Huir sin pensar por carreteras secundarias

Diego Lobera y Marta Peiró//

La poeta polaca Wislawa Szymborska se lamenta en su poema Falta de atención de los días que vivimos sin tener conciencia de haber vivido: 24 horas, 1440 minutos y 86.400 segundos llenos de oportunidades de los que ni siquiera recordamos haber salido de casa. Días que, “como los días de los borrachos que son rayas en el agua”, no dejan ninguna huella. Alfonso Armada se resiste a no dejarla y con este poema ejemplifica lo que ha buscado en su última obra: Por carreteras secundarias, editada por Malpaso.

Natural de Galicia, Alfonso Armada trajo a Zaragoza el tiempo gallego en la tarde del 28 de mayo. La librería Cálamo se llenó para prestar atención al viaje de Armada por carreteras secundarias. “Las autopistas son como túneles en los que no ves el paisaje”, guían por el camino que quieren que transites, imponen su orden e impiden observar más allá de los quitamiedos. El viaje se convierte así en un acto de rentabilidad máxima. Llegar rápido al destino para ver y volver. Alfonso Armada plantea otro viaje, el de la accidentalidad máxima, hallar lento el destino para ver y continuar.

Sigue la estela de la España Vacía, dicen algunos. Pero la realidad es que Armada se adelantó a Sergio del Molino, pese a la reciente publicación de su obra. Durante el agosto del 2011 y el del 2012, recorrió más de 50 pueblos con el compromiso de mandar una crónica diaria al que era su periódico en aquel momento y hasta hace muy poco, el ABC.

En el primer viaje le acompañaba -y patrocinaba- un Mercedes. En el segundo, solo un Seat Ibiza. Pero ninguno no le fallaron las fotografías de Corina Arranz que ilustran su libro. “Yo escribo y Corina hace las fotos”, explica. Dos miradas que confluyen sobre un mismo lugar y que crean crónicas que, como perlas por su delicadeza, arman historias “con precisión y exactitud”; “algunas buscadas y otras encontradas”, dice. “La forma de ser más compasivo con el dolor de los demás es prestándoles las palabras más preciosas, precisas, exactas, para que eso nAlfonso Armada Carreteras Secundariaso se pierda”, así tiene que ser la escritura para Alfonso Armada, un arma -valga la redundancia- para dar valor a los recuerdos que esperan ser preguntados. “Historias que existen y has dejado de ver”, continúa. “Nos hacemos adultos y dejamos de ver; entonces, hay que lavarse los ojos para volver a ver”.

– ¿Has querido lavarte los ojos con este libro para volver a ver?

Cuando has estado contando historias muy dramáticas en viajes en los que has visto tantos muertos, como en Ruanda, durante muchos días sueñas y sueñas y sueñas con muertos. Pero yo no quiero lavarme de eso, no quiero olvidarlo, está ahí y forma parte de mis experiencias. Más allá de lavarme del dolor es lavarme de las legañas de no ver. De la política y el periodismo que es tan reiterativo, que repite clichés, frases hechas, que se esconde en mentiras o en prisa y no nos deja ver lo importante.

Las aventuras de Armada, fuera o dentro de España, más o menos indómitas, han hecho que se convierta en el libre pensador que es hoy. Sin necesidad de sacarle el tema reflexiona sobre el que para él es el problema más grave del periodismo español: el mundo se ha vuelto intratable, incomprensible, parece que la historia ya está escrita y que nada puede cambiar. Siempre “esperando el último impacto en un periodismo que no te sacia, que te provoca más sed y más confusión”. Esta es la sensación que dejan los medios de comunicación.

Pero ésta no es la única crítica que le hace al periodismo, “es una de ellas”. “También el sectarismo. Hay muy poco respeto por los hechos, que se mezclan con las opiniones. Hay demasiados prejuicios tanto por parte del que escribe como del que lee” -que muchas veces solo busca confirmar estos prejuicios-. “Se ha hecho un periodismo muy estridente, muy opinativo, muy gritón, que escucha poco. Por Carreteras Secundarias es un intento de escuchar más y para esto hace falta tiempo, que es justo lo que falta en el mundo contemporáneo y más, en el periodismo.” Tiempo que Alfonso supo invertir.

“En los pueblos todavía existe esa posibilidad de pararse, mirar y preguntar. Allí es más fácil ganarse la confianza de la gente que en la ciudad”. Este siempre ha sido su método. En Hecho, y también en Sarajevo. Escribe sus crónicas para que se lean al día siguiente y a la vez para que se puedan leer dentro de mucho tiempo, que sean valiosas, que cultiven la mirada. Cree que todos los recursos literarios son factibles y solo hace una objeción: que sea de verdad.

Alfonso Armada Carreteras Secundarias

El libro se puede leer simplemente como una guía de viajes. Pero sería una verdadera pérdida de tiempo. Por carreteras secundarias va mucho más allá. El prólogo de Ignacio Martínez de Pisón, relaciona al autor con Josep Pla o con Juan Ramón Jiménez, pero podría hacerlo también con Unamuno o Cela. Igual que con ellos, muchos pasajes tienen un aliento lírico. Igual que con ellos, existe una voz narrativa que en tercera persona se convierte en ese viajero que se detiene en lugares al azar, sin pensar, pero con intuición.

En el libro y en Alfonso hay mucha literatura de recuerdo, buena poesía y algo de música. Hay hoteles de pueblos pequeños, bares de carretera, pequeños negocios. Una idea cabal del país, con su cielo azul culpable y sus pueblos venidos a menos, envejecidos y a los que poder huir. “Tal vez el paraíso nunca fue lo que pensamos que era”.

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