El bastión de Poble sec

Eduardo Fariña Poveda//

En un contexto histórico complejo, de editoriales y librerías que cierran, de transnacionales y monopolios editoriales. En la era de Amazon, de franquicias del libro, de dificultad de leer algunas obras en ambos lados del charco. En este complejo tiempo presente, la Editorial Candaya apuesta por el detalle exhaustivo, la vocación de editor de antaño y el riesgo por la novedad. Todo reino fantástico tiene su bastión, y el reino quijotesco del cual toma su nombre la editorial catalana lo inauguró el pasado 4 de febrero.  En Poble sec, cerca del Raval, de Montjüic, de Zaragoza y de Hispanoamérica, el nuevo local de la editorial pretende ser lugar de acogida de autores y centro logístico de operaciones.

 

13:30 h.

Con los poetas Diego Palmath y Jaime Montañés nos dirigimos al local. Había muchísima gente en la entrada, en Carrer Bòbila, 4. Lo primero que se notaba era que no parecía la presentación de un local de una de las editoriales independientes más importantes de España. Parecía una fiesta familiar y de amigos. En la entrada estaban Olga y Paco, los editores. Al primero que saludé fue a Paco. “Pasad dentro a comer algo”, nos dice.

14:00 h.

Una diversidad de platos, con etiquetas de los países de los que provenían y los autores de la respectiva nacionalidad hispanohablante que había editado Candaya. Guiso ecuatoriano, quinoa peruana, guacamole mexicano, empanadas chilenas. Botellas de vino, cavas y bebidas se encontraban en los extremos de la amplia mesa. Diego Palmath hace una observación: “Muchos autores han preparado estos platos y los han traído a esta mesa. Esto es una fiesta familiar. Con esas cosas, te das cuenta de lo que ha creado Candaya”.

05_Comida venezolana

Muchos aragoneses habían asistido: los libreros de Antígona, Julia y Pepito, junto a Eloy, su hijo menor; los autores aragoneses de la editorial Miguel Serrano Larraz y Ángel Gracia, junto a sus respectivas familias; los poetas Diego Palmath, Jaime Montañés y Marta Fuembuena. Y Félix Santander Bailón, con toda seguridad el lector que cualquier editorial quisiera tener. El último lector pigliano, quizás.

Félix sorprende. Tiene el 87,5% de los títulos de narrativa de la editorial. Hace poco colocó en Facebook una foto en su perfil con todas las colecciones. Al verme, me reconoció. Hablamos un rato. Moreno, estatura mediana y trato afable, Félix me desglosaba las cantidades de los libros que tenía la editorial: “De los de narrativa llevan cuarenta títulos, el último el de Mónica Ojeda, Nefando, y yo tengo en mi biblioteca particular treinta y tres, y sumo los dos que he comprado ahora: el de Carlos Vitale y Lluvia. De ensayo tengo la mitad y de poesía, como un tercio”. Impresionado quedé por la seguridad de sus palabras y la simpatía del tono de voz que las respaldaba.  Félix hace un brindis conmigo. Es agradable reconocer a alguien en otra ciudad. Le he preguntado si, además de leer, había sentido la tentación de escribir. “No, yo soy lector. Compro los libros y los leo”. Félix es el catador por excelencia de la Editorial Candaya.

16_Poesía de Candaya
Algunos ejemplares de narrativa a la izquierda y otros de poesía a la derecha.

Conocer gente nueva en un ambiente familiar puede ser más raro de lo que se cree. La atmósfera agradable de la jornada me sorprendía. Sabía que gran parte de la gente se conocía, pero vi en muchas ocasiones a personas como Félix hablando por primera vez con otros invitados. El espíritu reinante se parecía más a las fiestas de cualquier pueblo español que a la presentación de un local de una editorial. Fue así como conocí a los libreros Cecilia Picún y Miguel Sánchez, de la Librerío de la Plata de Sabadell. Palmath y Montañés hablaban con Miguel, mientras que yo lo hacía con Cecilia, uruguaya de Montevideo. “Empezamos hace cuatro años, en 2013. En Sabadell hemos construido un lugar donde se puede hablar de libros y compartir de literatura. Nuestro primer acto fue un 14 de febrero. Se llamó ‘Nuestros labios riman’. Somos una librería pequeña y por eso sentimos simpatía por las editoriales como Candaya”, me cuenta. Su voz con el característico acento rioplatense suena más suave.

Librerío de la Plata tiene una intensa actividad cultural en Sabadell. Organizan un jueves y viernes de cada mes un club de lectura con numerosos clientes. Tantos que deben repartirse entre los dos días para comentar el mismo libro y no perderse las impresiones compartidas. Es una librería especializada en literatura latinoamericana, por la cual han pasado numerosos autores, muchos de ellos editados por Olga y Paco. “Conocimos a Candaya por recomendación. Vengo de la industria farmacéutica, por lo que no tenía mayor vinculación con el mundo editorial. Debía estar muy atenta a lo que la gente me recomendaba. Poco después de abrir, una clienta me habló de la editorial: ‘¿No conocéis a Candaya?’. Ese mismo día le escribí a Olga. Ella me respondió con un email extenso, lleno de cariño. Olga es comprometida, cercana”. A partir de ese momento empieza la amistad, la cual para Cecilia es parte del secreto de la editorial: “Consideran al escritor, librero y lector como parte de un trinomio”.

14_Diego Palmath%2c Miguel Sánchez (Librarío de la Plata) y Eduardo Fariña
El poeta peruano residente en Zaragoza, Diego Palmath; Miguel Sánchez, de Librarío de la Plata; y el autor y poeta chileno también residente en la capital aragonesa, Eduardo Fariña.

De pronto se me acerca Mario Campaña. Nos saludamos con un abrazo, hace muchos años que no nos veíamos. Cuando lo hago casi boto su sombrero negro al suelo, del arrebato. “Qué bueno que vinieron a acompañarnos”, me dice el autor de Aires de Ellicott city (2006). Me cuenta que sigue viviendo en Cataluña, dedicado a la escritura. Mario habla con nosotros un breve rato y luego va a saludar a unos conocidos.

El micro abierto de la editorial se retrasa un poco, aún hay mucho por comer y beber. Es el momento en el que aprovecho para ver las dimensiones espaciales del local. No es muy ancho, el techo de la primera planta tampoco es tan alto. En la entrada, a mano derecha, se encuentran los escritorios con los ordenadores. Las pantallas alternan rostros de autores y portadas de libros. A mano izquierda se encuentran todos los libros de la editorial.  Hay camisetas de Candaya con versos de algunos poetas. De colores negros y las letras blancas, observo una con unos versos de María Auxiliadora Álvarez, quien no se encontraba en ese momento con nosotros. La escalera comienza cerca de la mesa de los libros. Va hacia la segunda planta, la cual se habilitará para hospedar a los autores hispanoamericanos y españoles que no residan en Cataluña. Atrás de la planta calle, se encuentra un patio pequeño con otro baño. Hay una enormidad de cubos con hielo para helar las botellas de cava y las bebidas. También en el interior hay neveras, un microondas, etcétera. Es como un hogar en medio de Poble sec, en medio de Barcelona. También es como un bastión. Un lugar donde sentirse protegido, antes de salir al combate de la literatura y de la vida.

10_Olga sentada en la escalera
Olga, de Candaya, sentada en la escalera.

 

16:00 h.

El micro abierto comenzaba. Olga realizaba la presentación de la editorial, el proyecto y manifestaba la alegría por el nacimiento del local. Después invitaba a quien quisiera contar una anécdota relacionada con la editorial. La primera que se animó a narrar una fue Cristina Falcón Maldonado. Poeta venezolana que ha publicado dos poemarios en la editorial: Memoria Errante (2009) y Borrar el paisaje (2014).  Era una entretenida historia sobre dos poetas venezolanas en la mitad de España.

Candaya es la editorial española que más atención presta a la literatura del país caribeño. Michelle Roche me lo explica: Candaya no sólo es una editorial fundamental para la literatura venezolana por la cantidad de autores de este país que publica, sino por la calidad de los escritores que integran su catálogo. Victoria de Stefano y Ednodio Quintero, por poner sólo dos ejemplos”.

Michelle Roche llama “narrativas del deterioro” a gran parte de la producción de la narrativa venezolana, que “reproduce los discursos de la violencia”. En esa definición teórica, de Stefano y Quintero son las figuras más representativas. Respecto a la poesía, ella subraya la edición de la poesía de José Barroeta, autor al que Candaya editó todos sus libros bajo el título Todos han muerto —irónicamente publicado días después de su fallecimiento—.

08_Desde la escalera

16:45-17:30

Pepito —de Librería Antígona—, Palmath, Montañés y yo nos dirigimos a una terraza de la Plaça de las Navas. Bebimos café y conversamos sobre el desarrollo de la fiesta y el mundo editorial. Yo le pregunto por el comienzo de la Librería Antígona. “En 2018 hacemos 30 años ya, recuerdo que fue el 11 de junio, en verano. Fue una inauguración sin venta, solo estuvimos ahí para celebrar. Yo me traje mis libros para decorar mientras montaba todo”. Luego me cuenta que le gustaba mucho la colección de ensayos —Bolaño, Vila-Matas, Piglia, Villoro, Marsé, Noteboom—. “Tengo que pedir ahora que me acuerdo porque se me han acabado”, ríe.

17:40 – 19:59

Leen Julia de Antígona y Cecilia Picún de Librerío de la Plata. Después vinieron las novedades que presentaría la editorial: Cristina Morales, Daniel Jándula, Miguel Serrano Larraz, Carlos Vitale. Después autores como David Monteagudo, Juan López Carrillo, Matías Candeira, Mario Campaña y Eliecer Navarro. Cristina Morales es la primera que se acerca. Lee fragmentos de una novela que saldrá editada en marzo: Terroristas modernos.

Miguel Serrano Larraz ha editado con Candaya el libro de cuentos Órbita (2009) y la novela Autopsia (2014).  A él y a Ángel Gracia, los conozco hace años. “Me cuesta imaginar una editorial que me hubiera tratado mejor”, me dice. Él leía un fragmento de un cuento, El Payaso, de un libro de relatos que será editado en mayo. “Yo escribía, incluso publicaba, pero me atrevo a decir que no fui escritor hasta que Olga y Paco de Candaya no me descubrieron”.  Miguel fue el primer autor aragonés de la editorial. “Hablar de cualquier experiencia siempre es peligroso, porque actúa sobre lo que se dice toda una serie de filtros conscientes e inconscientes que contaminan el recuerdo. Creo que bastará con decir que me cuesta imaginar una editorial que me hubiera tratado mejor”.

15_ Narrativa de Candaya
Algunos libros de narrativa de Candaya.

 

“Ahora trabaja con nosotros un chico chileno, Víctor”, me recuerda Olga. Ya me lo habían contado antes. Víctor Minué me explica su trabajo en la editorial: “Yo estoy más encargado de llevar el frente de las exportaciones y distribución, intentando que los libros lleguen a los lectores, y buscando nuevas oportunidades de mercado para nuestros autores. También participo en elaboración de argumentos de ventas de los libros para la prensa y libreros. Hago un poco de todo”.

20:15 – 22:30

De pronto, comienzo a ver a nuevos invitados a los que reconozco: Jorge Carrión, Leonardo Cano, Patricia Almárcegui, Ana María Chagra, Bruno Montané.

Veo a Leonardo Cano y lo saludo. Nos conocimos en la presentación de La edad media (2016) en Zaragoza. Cano tiene buen humor, es fácil establecer empatía con él. Me comentaba sobre su experiencia: “Significa mucho. Significa que, después de años y años de escritura, digamos, privada, de unos cuantos poemas y diversos relatos con algún premio, he escrito una novela que, a juicio de personas tan consagradas a la literatura como sus editores, merece la pena verse publicada”. Respecto a la recepción de su novela, Cano señala que la respuesta de la crítica y de los lectores ha sido asombrosa. “Me sería imposible pedir nada más”.

Comienzan las rondas de despedidas, a todos los que conocía y a gran parte de los consultados en esta crónica. “Qué alegría que hayáis venido, nos veremos el 18”, me dijo Olga. Y Paco nos despide en la puerta del local. El día 18 acompaño a Mario Campaña en la presentación de su libro Pájaro de nunca volver en la Librería Antígona de Zaragoza.

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“Candaya cuida especialmente al autor, Eso hace que exista un respeto y una consideración a través de un fuerte vínculo”. Es lo que destaca Cecilia Picún. Y agrega: “Para nosotros, Candaya es una editorial amiga en el sentido de la palabra amistad, de sentir que tú cuentas con ellos y ellos contigo, vinculo de ida y vuelta”. Julia Millán, de Librería Antígona, subraya: “Son muy generosos y en la fiesta han creado buen ambiente. Saben mezclar muy bien la literatura, la vida y la docencia porque han fomentado un semillero de buenos lectores con espíritu crítico. Muchos asistentes en la fiesta eran exalumnos de ellos, quienes han aprendido a leer buena literatura”. Las dos libreras coinciden en que los editores buscan desde el principio la dedicación personalizada con las librerías y con los autores que seleccionan.

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Un detalle en la decoración.

Michelle Roche destaca de Candaya “su apuesta por la edición de literatura hispanoamericana de calidad”. Para ella, la editorial catalana no apuesta por exotismo. “Candaya no hace esto. Trata a cada libro y a cada autor como una singularidad a la que entienden en el ambiente multicultural que forman España y los países hispanohablantes”. Desde la labor del trabajo editorial, Víctor Minué comenta que “el local en Bóbila 4 es una gran inversión para la editorial, es una segunda casa para los escritores y sus libros y representa un enorme privilegio trabajar con nuevos desafíos”.

“Olga y Paco son dos maravillosas personas, muy generosas y amables y ponen tanta pasión en su editorial que contagian ese entusiasmo”. Félix Santander Bailón insiste en que fue una reunión familiar. “Me han hecho sentir un miembro más y por lo tanto, la cita del sábado era como una reunión de familia, una boda, un bautizo o algo así”.

“La fiesta ha sido un reflejo perfecto de lo que significa Candaya. Mezcla de culturas y de discursos, amistad y alegría, la literatura y el compromiso por encima de todo. La convivencia literaria sin jerarquías, no es demasiado frecuente” concluye Miguel Serrano Larraz. Por su parte, Leonardo Cano observa que “el que una editorial del prestigio y del catálogo de Candaya asuma todavía el desafío de descubrir nuevos creadores en su entorno más cercano, y se lance a ello con entusiasmo, es en este momento, por lo arriesgado, es casi insólito”.

“Yo entiendo a Candaya como un centro de resistencia, y yo soy resistente y me siento en la resistencia. Hay una ética y una estética Candaya”. Mario Campaña sugiere la idea del bastión. La editorial con criterio que resiste en su local, su fortaleza. Para Cristina Falcón  hay una férrea convicción: “Su apuesta valiente por nuevas propuestas, autores y geografías, su adicción lectora repartida en tándem perfecto entre Olga y Paco, la coherencia inquebrantable a la hora de defender su proyecto editorial”.

Para Jaime Montañés, Candaya “es pequeña, pero matona”. Y, finalmente, Diego Palmath señala: “A Candaya le interesa editar obras literarias, no productos de consumo”.

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