Bienvenidos a la República Independiente del Viña Rock
Texto: Adrián Luis. Fotografía principal: Nerea Coll//
Cada año, durante unos escasos días, en un pequeño territorio de la localidad albaceteña de Villarrobledo se instaura una república federal. Bajo la apariencia de festival, cientos de miles de personas se acercan a este municipio de Castilla-La Mancha desde todos los rincones de España con un único propósito: proclamar la República Independiente del Viña Rock.
La República Independiente del Viña Rock, también denominado simplemente como Viña Rock, es la cristalización de la utopía, un Estado donde no se rinde pleitesía a ningún monarca y donde impera la igualdad entre unos y otros. A finales de abril y a principios de mayo, con el Festival Viña Rock como pretexto, de forma efímera pero anual, los amantes del rock erigen una parte del término municipal de Villarrobledo –provincia de Albacete– en una república federal. Las banderas que ondean en el campamento, que se llevan atadas al cuello como una capa o que se alzan con las manos denotan este federalismo. Ikurriñas, banderas de Aragón, de la Comunidad Valenciana, de Navarra, de La Rioja, señeras de Cataluña, esteladas, estreleiras o banderas nacionalistas de Castilla inundaban esta región de viñedos. También enseñas de la Unión Soviética o de Corea del Norte porque entre los viñarockeros –gentilicio de los habitantes de este Estado– existen muchos simpatizantes del comunismo. Así como banderas rastafaris, porque les priva la marihuana y de banderas LGBT porque los viñarockeros rechazan la homofobia. Por último, también banderas como la de Suiza porque si algo no les falta es sentido del humor. Pero sobre este mar de banderas, una se iza sobre las demás: la bandera de la Segunda República Española. Por ello, el Viña Rock se instaura en un Estado federal.
Esta autodeterminación se cimienta en un sinfín de motivos. Causas que se resumen en la indignación hacia las instituciones políticas en general y hacia el Gobierno de España en particular y que se recogen en canciones como Bienvenido al paraíso de Riot Propaganda o Esto no para de Kase.O.
En el Viña Rock conviven diferentes orígenes, diferentes lenguas, diferentes culturas. Pero a los viñarockeros les une su pasión por la música. Y no cualquier clase de música. En este enclave no suena pop o electro latino. Retumban el rock, el heavy metal, el reggae, el ska y el rap. Tal es la predilección de los viñarockeros por la música que ni siquiera las inclemencias del tiempo son un obstáculo. Haga frío, viento, calor o llueva y el suelo sea un barrizal, un verdadero fan de una banda o cantante aguantará cualquier fenómeno meteorológico de la troposfera. En cuanto a las actuaciones, grupos como Soziedad Alkohlika, Def Con Dos, Boikot o Mägo de Oz se han convertido en asiduos por derecho propio y se encargan de una parte de la banda sonora casi todos los años.

Dentro del folclore de este Estado, destaca el pogo–mosh, en inglés, como baile tradicional. El pogo es un baile colectivo, más caótico que rítmico, que consiste en embestir y no en agarrar al compañero de enfrente. Unas veces surge de forma espontánea y otras veces se crean círculos o pasillos vacíos en medio del público para, llegado el clímax de la canción, transformar la calma en pura tempestad. Es más, en muchas ocasiones son los propios artistas los que incitan a esta particular forma de expresión corporal. E incluso, se han dado casos de fusión de estilos: en el interior del círculo se comienza bailando una sardana y cuando la música se vuelve más potente irrumpe la vorágine.
El viñarockero medio posee una ideología definida. En general, se trata de una persona de izquierdas, partidario de la república como forma de Estado, antifascista y que no discrimina a los demás por cuestiones de género, raza, nacionalidad, etcétera. Asimismo, el viñarockero común no es muy dado a apreciar a las fuerzas del orden del Estado español. Era habitual ver como cuando un helicóptero de la Guardia Civil sobrevolaba el recinto del Festival el público alzaba sus brazos para hacer la peineta. No obstante, no todos los viñarockeros pertenecen a la izquierda tal y como afirman los líderes de Riot Propaganda en una entrevista para el diario digital Público. Quizás por ello el grito más extendido entre los habitantes de la República era el de “UPyD”, que emulaba al político de la formación magenta Álvaro Pombo. Porque, recuerden, los viñarockeros tienen mucho sentido del humor, tanto como los raperos de Sons of Aguirre.
Con el ocaso del Festival, la República Independiente del Viña Rock se disuelve. Los contratos precarios, la corrupción y la caza de brujas por tuits aguardan más allá de las fronteras del Viña. Como consuelo para los viñarockeros, ya falta menos para la nueva proclamación. ¡Larga vida al Viña Rock!
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![]() ![]() Observo a las personas sin cesar, pienso por encima de mis posibilidades y solo hablo cuando tengo algo que aportar irónica o intelectualmente. Ante el documento en blanco, no sé si decantarme por los deportes, por el cine o por las series. Pero la realidad al final me empuja hacia los problemas sociales.
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