Ciao, Spelacchio
Andrea Gil Modrego//
Llegó un 8 de diciembre para iluminar una de las plazas más importantes de la ciudad que llaman eterna y acabó inundando las redes sociales por su estética. Se le declaró oficialmente muerto el día 19 de diciembre, así que ni siquiera llegó a celebrar Nochebuena, pese a que ese era su cometido. Tal era la decepción y el enfado que causaba que, apenas tenías puesto un pie en las calles de Roma, la gente te preguntaba si ya lo habías visto o lo criticaba contigo, antes de que te diera tiempo a preguntar qué tal o por dónde se iba al Colosseo.
– ¿Has visto el árbol de Piazza Venezia?
– Sí, da asco.
Y es que este pobre abeto de Navidad ha recibido hasta un cariñoso mote. Le llaman Spelacchio, que en castellano significa despeluchado. El apelativo le da un aire de pequeña mascota, como esos perros sin raza con el pelaje despeinado y desordenado. Además, mide cerca de 20 metros de alto y debido a la falta de agujas en sus ramas está esquelético. Parece un adolescente que ha crecido de repente y todavía está desgarbado, esperando a acabar de desarrollarse. A esta apariencia desarrapada y triste se une una decoración escasa, con pequeñas luces y grandes bolas plateadas brillantes que acrecientan la delgadez de Spelacchio.
La localización no le da a este árbol ninguna ventaja. La Piazza Venezia es un espacio abierto enorme, donde está situado el gigantesco Altar de la Patria, en honor al rey Víctor Manuel II, el primero de una Italia unificada. Este gran edificio construido en mármol blanco de Botticino, diseñado por el arquitecto Giuseppe Sacconi en 1885 e inaugurado en 1911, acapara el protagonismo de esta plaza debido a sus dimensiones y su luminosidad, aunque comparte importancia con el balcón desde el que Mussolini ponía los brazos en jarras y dirigía el fascismo italiano con sus enérgicos discursos. El año anterior, el abeto colocado en el medio de Piazza Venezia conseguía destacar gracias a su frondosidad y a su reluciente decoración; esta Navidad, los diferentes elementos de la plaza más bien realzan la delgadez del árbol actual.
En resumen, una de las peores decoraciones navideñas de Roma y uno de los peores árboles colocados por el Ayuntamiento romano en los últimos años. Es el único abeto puesto por el consistorio en la ciudad; antes también se instalaba uno que alumbraba el Colosseo pero hace varios años se dejó de lado esta tradición. Aun así, en la capital de Italia hasta las decoraciones de Navidad son un espacio publicitario y durante estas fechas las calles y las fachadas se convierten en verdaderos espectáculos de luz en tonos metálicos. En Piazza Spagna hay un abeto con un pedestal electrónico y una decoración maravillosa. Incluso el diseñador Valentino ha regalado a la ciudad su propio pino, con hashtag incluido. Si ya nos desplazamos a la única zona de acceso público del Vaticano, la Piazza San Pietro, ahí el árbol inmenso está acompañado de un enorme Nacimiento a tamaño real. La verdad es que Spelacchio lo tenía difícil con esta competencia.
Todas vivimos en ciudades en las que cada Navidad cambia la decoración y nos gusta más o menos y, gracias a las redes sociales, todas nos quejamos de las luces de Navidad. Si el Ayuntamiento recorta en decoración, mal y, si despilfarra en adornos espectaculares, también mal. Pero, gracias a la ironía romana y a Twitter, el pobre Spelacchio ha alcanzado las páginas web de periódicos como Le Monde, La Vanguardia o The Guardian. Una fama que hoy ya es póstuma, aunque sigue colocado en su gran maceta y lo está llenando todo de agujas de pino que van cayendo conforme se seca.
Síntoma de un malestar mayor
Es cierto que los romanos son muy suyos. Que todo da asco y todo es feo: la ciudad, las calles, el tráfico y los servicios públicos. Tienen razón en la mayoría de estos aspectos pero, ojo, no cualquiera puede sacar estos temas a debate, ya que defenderán su ciudad con dientes y uñas para criticarla hasta despellejarla minutos después. Spelacchio no ha sido una excepción y este mes ha sido el error público que ha copado los debates entre espresso y espresso.
El Ayuntamiento de esta ciudad milenaria se ha excusado argumentando que se han recortado gastos. Es cierto que las políticas de ahorro están a la orden del día en la mayoría de las ciudades europeas, sobre todo en aquellas del sur, pero esto es ahorrar y hacerlo mal, como han declarado varios ciudadanos. En teoría, es la concejalía de Parques y Jardines de Roma la que se ha encargado de este enorme abeto ya muerto, aunque el espécimen en sí es un regalo de dos ayuntamientos más pequeños de regiones cercanas a la capital italiana. Vaya regalo, está casi al nivel de las figuritas de porcelana que te da tu tía el día de Reyes y que luego no sabes en qué repisa colocar para que no se vean demasiado.
La decoración lumínica corre a cuenta de Acea, la compañía de energía eléctrica, y una asociación no gubernamental de ayuda a gente con problemas de salud se ha ocupado de decorar, instalar y también retirará el tiesto en el que está plantado el árbol donde, al parecer, tampoco había sustento suficiente para que el pobre sobreviviera. Tantos elementos en la organización de la vida de Spelacchio y al final este abeto no ha llegado ni a ver el nuevo año.
Este error de cálculo en la duración y mantenimiento de este árbol es un fallo más que se suma a todas las críticas que está recibiendo el gobierno municipal de Virginia Raggi, que se conformó en junio del 2016. Este mediático vegetal es el pico del iceberg informativo que amenaza constantemente la estabilidad de la administración romana, que desde el año pasado está en manos del movimiento Cinque Stelle. EL M5S es una “asociación libre de ciudadanos”, o por lo menos así se autodenominan, que surgió con fuerza a través de un blog de internet encabezado por el cómico y actor Beppe Grillo.
Los grandes partidos de centro-izquierda y centro-derecha italianos disponen de grandes conglomerados mediáticos a su servicio, a través de los que tratan de minar las actuaciones de esta nueva asociación política. Es cierto que algunos de los puntos en los que se basó el programa electoral de Raggi siguen en ‘stand by’: el transporte y otros servicios públicos, como la limpieza en algunas áreas de la ciudad.
Asesinato en Piazza Venezia
Como si de una novela de Agatha Christie se tratara, Raggi ha informado de que abrirá un proceso de investigación para saber en qué punto de toda esta gran cadena de elementos de custodia de Spelacchio está el error. Y se barajan varias hipótesis, móviles e incluso han empezado a escucharse las primeras coartadas.
El experto que se encargó de supervisar la tala del abeto ha declarado a medios italianos que el árbol ya salió muerto hacia Roma pero que es el procedimiento habitual. Lógico, ya que parece algo difícil trasladar un ejemplar de 20 metros de altura en una maceta para que siga vivo. También se han desmentido algunos argumentos como que no es sostenible o que es normal que el árbol haya perdido las hojas al ser invierno. Además, afirma (¡incluso con pruebas fotográficas!) que salió en óptimas condiciones de su valle natal. Todo este asunto ha sido un verdadero despliegue de medios y expertos que se han encargado de dar explicaciones jamás imaginadas sobre la vida de los abetos rojos, especie a la que pertenece Spelacchio.
En teoría, el árbol se eligió por su frondosidad y majestuosidad y se preveía que al menos duraría uno o dos meses… pero Spelacchio rompió todo pronóstico. La alcaldesa romana señala un error en el traslado del abeto hasta la ciudad, que debía hacerse con sumo cuidado. Al parecer, alguien no se lo tomó tan en serio y provocó daños irreversibles en la salud de este árbol. Así que Raggi ha decidido pedir explicaciones al servicio de Jardines para llegar al fondo del asunto.
No se sabe cuánto durará esta investigación ni cuánto tiempo continuará el abeto deshojado en su tiesto de Piazza Venezia. Ya se empiezan a escuchar mensajes de despedida entre publicaciones y tweets, al tiempo que se espera que el año que viene el ejemplar elegido dure al menos hasta el primer día del 2019. Mientras tanto, no queda más que decir: Ciao, Spelacchio!