El queerbaiting y la importancia de representación de la comunidad LGTB+
Sofía Arroyo y Carlos Soriano//
¿Alguna vez has leído un titular muy atractivo pero tras dar click el contenido ha resultado no tener nada que ver con lo que esperabas? Con este artículo no te va a suceder esto porque te vamos a explicar lo que es el queerbaiting.
El engaño es una táctica muy empleada en la actualidad y uno de sus principales espacios de desarrollo es la ficción audiovisual. Pero ¿cuál es la relación con el queerbaiting? El queerbaiting o Reclamo LGTB en español, se podría definir como una estrategia de mercado cuyo principal objetivo es atraer y captar a la audiencia queer con ciertas insinuaciones románticas entre personajes potencialmente LGTB. Esta definición se encasilla en el marco de la ficción audiovisual, que es el principal nicho para este “fenómeno” o, más bien, trampa. Sin embargo, ya no es un hecho aislado, poco a poco se está extendiendo a otros ámbitos de mercado, sobre todo, al mercado musical.
Queer
Eve Kosofsky Sedgwick ―en su libro Epistemology of the closet― explicita que la dicotomía homosexual/heterosexual le resulta simplista, por lo que estipula que la «sexualidad queer forma un tercer género, el cual se contrapone a este conjunto binario que ha creado la sociedad y que comprende todos los matices que el género puede adoptar».
Si nos centramos en la ficción audiovisual, la práctica del queerbaiting está muy difundida. Ya lo mencionamos, se trata de una estrategia que consiste en presentar dos personajes (normalmente del mismo género) e insinuar que puede haber entre ellos algún tipo de relación íntima más o menos tangible, para atraer a la población queer. Hasta aquí, ¿todo bien, no? Entonces, ¿dónde está el problema? En que estos personajes nunca solucionan esa tensión sexual.
Esto tiene muchos efectos, positivos y negativos, según el punto de vista. Uno positivo afecta a las productoras, ya que dan una imagen del producto audiovisual como algo inclusivo y diverso, pero entonces ¿por qué generar esta situación y no resolverla? Aquí es donde radica la base del queerbaiting y donde aparecen los posibles efectos negativos. Al no tratarse de una historia LGTB explícita, pero sí insinuada, la producción consigue “lo mejor de los dos mundos” como diría la gran Hannah Montana. Por un lado, el posible affaire engancha a las personas LGTB, mientras que, desarrollarlo de manera platónica mantiene también al público más conservador.
Desde Disney a la BBC
Esta práctica se observa en la serie Sherlock, protagonizada por Benedict Cummberbatch (Sherlock) y Martin Freeman (Watson). Entre la comunidad de fans, se ha comentado en muchas ocasiones la posible relación de ambos personajes. Sherlock y Watson son dos hombres que viven juntos y que comparten experiencias. Mantienen una relación bastante cómica que hace que los espectadores la puedan confundir con una posible relación. Sin embargo, más que con Watson, es más real el romance entre Sherlock y su archienemigo Moriarty, interpretado por Andrew Scott. Entre ambos personajes, se puede observar una obsesión que, en muchas ocasiones, traspasa la barrera del típico odio entre héroe y villano, asemejándose más a cierto tira y afloja emocional o una tensión sexual no resuelta.

Pero si hablamos de queerbaiting, no hay empresa que mejor lo haya rentabilizado que Disney. La productora en muchas ocasiones se ha visto inmersa en polémicas relacionadas con sus personajes, los cuales, aunque cada vez más diversos, siguen sin adaptarse a los tiempos actuales.
Es lo que ocurre con el personaje de Elsa en la película Frozen 2. Durante la producción de la película, comenzaron los rumores de que querían construir el personaje de Elsa como un personaje LGTB. La productora nunca hizo oficial tal rumor, aunque se mantuvo una escena en el filme en el que Elsa, la princesa protagonista, se encuentra con una chica en el bosque. Las dos hablan de un quinto espíritu desconocido por ella, cantan una nana juntas y se crea una intimidad frente a un fuego hasta que se desencadena un terremoto. No desarrollaron nada más de la historia, pero insinuaron que podría haber un interés romántico entre ellas.
Esto es un ejemplo del queerbaiting en estado puro porque insinúa lo que no es y engaña a la comunidad queer generando falsas expectativas, lo que termina siendo aún más frustrante que si no existiese esa escena. Porque no es un avance sino una mentira.
La cisheteronormatividad en la industria audiovisual
¿Dónde está el problema? La asociación mexicana Girl Up Lisístrata explica que “el queerbaiting refuerza la heteronormatividad en los medios de entretenimiento y como consecuencia se sigue propiciando la falta de representación queer en los mismos”. Aquí está el quid de la cuestión: esta práctica lo único que perpetúa es el enfoque en personajes cisheteronormativos, dejando a un lado la diversidad.
Crecer con referentes es fundamental, y para muchos puede ser algo que nunca se han planteado ya que los han tenido sin tener que reclamarlos. Sin embargo, para quienes hemos crecido con ficciones en las que no se nos representa, es algo muy importante. Porque la búsqueda de referentes es algo inconsciente y necesario, necesitamos vernos reflejadxs en alguien y sentir que no somos lxs únicxs que pasamos por ciertas situaciones.
El queerbaiting se aprovecha de esta situación, es una artimaña que abusa de esa necesidad de referentes que tenemos las personas LGTB. Podemos ver una serie de 5 temporadas con 23 capítulos por temporada solo por una falsa promesa de un posible beso que, al final, nunca llega. Las minorías ya tienen muy poca representación y en vez de ayudar lo único que hace es fomentar prejuicios y estereotipos dañinos. Ficciones en las que los miembros de la comunidad LGTB+ son infelices, enfermos mentales o terminan siendo asesinados brutalmente.
Y es que, el impacto de la ficción es innegable, el entretenimiento puede educar. La representación no solo ayuda, sino que muestra realidades que para muchos son desconocidas, estigmatizadas o escondidas. El entretenimiento es un reflejo de nuestra vida, de nuestras dudas, deseos, miedos, sueños e inseguridades, y permite tener modelos que son como tú, viven como tú o sufren como tú.
Que el queerbaiting ahora se haya etiquetado lo hace cada vez más insostenible. Eso significa que nos estamos dando cuenta de la trampa, y lo estamos señalando. Porque lo que hacen no es representación, son migajas que cuesta tragar. Y, durante años, la comunidad LGTB nos hemos tenido que conformar pero, en una realidad donde la diversidad está a la orden del día, donde gracias a la lucha y a la conquista de derechos somos visibles, en esta realidad donde la cisheteronormatividad está siendo cuestionada, esas minúsculas insinuaciones no son suficientes.