Sinónimos: La búsqueda de una nueva identidad

//Martín Cantalapiedra

Sinónimos es la última película del director israelí Nadav Lapid, reconocido por la crítica por Policía en Israel (2011) y La profesora de parvulario (2014). Con su tercer filme, que llega ahora a los cines españoles, consiguió el Oso de Oro en el Festival de Berlín (cuya 70ª edición dará comienzo este mes de febrero) y también fue ganadora del premio FRIPESCI.

La película nos presenta al personaje de Yoav, un soldado israelí que huye a París en busca de una nueva oportunidad. Desnudo e inconsciente, es descubierto en un piso vacío por una pareja francesa, que serán los compañeros del viaje del protagonista en busca de una nueva identidad. El joven Yoav reniega de su país, extremadamente militarizado, e incluso de su idioma, y busca en la capital francesa una nueva vida.

Sinónimos comienza con un plano secuencia con cámara en mano, mostrando el constante movimiento y caos que caracteriza la cinta también en su aspecto narrativo. Nos encontramos con una propuesta no apta para todos los públicos, pues la forma en la que Lapid nos muestra la búsqueda de identidad de Yoav resulta poco convencional e incluso desconcertante. Es una película ambiciosa, que mezcla momentos de humor desatado e hilarante con otros de puro realismo, con un ritmo más pausado y serio.

Lapid realiza una crítica ácida e inteligente tanto de la sociedad israelí, de la que él mismo proviene, como de la francesa. El filme retrata un Israel violento, militarizado y machista. No es de extrañar esta fuerte crítica al país natal del director, ya que él mismo afirmó que el alma de este país está “enferma y podrida”. Algunos flashbacks, como el número musical en el ejército, representan de manera irónica e inteligente este profundo desprecio del protagonista hacia el país del que huye. Por otro lado, la idealización por parte del personaje protagonista de Francia y sus costumbres choca con la cruda realidad que la cinta muestra, en la que el paisaje parisino, aparentemente abierto, se revela hostil e incluso alienante hacia el personaje.

La fuerza y lo impredecible de Yoav es el pilar fundamental del filme, que crea un excelente estudio de personaje. Tom Mercier realiza su debut en el cine con una interpretación brillante, en la que se desnuda física y emocionalmente para crear un personaje que, al igual que los tradicionales flaneurs parisinos, deambula por las calles de la capital francesa, perdido en busca de oportunidades y en busca, también, de su propia identidad. Sus intenciones y motivaciones no son siempre claras para el espectador, pero esta cierta confusión ante sus actos es eclipsada por su carácter fascinante y cautivador. Este protagonista se ve acompañado por una pareja francesa de clase acomodada, que representan en cierta manera la figura del parisino cosmopolita ideal. La pareja, interpretada por Quentin Dolmaire y Louise Chevillotte entra de lleno en la vida de Yoav, formando una especie de triángulo amoroso.

“Israel morirá antes que yo”, dice Yoav en un momento de la película. Un país del que huye, pero de cuya nacionalidad parece no poder escapar, ni tampoco conseguir el ideal francés que tanto persigue. Sinónimos es una película compleja, con un simbolismo constante y con una fuerza y pulso narrativos que consiguen atrapar al espectador pese a la ambigüedad y confusión de ciertos momentos.

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