez que tiene un permiso se agobia… Y la elipsis que sucede ahí entiendo que existe para que el espectador interprete qué ha pasado, ya que es algo que no se ve.

R: La película se enmarca en nuestra época y creo que el espectador de hoy día es moderno y para mí es muy importante interesarle, atraparle. Que mientras está viendo la película quiera saber más. Esas elipsis tienen esa función de enganchar al espectador. Y no hay que olvidar que al final estoy mostrando tres relaciones, tres hombres… incluso con diferentes geografías, hay niños que aparecen nuevos… entonces hay mucha información en una película que quería que durara unos cien minutos, que no fuera más larga. Las elipsis me ayudan, son elipsis entre etapas o capítulos, pero también dentro de los capítulos aparecen, porque la película tiene que ir avanzando muy rápido y todas las escenas son muy importantes, todas tienen mucho jugo, todas cuentan mucho… y todas tienen tensión. 

P: Otra de esas elipsis, que me pareció interesante, es durante la primera relación cuando sucede la escena de una tremenda discusión y agresión física… pensaba que iba a ser una película sobre los abusos de esa relación y me sorprendió que, justo después, esa historia terminara y pasara a otra.

R: Porque para mí una de las cosas que era muy importante era no hacer una película sobre una víctima. No quería ni que ella se victimizase a sí misma ni que otros hicieran lo mismo. Es una persona que recibe una paliza, aparece la policía y gracias a que ella ha denunciado se lo llevan. Y hasta ahí ha llegado ese problema. Porque ella tiene que seguir adelante, porque tiene hijos. Entonces me parecía muy importante ese aspecto de construir un personaje que no se victimizase y que tuviese fuerza y que luchara.

P: De hecho, el personaje de ella se basa en su propia fortaleza, que es lo que le permite continuar ese viaje.

R: Totalmente. Yo diría que las dos características más marcadas en Julia son la fuerza y su capacidad de lucha e inteligencia, porque aprende.

P: Justamente ahora íbamos a preguntar algo sobre eso porque en otra entrevista suya habíamos visto que usted hablaba de ese aprendizaje.

R: Sí, es el aprendizaje del amor. Se aprende a través de la experiencia, no hay un curso.

P: Exactamente, es más un ensayo y error particularmente profundo y personal. Por eso queríamos preguntar cuáles son las lecciones que, personalmente, le gustaría transmitir en ese sentido a través de la película.

R: Cuidado. Cuando uno va a ver una película no asiste a una conferencia. Es algo placentero, ligero… y eso no está reñido con lo profundo. Sin querer aleccionar a nadie sobre nada, sino más bien mostrar posibles alternativas. A partir de allí cada espectador puede crear su opinión personal y, de hecho, es gracias a la película que van a reflexionar sobre lo que sea. Por ejemplo, un amigo mío me ha enviado un artículo de un periodista que básicamente decía “he visto esta película y he reflexionado sobre esto” y todo el artículo era sobre esa reflexión y ya no se menciona nada más de la película. Eso es lo que me parece que tiene que hacer el espectador. Va a ver la película, ojalá acompañado, y esas personas hablan, intercambian, cada uno ha visto una cosa distinta… reflexionan, discuten… y eso es lo que para mí es nuclear de esta película. La peculiaridad es que creo que además de eso la puedes ver con disfrute.

Fotograma de «Girasoles silvestres»

P: La película reposa en las geniales actuaciones de sus actores, ¿tienes un método fijo para acercar el personaje al actor o adaptas estrategias de interpretación según la persona con la que trabajas?

R: Bueno, hay un cierto método que pongo en marcha y, de hecho, cuando hago los primeros encuentros con ellos tengo que ver si este método les funciona. Si ese método les supone dificultades, sé que me va a costar. Ese método tiene variantes para cada actor y, viendo que ellos encajan en el método, voy a estar atento para incorporar adaptaciones a ellos.

P: Y ese método consiste, quizás, en improvisaciones para interiorizar el personaje o en juegos…

R: Es una técnica que yo empleo con ellos. Un ejercicio de improvisación que me sirve para ver por dónde van y así conducirlos. Sí que hay una improvisación conducida y, sobre todo, me parece muy importante la gestión de su estado de ánimo. Encontrar un equilibrio entre que estén concentrados y relajados. Como director, intento modificar ese estado de ánimo para que este sea óptimo. Si viera que está tenso, podría hacer una broma de futbol, una auto-ironía… algo que lo destense. Si estuviera demasiado relajado a lo mejor si le daría un toque.

P: La actuación de Oriol Pla es impresionante. Nos gustaría saber cuál fue el proceso concreto de este personaje.

R: Teníamos que construirlo de cero. Tanto física como psicológicamente. El hizo un trabajo físico muy duro a nivel nutricionista, ejercicio… Y a nivel del habla. El personaje usa unas palabras y un vocabulario que no es el suyo. La actitud y la energía también hubo que crearla, esa chulería, ese sacar pecho. Luego los actores, cuando son buenos como él, trabajan mucho al personaje. Él me contaba que solía llevarse el personaje por las Ramblas de Barcelona. Y claro, este es un personaje que, cuando anda, los demás se tienen que apartar.

P: Yo me apartaría, desde luego.

Él iba con miedo también. De que alguien se le enfrentara por estar interpretando el personaje… Ha hecho todo ese trabajo y yo me limitaba a sancionar y esculpir ese otro yo que habíamos construido.

P: En la película hay dos planos secuencia de dos impresionantes discusiones que tiene Julia con dos parejas diferentes. Son escenas muy intensas y emocionales, ¿cómo se escribieron y rodaron estas escenas?

R: La escritura tiene que contener la descripción, el tono y la fuerza de cómo será rodado. La interpretación tenía una primera dificultad que era llevar a los actores al lugar y la intensidad necesaria. Como es improvisado, a la vez que excesivo, hay que coreografiar mínimamente para que la cámara pueda moverse en cada lugar. Cada vez que se repite el resultado es distinto. Son escenas complicadas, días especiales. Recuerdo que Oriol decía “Hoy es el día D”. Que bueno, era su día D, pero luego Anna tenía otros más. La escena de los dos juntos durante la paliza era muy intensa para ella. También, yo tenía miedo de que, en ese desborde, Oriol se hiciera daño. Daba un puñetazo en la mesa y… ostras, se puede romper algo. Él decía que lo controlaba. En ese estado, entre líquido, coreografiado y con violencia de por medio… a veces, sin querer, le soltaba un golpe a un ayudante de cámara. En algunas de las tomas a lo mejor podía coger una silla y reventarla. Eso era difícil.

En el caso de Anna, yo quería empujar su límite al máximo. Yo sabía que podía llegar. Nos entrenamos poco a poco, como un maratón, no se hacen 40 km de golpe. Primero 10, luego 20… para acercarnos a esa intensidad. 

Fotograma de «Girasoles silvestres»

P: ¿Qué directores crees que han marcado tu trayectoria profesional? ¿Hay alguna película cuya influencia sea reconocible en esta obra?

R: A ver, digamos que soy bastante cinéfilo. Casi todos los grandes directores lo son, solo conozco una excepción. He visto mucho cine y me gusta ver mucho cine. Ayer vi una película de Ulrich Seidl, muy muy áspera, pero también puedo ir a ver con mis amigos Top Gun, quiero decir que abarco un abanico muy amplio. Ambas me parecen muy buenas películas dentro de su género. A lo largo de mi etapa formativa me ha pasado un poco igual. He admirado mucho a Godard, Buñuel, Ozu, Bresson… todos los grandes del cine moderno. Y también a directores muy importantes del cine clásico como Welles, Hitchcock, Wilder, Ford, Clint Eastwood… aunque este último tira más hacia lo moderno. Me parece que hay mucho que aprender del cine clásico y mucho que aprender del moderno. Yo creo que tiene más sentido beber de lo moderno, es lo que está haciendo brillar a muchos cineastas españoles dentro del cine de autor. Es lo que más sentido tiene para nuestra cinematografía. Eso no quita que, por poner un ejemplo, Casino Royale es un peliculón. Matrix es un peliculón, Top Gun es un peliculón. No hay que despreciar este tipo de cine. Es más, creo que no se ha superado la secuencia de Psicosis en la ducha. Más cine que eso… Yo en Petra lo mencionaba mucho, mis directores de referencia eran Tarkovski y Hitchcock. Me parece que hay cosas del Sacrificio que, al igual que en Psicosis, no se han superado, pese a ser dos estilos muy distintos.

P: Por curiosidad, ¿cuál es ese gran director que has mencionado y que no es cinéfilo?

R: Wang Bing, un director chino y amigo mío. Viene del mundo del arte, hace un trabajo muy peculiar y maravilloso. Sin embargo, no ha visto nada de cine. Le preguntas si ha visto tal película de Bergman y te contestará que de quién es ese señor. Hay una parte de los cineastas chinos que saben mucho de directores patrios y muy poco de fuera. 

P: ¿Cómo valoras el estado de la industria española? ¿Es fácil sacar una película como la tuya?

R: Yo veo que es un momento en el que el cine de autor español va a tener una cosecha muy buena. Se debe sobre todo a que somos unos cuantos cineastas, algunos entrando ya en la madurez creativa, que hemos bebido del cine moderno frente a una generación anterior que había bebido del cine clásico e intentaban hacer, aquí en España, películas con claves hollywoodienses. Mientras que nosotros hacemos un cine con claves más modernas. También hay más recursos. De financiación, de promoción… Si no tuviéramos la variable pandemia, y los efectos que ha tenido en nuestro comportamiento, te diría que estoy convencido de que va a ser un gran año para en cine de autor en taquillas. Pero hay un poquito de incógnita respecto al efecto que ha dejado el COVID en el público. 

P:¿Recomendarías entonces, para los nuevos directores, beber de un cine más moderno que clásico?

R: Seguro. Para los españoles, sí. El cine clásico empieza con Griffith y lo perfecciona Ford. El moderno empieza con Rossellini y el que lo perfecciona es Godard. Los padres de estas ramas tienes su continuación hasta nuestros días. Por ejemplo, Spielberg o Nolan siguiendo las claves clásicas o los hermanos Dardenne y Ryusuke Hamaguchi haciendo lo propio con el cine moderno. A mí me parece más interesante para una cinematografía como la nuestra beber del cine moderno porque lo que acaba contando son historias más ancladas a la realidad, más relevantes, con más debate y sofisticación. Frente a ello, la maquinaria estadounidense, más hueca, tiene unos recursos que nosotros no poseemos. 


Este año nuestros compañeros de Delitos y cine han estado cubriendo el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y nos traen una serie de entrevistas. Para abrir boca, os dejamos por aquí con su TOP de las películas que se presentaron en dicho festival.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *