La imagen pública de la reina Isabel II de Inglaterra
Laura Chueca//
Desde Lady Di, las aguas que rodeaban a la reina Isabel II de Inglaterra se habían calmado y ningún escándalo parecía estar a la vista. Sin embargo, la aparición de Meghan Markle como pareja del príncipe Enrique sacudió de nuevo la imagen de familia real británica. Su rompedora boda y su posterior decisión de abandonar sus títulos reales creó una crisis familiar que abrió -una vez más- la polémica sobre el papel de esta monarquía en la actualidad.
La imagen pública de la realeza británica
No es la primera vez que la imagen de la monarquía británica se tambalea o corre peligro a lo largo de la historia. Sin embargo, siempre ha salido airosa y vencedora de las crisis, normalmente incluso antes de que llegaran las críticas. ¿Por qué? Porque como buena institución de poder en un país, tenía de su lado a los medios de comunicación.
A principios del siglo XX, la familia real británica estaba compuesta por el rey Jorge V, su esposa María de Treck y sus seis hijos. El futuro sucesor al trono, Eduardo, jugaba con sus propias normas. El historiador inglés David Sarkey analiza en su libro Crown and Country la historia de la monarquía británica y hace hincapié también en la figura de Eduardo. Un príncipe cuyos diversos romances y actitudes irresponsables consiguieron que se le considerara un “royal rebel”. Por otro lado, su hermano Alberto, duque de York, estaba formando una familia junto a su esposa y sus dos hijas. El tipo de matrimonio que buscaba el rey y sus círculos cercanos para representar a la monarquía y sus valores. Una pena que no fuera Alberto el primer heredero, ¿verdad?
En 1936 la televisión se sumó a la radio y la prensa como parte de los servicios públicos de la BBC (British Broadcasting Corporation). Este nuevo medio de difusión comenzó a acercarse a la monarquía británica cuando, este mismo año, proclamó la muerte de Jorge V. Con respecto a esto, Starkey destaca el gran cambio: antes solamente existían los periódicos para anunciar la muerte del monarca, sin embargo, esta tarea también la ejercían ahora la radio y la televisión.
Con la muerte de Jorge V, Eduardo ascendió al trono el 20 de enero de 1936 y se convirtió en Eduardo VIII de Inglaterra. Aunque poco duró su reinado. Concretamente 325 días. Los círculos del Gobierno y la Iglesia -de la que el monarca de Inglaterra es cabeza- no aprobaron su matrimonio con Wallis Simpson, una mujer estadounidense divorciada. El propio Eduardo explica en sus memorias como la Iglesia no consideraba su divorcio como algo moral y, por tanto, resultó impensable que el rey no apoyara las doctrinas. Eduardo VIII eligió el amor y abdicó el 11 de diciembre de ese mismo año.
De esta forma, su hermano menor Alberto, duque de York, accedió al trono y se convirtió en Jorge VI. Un rey que sí representaba los valores que se querían mostrar desde el Gobierno y la Iglesia y que se labró una imagen amable pero firme. A ello contribuyó la radio británica retransmitiendo sus discursos. Una forma ideal de que las palabras del rey llegaran a la mayoría de hogares británicos. Jorge VI consolidó la buena imagen de la monarquía y, casi 20 años más tarde, su hija Isabel pasaría a ser la encargada de seguir manteniendo – a pesar de los cambios en la sociedad- esta impecable apariencia real.

La primera coronación televisada
Isabel II se ha convertido en la reina más longeva y con el reinado más largo de la historia, con una coronación rompedora: la primera televisada.
La decisión de retransmitir la coronación estuvo sujeta, como era de esperar, a críticas y discusiones dentro del gabinete político. Las coronaciones reales se consideran un acto solemne y de enorme importancia religiosa, por ello no querían que la presencia de cámaras banalizara este evento o perjudicara a su protagonista.
La periodista Ellen Castelow plasma en su artículo sobre la coronación de Isabel II que, aunque el primer ministro por entonces, Wiston Churchill, se opuso a esta idea Isabel ignoró sus consejos y el evento se celebró ante las cámaras de televisión de, por supuesto, la BBC. El 2 de junio de 1953, la joven reina de 25 años comenzó a construir su imagen pública de un modo innovador y moderno.
Que un medio de comunicación tan masivo como la televisión presenciara y difundiera este evento fue un hito histórico de elevada importancia social. Congregando a miles de personas de Reino Unido -y otros países pertenecientes a la Mancomunidad de Naciones- frente a sus primitivos televisores, Isabel II se acercó al pueblo británico y les hizo partícipes también el día en el que se convertía en su reina.
La ceremonia tuvo lugar en la abadía de Westminster, en Londres. La misma ubicación en la que las coronaciones de los reyes y reinas británicos se han celebrado durante los últimos 900 años. Durante este acto, el futuro soberano presta juramento a la corona, el cual ha ido variando a lo largo de la historia, de acuerdo a la situación. En este caso, Isabel II prometió “gobernar sobre todas las personas de Reino Unido e Irlanda del Norte, Canada, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán y Ceylon, de acuerdo con sus respectivas leyes y costumbres”. A continuación, fue ungida con aceite santo por el arzobispo de Canterbury, conferida con los ropajes y cetro reales y, así, fue coronada reina.

La retransmisión del evento por parte de la BBC contó con los comentarios del periodista Richard Dimbleby. Starkey afirma que se realizó un trabajo realmente respetuoso y con un lenguaje regio y señorial que complementó de forma extraordinaria el servicio. Al final, ni Churchill ni el resto de los miembros de la Iglesia que miraban con preocupación la presencia de cámaras tuvieron nada de lo que preocuparse.
Henrik Örnebring, periodista y profesor de comunicación, realizó un ensayo crítico sobre esta coronación. En este indica que se trató de una de las primeras ocasiones en la que a los ciudadanos se les permitió integrarse en un evento real y tener contacto con una celebración sagrada. Esto provocó una reacción positiva en la sociedad. La retransmisión creó un gran entusiasmo y permitió que se forjara, entre los ciudadanos miembros de la Mancomunidad de Naciones, un sentimiento de unión.
Evolución de la imagen pública de Isabel II hasta la actualidad
Con el paso de los años, la imagen pública de la reina Isabel II fue tomando forma. Su carácter reservado y las escasas entrevistas que concede han creado un retrato de mujer callada y tranquila. El abogado y escritor Robert Blackburn, escribió sobre ella en La reina Isabel II y la evolución de la monarquía. Bien se sabe que no es propio de ella expresar sus opiniones personales o políticas y que siempre ha mostrado un gran sentimiento religioso. Siendo cabeza de la Iglesia de Inglaterra, muestra un gran respeto por su puesto.
Manifiesta una gran afición por la equitación, las carreras de caballos y sus perros de raza Corgi, pero no se sabe mucho más sobre ella. Con el paso del tiempo, las críticas mostraron que comenzaba a quedarse “anticuada”. Además, los diversos escándalos familiares y su escasa pronunciación ante los hechos provocaron que el acercamiento al pueblo, que había conseguido con su coronación, desapareciera poco a poco. Especialmente durante los años 90.
Uno de los acontecimientos más notables de este periodo fue el divorcio del príncipe Carlos con Diana de Gales. La popularmente conocida como Lady Di, ingresó en la Familia Real británica en 1981 con su boda con el hijo de Isabel. Una boda que también fue retransmitida por los medios de comunicación. Fue una mujer especialmente querida por los ciudadanos británicos y no es de extrañar que su muerte causara una gran conmoción. Sin embargo, parecía que contra más aumentaba la popularidad de Diana, la de la reina se reducía. Cuando su matrimonio se terminó debido a las infidelidades del príncipe Carlos –y también a las de Diana- Lady Di realizó varias entrevistas en las que se podía entrever una relación poco cordial. De hecho, según afirmó en un programa de radio la experta en realeza británica, Angela Mollard, fue Isabel quién instó a la pareja a divorciarse de una vez por todas.
De todas formas, todo cambió el 31 de agosto de 1997 cuando Diana falleció en un accidente de coche en el Puente del Alma de París. La Familia Real celebró un funeral en su honor en el que la misma reina Isabel II realizó un discurso, retransmitido en directo. En este discurso mostraba sus condolencias por la muerte de Diana y pronunció palabras amables sobre la que había sido su nuera. Unas declaraciones que le permitieron recobrar la popularidad y afecto del pueblo británico que tanto le hacía falta.
Los años han ido pasando, la sociedad ha ido evolucionando y, aunque de forma más lenta y pausada, la soberana británica también. Aunque misteriosa, y a veces confidencial, la imagen pública de la reina Isabel continúa siendo amable. Una imagen que se reforzó el pasado 2019 con su debut en una de las redes sociales más populares: Instagram. A través de la cuenta de la Familia Real, publicó a sus 92 años dos fotografías que muestran un manuscrito enviado a su tatarabuelo, el príncipe Alberto, por el matemático Charles Babbage. La publicación iba acompañada por un texto firmado por la reina. La Familia Real británica tiene página web, cuenta de Twitter, Facebook, Youtube e Instagram y, aunque sus publicaciones son habituales, ninguna había estado firmada y publicada de primera mano por la reina.

Un pequeño gesto muy significativo que muestra la modernización –una vez más- de una de las monarcas más longevas del mundo. Y es que a Isabel II lo único que parece hacerle falta para no perder el cariño del pueblo son pequeños gestos. Actitudes mundanas que, a pesar de las numerosas críticas que siempre llueven sobre su figura y su familia, la acercan inmensamente a sus súbditos y le dan una imagen más humana, sin perder nunca su porte real.