Mirar Lavapiés
Crónicas callejeras de una mexicana en Madrid
Mirar Lavapiés como un grupo de amigos: aplaudiendo, riendo, cantando eufóricos mientras uno de ellos toca la guitarra, una noche de sábado, en la calle Jesús y María. Mirar
Lavapiés como una pareja de mexicanos que exclama: “En Lavapiés siempre hay cucarachas ¡Espérate al verano!”. Mirar Lavapiés como cierta cajera del Carrefour que dice: “En Lavapiés ves de todo”. Mirar Lavapiés como el propietario de una tienda de tabaco, añorando que en otro tiempo existiera un Molino Rojo, un Cine Lavapiés y que por las tardes ̶para refrescarse ̶ los vecinos se acomodaran a la entrada de sus casas y tomaran agua de un botijo. Mirar Lavapiés como una mujer cuarentona de hermosos, canosos y abundantes rizos, desgañitándose fuera de un bar para que dos chicas presten oídos a esta frase: “Hay que evolucionar sin miedo, sean valientes, coño, ¡Evolucionen sin miedo!”.
Mirar Lavapiés como la pinta algún vecino en un muro donde se lee: “¿Por qué un hotel? ¿Por qué no un jardín comunitario, una escuela, una biblioteca, un centro de mayores, un cabaret gratis? Stop Hotel. Asamblea 23 de abril. 12 horas. Lavapiés”. Mirar Lavapiés como una activista que en la plaza central hace uso del altavoz para reivindicar lo siguiente: “Se acabó la esclavitud. No tapees en bares que no respetan los derechos laborales”. Escuché a Michel Serres afirmar: “hay que hacer que la vida sea algo que se pueda decir”. Luego pensé: este hombre tiene razón. Pero cuando dijo ̶palabras más, menos ̶ que la verdadera pregunta no es quién soy, sino de dónde, entonces comprendí porque hay quienes sostienen que se trata de un gran filósofo, un agrimensor inventivo abierto al encuentro, para quien el saber es circulación, intercambio, mezcla, síntesis. Así, como mirar Lavapiés.

Audio de una de las Asambleas vecinales de Lavapiés:
Autora:
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![]() ![]() Periodista mexicana en Madrid, siempre buscando la grieta en el muro. Máster en Gestión de Políticas y Proyectos Culturales (Universidad de Zaragoza). “Saber mirar y saber decir” son los principales retos del periodismo que aspira a no quedarse en el olvido, que intenta contar algo más que una simple historia. Para mí, cultura se escribe en plural, es la fiesta de lo colectivo.
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