Soñar costaba cinco pesetas

Irene Ibáñez//

El Teatro-Cine Avenida era el mayor edificio de espectáculos de Soria. Desde su inauguración en 1943 hasta los primeros años 70, protagonizó la edad dorada del cine y el teatro en esta pequeña capital de provincia. Continuó con sus puertas abiertas hasta 2006. Muchos lo recuerdan como el mejor teatro que había.

Nació en agosto, aunque los sorianos no pudieron traspasar sus puertas hasta un mes más tarde, el 30 de septiembre de 1943. Aquel día, la Orquesta Sinfónica de Educación y Descanso de Madrid vino a la pequeña ciudad de Soria para poner la banda sonora al evento del año. Las melodías de Beethoven, Falla, Schubert o Albéniz, resonaron entre las impecables butacas de terciopelo. 1.160 personas ocuparon sus asientos por primera vez, deslumbrados por lo moderno y lujoso de aquel nuevo edificio. Era el Teatro-Cine Avenida el que abría sus puertas en lo que entonces era el arranque de la Avenida de Navarra. La edad dorada del cine en Soria comenzó aquella tarde de septiembre, con las luces del letrero “Avenida” coronando el centro de la ciudad.

Los hermanos Carnicero regresaron de las Américas allá por los años 40. Tras hacer fortuna en el nuevo continente, volvían a casa, volvían a Soria. Con el dinero que trajeron del otro lado del océano, decidieron construir un cine-teatro en su ciudad natal. Julián de la Llana, el mayor experto sobre cine en la provincia, es el que conoce cada detalle de esta historia. Cuenta que levantaron un gran edificio diseñado por el arquitecto Fernando Dampierre, en los solares del incendiado Palacio del Marqués de Vilueña. El resultado fue una construcción monumental de carácter racionalista, erigida en plena dictadura, en la que los estilos historicistas y monumentales seguían la moda de la ideología totalitaria vigente.

La Llana recuerda que no era el primer cine en la ciudad, pero sí era el primer edificio de espectáculos exento. En Soria se habían proyectado películas desde 1897, primero como en todos los sitios, en barracas de feria. Más tarde en instalaciones fijas en el Teatro Principal, en el Cine Palace que luego se llamó Proyecciones y estaba en el Palacio de los Condes de Gómara, o en el cine Ideal. En esta sala fue donde se rompió por primera vez el silencio de aquellas películas en blanco y negro con los equipos de sonido que llegaron a Soria en 1930.

Hace ya mucho tiempo que estos cines no están operativos, pero algunos todavía los recuerdan. A Milagros, una “soriana de siempre, de toda la vida”, se le ilumina la mirada al rememorar aquellos tiempos. “¡El Avenida era el mejor que había! Es el único cine en condiciones que ha habido en Soria, porque estaba el Ideal, pero era muy viejo, y el Proyecciones, también muy antiguo, con las butacas de madera”. En esta nueva sala los asientos eran acolchados, tapizados en verde. Tenía tres pisos: patio de butacas, entresuelo y principal. No ha habido en Soria nunca un edificio de espectáculos tan grande.

Casa Carnicero y Teatro-Cine Avenida. Años 50. Archivo Histórico Provincial de Soria.
Casa Carnicero y Teatro-Cine Avenida. Años 50. Archivo Histórico Provincial de Soria

Emiliana conocía muy bien el Avenida. Su hermana y su tía trabajaban allí de limpiadoras. Cuidaban del patio de butacas, los cristales de fuera, los de la taquilla…, todo. El gerente principal del cine era Saturio Carnicero. Su mujer, Consuelo, se ocupaba además de llevar adelante un pequeño comercio situado dentro del mismo edificio. Primero hubo una bombonería y heladería, y luego lo quitaron y pusieron la tienda de ropa de niños. Emiliana trabajó allí toda la vida. Recuerda la tienda y a la familia Carnicero con cariño y orgullo. “Allí estaba yo con la jefa, y vendíamos muy bien. Eran muy buena gente. Muchas veces nos quedábamos solas las dos porque Saturio se iba a alguna cosa y me llevaba a comer al Hotel Comercio”. Pero la que manejaba a los clientes, la que tenía buen ojo para las modas de la época y de la ciudad, era ella. La gente la quería y confiaba en sus gustos. Ella sabía lo que se iba a vender en Soria y lo que no. Así se mantuvo el negocio, más tiempo incluso de lo que llegó a sobrevivir el cine, con Emiliana siempre al pie del cañón.

Interior patio de butacas del teatro-cine Avenida. 1943. Archivo Histórico Provincial de Soria
Interior patio de butacas del teatro-cine Avenida. 1943. Archivo Histórico Provincial de Soria

Mª Mercedes se ríe al escuchar a su compañera de la residencia para mayores ‘Fuente del Rey’. “¡Ella siempre con su tienda!”, exclama al ver cómo nuestra conversación sobre el teatro ha acabado girando en torno a la ropa de bebé “tan preciosa” que ha vendido casi desde que tiene memoria. Mª Mercedes no trabajó en el Avenida, pero siempre que podía y cuando el dinero lo permitía, pasaba la tarde frente al escenario. “De solteras, íbamos al cine todos los domingos, y a veces, también los jueves. Nosotras las jóvenes siempre íbamos al gallinero, arriba, porque era más barato”. Cinco pesetas tenían que ahorrar cada semana para poder ver a los actores desde la parte superior, al fondo de la sala. En su etapa de esplendor, la calle Medinaceli siempre se llenaba de gente haciendo cola para la función o el cine del momento. A Mª Mercedes y sus amigas ya las conocían en la taquilla. No querían perderse ningún buen estreno, así que cada semana reservaban con tiempo sus asientos para no quedarse fuera.

Por aquel entonces no había tráilers para saber de qué trataba la película. La alternativa era pasear por la calle principal, El Collado, donde en una de las zonas de soportales había murales con fotogramas de la película que se proyectara. A Mª Mercedes le encantaban las comedias del mexicano Cantinflas y en las que salía el norteamericano Gregory Peck. “¡Qué bonitas eran!”. En esa misma calle también repartían programas para saber quién les esperaba esa tarde en la gran pantalla.

El Avenida no era solo un puñado de butacas verdes frente a un escenario. Dentro del edificio también había un bar que en ocasiones especiales servía como sala de fiestas. Mª Mercedes fue a una de las celebraciones del personal del teatro. Consiguió colarse gracias a un vecino suyo que trabajaba como acomodador. Al recordar aquellas tardes de luces, música y lujo, Mª Mercedes no puede dejar de sonreír y agitar las manos. “¡Qué bien lo hemos pasado allí!” Las películas se proyectaban con un descanso hacia la mitad del largometraje, así la gente salía al bar a tomar algo y echarse el cigarrito. Aunque Mª Mercedes y sus amigas preferían quedarse guardando el sitio, por si acaso.

Interior escenario del teatro-cine Avenida. 1943. Archivo Histórico Provincial de Soria
Interior escenario del teatro-cine Avenida. 1943. Archivo Histórico Provincial de Soria

En los años más duros del franquismo, en los meses de marzo y septiembre, tenían lugar en el centro de la ciudad las ferias de ganado. En esas fechas siempre venían compañías de teatro y también en las fiestas de San Juan y San Saturio. Desde Carrascosa de la Sierra bajaba Generoso a la capital en aquellos meses. Bajaba con los animales y los dejaba encuadrados en los recintos. Por la noche, él y los otros jóvenes ganaderos que ya habían acabado la faena, se iban al teatro. Cuando volvían al pueblo contaban que habían estado en el Avenida, despertando la envidia y la admiración en el resto de amigos.

Carteleras en El Collado. 1950-1960. Archivo Histórico Provincial de Soria
Carteleras en El Collado. 1950-1960. Archivo Histórico Provincial de Soria

Irene también venía de fuera para no perderse el estreno de la semana. Ella viajaba desde Almazán, donde había una pequeña sala de cine a la que llegarían más tarde las películas proyectadas en la capital. Pero Irene quería ir al Avenida y verlas en la ciudad y en una gran pantalla.

Teatro-cine Avenida - Interior bar. 1943. Archivo Histórico Provincial de Soria
Teatro-cine Avenida – Interior bar. 1943. Archivo Histórico Provincial de Soria
Doctor Zhivago en el invierno soriano

De entre todos los largometrajes proyectados en el Avenida, hay uno que los sorianos recuerdan con especial cariño: Doctor Zhivago. Esta película fue rodada en Soria y es una de las preferidas de Irene que se entusiasma al recordarla: “¡Qué cosa! ¡Qué película!”

Omar Sharif en la Alameda de Cervantes durante el rodaje de Doctor Zhivago. 1965. Archivo Histórico Provincial de Soria
Omar Sharif en la Alameda de Cervantes durante el rodaje de Doctor Zhivago. 1965. Archivo Histórico Provincial de Soria

El director de cine, David Lean, ya había estado en España rodando Lawrence de Arabia. Para su siguiente película no tenía planeado volver a la península. Doctor Zhivago se pensaba rodar en la antigua Yugoslavia. La productora quería rodar en un país que reemplazara las llanuras rusas y, sobre todo, que tuviera trenes. Sin embargo, la situación política se complicó en esta zona de los Balcanes y David Lean decidió filmar de nuevo en España. Al final la provincia de Soria resultó ser la sustituta perfecta. Vieron que podía ser el sitio adecuado porque solía nevar mucho en invierno y estaba relativamente cerca de Madrid. Tuvieron mala suerte y aquel año de 1965 fue uno de los más suaves de la década. La nieve no fue tan prolija como era habitual. Aun así, el 80% de los exteriores de la película se rodaron en la provincia. Uno de los lugares escogidos fue el pueblo de Candilichera donde se veía muy bien el campo de Gómara, extenso, con el Moncayo al fondo. Aquellas llanuras se transformaron en la inmensa estepa rusa y el Moncayo, en los Urales. En el pueblo de San Leonardo se rodaron escenas de ferrocarril y la estación de Soria-Cañuelo se camufló como la de Varýkino en Siberia.

Los protagonistas de aquella historia de la Rusia de principios del siglo XX pasaron un tiempo en Soria. Convivieron con la gente, iban a los comercios, compraban, alternaban… Omar Sharif, Geraldine Chaplin o Julie Christie pasearon por el Collado en las tardes de aquel invierno suave. Un amigo de Julián de la Llana se encontró con Julie Christie bastantes años después en el festival de San Sebastián, la saludó, y ella recordaba Soria y el castellano que había aprendido allí durante la grabación de Zhivago.

Geraldine Chaplin durante el rodaje de Doctor Zhivago. 1965. Archivo Histórico Provincial de Soria
Geraldine Chaplin durante el rodaje de Doctor Zhivago. 1965. Archivo Histórico Provincial de Soria

Un par de años después del rodaje, en diciembre de 1967, se inauguró otro cine en la capital, el Cine Lara, en la Avenida de Valladolid. Fue bautizado así en homenaje a la inolvidable enamorada del doctor y poeta Yuri Zhivago, interpretada por Julie Christie.

Un nuevo Avenida sin su antiguo esplendor

Finalmente llegaron los 70. Al tiempo que se imponían los pantalones campana y la música disco, la televisión y otras formas de ocio se impusieron. El cine iba perdiendo adeptos y entraba en crisis. Las colas frente al Avenida ya no ocupaban toda la calle, la gente ya no reservaba su entrada. En el 74, Saturio se jubiló y los hermanos Carnicero vendieron el cine a Construcciones Soto. Se mantuvo un año y se cerró al terminar las fiestas de San Juan del 75 con una película con un título muy representativo: Entre el pasado y el futuro. Aquellas 1.160 butacas verdes desaparecieron. Tras la demolición del edificio, su nuevo dueño, Jesús Soto, construyó otro teatro-cine, más pequeño, con 500 localidades pero mantuvo el nombre de Avenida. Soto lo llevó unos años, después pasó a manos de la empresa Ideca, quien lo gestionó hasta su cierre definitivo en 2006. José Antonio Silva, que ha trabajado toda la vida entre bambalinas en la ciudad de Soria, no puede evitar desinflarse al recordar entre suspiros el edificio original. Para él, el nuevo teatro supuso una decepción. Era más pequeño y peor construido, con varios problemas estructurales. El esplendor del primer Avenida era cosa de otra época.

Silva trabajaba para la empresa Cines Lara S.L., la cual, en 1985, se juntó con el Avenida para que no hubiese competencia entre ambos. Silva hacía de todo: ponía luces, hacía trabajos de carpintería, atendía a actores y actrices…, digamos que era un chico para todo. Había visto actuar en el pequeño teatro de la calle Medinaceli a grandes actores españoles de la época como Juanjo Menéndez, Esperanza Roy, Pepe Rubio, Lola Herrera… En estos últimos años del teatro, era ya tradición que Pedro Osinaga y su compañía trajesen comedias a Soria, especialmente en las fiestas de San Saturio. José Antonio Silva llegó a ser buen amigo del actor. Al acabar la obra, salía a charlar y a tomar algo con los trabajadores del cine y el público de la jornada. Para Pedro Osinaga, Soria era su lugar de descanso, sin aglomeraciones, sin el ruido ni el frenesí de las grandes ciudades.

Programa de Cinco horas con Mario firmado por la protagonista, Lola Herrera. 1989
Programa de Cinco horas con Mario firmado por la protagonista, Lola Herrera. 1989

Un tipo de representación muy habitual en el Avenida eran las revistas. Eran comedias, espectáculos de variedades que, en los años de la Transición, daban ese toque “picarón” a los escenarios de la época. José Antonio Silva recuerda a la actriz Natalia Estrada en aquellas sesiones picantes. En su actuación, ella bajaba del escenario, actuaba y bailaba mezclándose con el público. Se sentaba en las rodillas de los hombres y aquello, “a sus señoras, ya no les hacía tanta gracia. Alguna hasta salió airada del patio de butacas mientras Natalia Estrada continuaba con su espectáculo”.

La conocida actriz del momento, Rafaela Aparicio, permaneció en los escenarios casi hasta el final, con la compañía de su hija. José Antonio Silva la atendió las muchas veces que actuó en el Avenida para el público soriano. Silva quedaba admirado con la memoria de la actriz. Ya era mayor y sin embargo nunca olvidó ni una sola línea del guion.

Programa de La abuela echa humo. 1991
Programa de La abuela echa humo. 1991

En los años 90 se abrió en la Plaza Mayor de Soria un nuevo teatro: el Palacio de la Audiencia. La competencia que suponía obligó a suprimir las representaciones teatrales en el Avenida, que continuó solo como cine hasta 2006. El 4 de octubre de 1994 se representó la última obra en el mítico teatro. Pedro Osinaga protagonizó ¡Qué noche la de aquella cena!, de Francis Veber. Fue de los primeros actores en pisar aquel escenario y ahora era él de nuevo quien cerraba el telón, esta vez, para siempre.

Obras en el espacio que ocupaba el teatro-cine Avenida para la creación de oficinas, almacén y local comercial. 2019
Obras en el espacio que ocupaba el teatro-cine Avenida para la creación de oficinas, almacén y local comercial. 2019

En 2019, ya no quedan más que recuerdos lejanos de aquel mítico cine Avenida. El escritor soriano, Jesús Ángel León Marcos, resucita el teatro en su cuento ‘De nuevo el espejo’. Un relato con el que evoca su infancia y rememora su paso por aquella sala de espectáculos: “Me sobrecogía la amenaza cierta de que un día no muy lejano, cuando volviera del colegio y ya no encontrara mi teatro sino una nube de polvo en un solar vallado, los personajes de mis sueños se habrían disuelto para siempre en un aire espeso y sucio, en medio del ruido de las excavadoras y el sudor de los obreros, y todos afrontaríamos la injusta condena de vivir el primer día de un mundo un poco más vacío”.

El teatro-cine Avenida siempre será recordado por quienes pasaban las tardes en sus butacas verdes, viajando a otros mundos al abrirse el telón.

Obras en el espacio que ocupaba el teatro-cine Avenida para la creación de oficinas, almacén y local comercial. 2019
Obras en el espacio que ocupaba el teatro-cine Avenida para la creación de oficinas, almacén y local comercial. 2019

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