Viajeros y performers. De Burton Holmes a Jorge Carrión
Isabel López y Leyre Ferrando//
Una performance dentro de una performance. En eso consistió ‘La vuelta al mundo’, charla impartida por Jorge Carrión el pasado miércoles 17 de febrero. Un más que merecido homenaje a Burton Holmes encuadrado dentro del ciclo de Conferencias atípicas ‘No todo va a ser hablar’. Una velada en la que el edificio Caixa Fórum de Zaragoza se inundó con todo tipo de historias originales e inquietantes sobre Burton: el mayor “travel lecturer” de la historia.
Unos minutos antes de que empiece la conferencia, en la acristalada cafetería del edificio del CaixaForum de Zaragoza, el escritor, crítico y viajero Jorge Carrión comparte con nosotras un café y su experiencia. Su emoción por viajar. Mientras, a sus espaldas, se pone el sol. “Un viaje cambia constantemente y lo que más me interesa es esa metamorfosis. Ahora soy un tipo de viajero pero cuando termine la conferencia probablemente seré otro”, nos confiesa. Carrión es un aventurero nato que ve el viaje como una inversión, como una manera de formarse, de ver mundo y de entrar en contacto con otras culturas. Sus pasos constantes han recorrido medio mundo, desde Guatemala hasta Australia; también Argentina, uno de los países que más han marcado su vida. Sin embargo, aún tiene alguna asignatura pendiente: «Siempre quise viajar a Rusia, sobre todo por su literatura y sus librerías».

Su amor por viajar y por la literatura nacieron unidos: escribe en movimiento. Siempre escribe cuando viaja, pues cree que cuando alguien está en movimiento piensa con más intensidad que cuando está quieto. Para él, llevar un diario o escribir sus vivencias es algo inherente a su rutina.
El viajero múltiple
Ya en la sala habilitada para la conferencia, el público observa absorto y en silencio las palabras de Carrión. Uno de sus ‘yoes’, el que está presente físicamente, habla desde un atril; el otro viste un traje blanco y se muestra en un vídeo proyectado en la pared. Representa a aquel conferenciante que años atrás imitaba a su maestro. Ambos se turnan la palabra. El Carrión de la imagen es un homenaje a Burton Holmes, viajero por antonomasia del siglo pasado; aquel que llenaba teatros para contar sus viajes como una suerte de espectáculo circense.

“Prometí que algún día homenajearía a Burton Holmes poniéndome un traje blanco y subiéndome a un escenario”, explica el Carrión de carne y hueso al público. Y, haciendo alusión a ese momento de su pasado, añade: “no estoy de acuerdo con el desprestigio de la palabra ‘epígono’, es decir, aquel que sigue los pasos de alguien anterior, porque todos lo somos”. Carrión no sólo se convierte en epígono de Holmes, su maestro, sino también del hombre proyectado en la pared, que es él mismo. Un epígono de un epígono e incluso más allá, ya que el mismo Holmes fue un imitador de otro travel lecturer, John L. Stoddard.
Su conferencia es un concepto diferente; más teatro que charla, más interpretación que explicación. En el transcurso, Carrión habla de conceptos y sensaciones a través de sus propias experiencias, fruto de sus años recorriendo el mundo. Se sirve de imágenes y objetos, como el ángel de madera que descansa en su atril, que le sugieren montones de recuerdos que vienen a su mente y que le ayudan en su proceso narrativo.

Para él, una de las claves de viajar es tomar distancia geográfica a la vez que se toma distancia de uno mismo. “El viaje donde he estado más lejos física y espiritualmente fue el de Sudáfrica”, cuenta. Fue para comprobar los efectos que el mundial de fútbol había tenido sobre la población más pobre del país. Sin embargo, una vez allí, tardó diez días en percatarse de que las chabolas en las que vivía gran parte de la población no aparecían por ninguna parte, de que se habían evaporado. El gobierno sudafricano había tratado de ocultarlas a los ojos de los turistas para que estos no fueran conscientes de la dura realidad con la que gran parte del país convive día a día. Finalmente, Carrión se topó con ellas casi como si de una epifanía se tratase y su cámara se volvió loca intentando captar cada detalle. Cada parte de esa realidad oculta para él hasta el momento. Un esfuerzo que logró dar sus frutos; a veces hay que tomar distancia de la realidad para lograr tener una “revelación”. “Lo mismo ocurrió con Hamlet, necesitó alejarse del castillo e irse al bosque para poder mirarse desde lejos”, añade.
Una vida dedicada al viaje
Jorge Carrión comenzó su periplo y su obra muy joven, con apenas 20 años. “Empecé a viajar porque leí. En mi familia no son muy viajeros, pero con los libros de viajes aprendí que se podía viajar”. Cortázar y Goytisolo fueron sus referentes de juventud, aquellos a quienes intentaba imitar. Después llegaron otros: Chatwin, Sebald, Goytisolo, Bowles… Sus historias se han convertido en ensayos para la revista Altaïr. El ya mencionado Burton Holmes, creador del fenómeno del ‘traveloge’, no podía faltar en esos artículos. El americano era el viajero por excelencia, el que plasmaba en fotografías el recorrido que posteriormente mostraba en sus conferencias. “No recuerdo cómo descubrí a Holmes, me lo apropié comprando un libro sobre él para que formase parte de mi biblioteca”, cuenta. Aquel maestro de las performaces partía su año en dos mitades. Durante la primera se dedicaba a viajar y el resto del tiempo contaba sus experiencias en teatros. Llegó a dar seis veces la vuelta al mundo y se hizo rico. Un ejemplo del éxito de los ‘traveloges’ de la época. Hoy la historia ha cambiado. Y mucho.
Actualmente, los “travel lectures” ya no son tan relevantes como en el pasado. Figuras como Carl Dudley o James A. Fitzpatrick, tan exitosos en los Estados Unidos del siglo XX, ya casi han desaparecido de los escenarios y sus oyentes están más cerca de los 80 que de los 20 años. El género se transforma. “Ahora no tiene sentido elaborar crónicas de viajes con mucha información, pero sí hacerlas para aportar una mirada personal. Gracias a herramientas tecnológicas, podemos integrar las voces de otros”, argumenta Carrión.

La conferencia de este escritor y viajero es un claro ejemplo de esta nueva mirada. Busca alejarse de una charla académica al uso y para ello integra elementos del teatro de improvisación. Crea una performance en la que utiliza su cuerpo, la proyección, objetos y la interacción con el público para dar lugar a un formato nuevo. Un proyecto que está a medio camino entre el teatro de vanguardia y la conferencia y que tiene como comisario a Marc Caellas, director de escena y escritor. “Este tipo de experiencias siempre tienen que ver con alguien que te motiva a hacer algo nuevo’’, reconoce Carrión. Un periplo que comenzó hace más de cinco años y que no tiene previsto, por ahora, finalizar.
Esta conferencia se realiza dentro del ciclo de conferencias performativas comisariado por Marc Caellas y organizado por la Caixa ‘No todo va a ser hablar’. Tiene programadas actividades en el CaixaForum de Zaragoza todos los miércoles hasta el día 8 de Marzo.