Palomo Spain, international Palomo
Arantza Jaso Moreno, Elena Jiménez Martín//
Un Palomo es un ave domesticada, una paloma torcaz o un propagandista diestro. La frecuencia de Palomo(s) es inferior a 20 en España. El Palomo, Alejandro, el “Spain”, da nombre a un imperio de la moda. Este, sin domesticar. Chorreras, bordados clásicos y tradición y folclore. De Posadas, Córdoba, hijo de Norberto y Manoli. Norberto son casi 4.000 en la península; Manoli no llega a 600.
Alejandro corre sin echar la vista atrás, como lo hace un niño travieso que no quiere ser alcanzado. A los 18 se marchó a Londres para trabajar en un bar. Al tiempo: Graduado en el London College of Fashion. Once colecciones. ¡Palomo, por favor! Las manos van manchadas y pringadas como las de un niño que ha disfrutado la oportunidad. Las manos van manchadas y pringadas y cosen, se pinchan y hacen fila en aviones internacionales.
Labios finos, desproporcionados, desde luego, sin cirugía. Manos grandes coronadas con anillos. Su fisionomía advierte rasgos de niñez persistente contenidos en el cuerpo de un adulto triunfador y -con atrevimiento- proclamado millonario. El brazo acompañante, la musa del corazón, también advierte lo pueril. 10 años de diferencia. Pol, en España, casi 21.000. Entendemos lo tentador. La revista LOC del diario El Mundo lo incluyó entre los 50 homosexuales más influyentes en el país en 2017.
El Palomo, Alejandro, el “Spain” funciona como los menús degustación de los restaurantes más caros y modernos. La etiqueta “Palomo” rezuma costumbrismo, ruralismo, infancia en calles sin asfaltar. Ay, pero “Spain”. Singularidad, exclusividad. Somos familiares de los palomos, de sus texturas, de su sabor pero su presentación incluye elementos inesperados que jamás se nos habría ocurrido combinar. Ay, pero “Palomo”. Ay, pero “Spain”. Su estilo es un potaje andaluz emplatado en un botijo de cristal. El equilibrio entre la reinvención del traje masculino y la voluminosidad en la figura femenina.
Un cuerpo desgarbado, serio, pálido, con el colgajo en el cuello. Lo feroz lo dan los premios, la mirada, las celebrities, la Rosalía (en territorio español, 19.000), la prensa, el caparazón. El caparazón, que es la ropa. Los zapatos de tacón, el arbusto en el pelo, las plumas de avestruz, el color. Entonces, ya se gana su título. Ya recoge el talante de un “modisto” y “diseñador”.