Leyenda y bordado Yalalag, Oaxaca
Verónica Ethel Rocha Martínez//
Cuenta una leyenda zapoteca que al llegar los soldados españoles al Valle de Oaxaca en noviembre de 1521 (Medrano, 2011) poco después de la conquista de Tenochtitlán, se adentraron en la Sierra zapoteca y llegaron a territorio Yalalag ahí al querer destruir un árbol de ocote muy antiguo, este se resistió a morir, pero la tenacidad de este grupo de militares venció la resistencia del árbol.
Se dice que, de las hojas del árbol de ocote yerto en la tierra, surgió una mujer zapoteca hermosa y altiva, y del tronco del pino surgió una serpiente negra que de inmediato se entrelazó en el cabello de la joven; finalmente de las ramas pequeñas se formaron serpientes de colores para cubrir el cuerpo de la mujer zapoteca y así transformarse en un vestido con franjas multicolores, de este modo nació el traje de la mujer yalagteca, el mismo que aún se porta en Villa Hidalgo, Yalalag en Oaxaca.

El traje, según narran sus portadoras representa la resistencia de aquel árbol, el orgullo y el arraigo de los saberes, cultura y costumbres de este pueblo. El ocote es un árbol común en la Sierra de Oaxaca se le llama también pino moctezumae con hasta 20 metros de altura forma parte de los bosques templados, las laderas y las cimas de montaña de los estados de Chiapas y Oaxaca.
Conocí al Sr. Santiago hará 10 años, era un artesano bordador de un lugar lejano de Oaxaca, me narró su historia antes de morir. Me contó que tuvo que migrar de su comunidad por apoyar la organización de artesanos en Villa Hidalgo, entonces recibió amenazas y finalmente vio arder su local y su patrimonio en el mercado de su pueblo, por lo que temiendo un fin funesto una madrugada salió de ahí sin llevar gran cosa consigo y migró a la Ciudad de México, al pasar los años y debido a sus conocimientos, logró impartir clases de zapoteco en la Escuela de Antropología del Instituto Nacional de Antropología e Historia, además de producir prendas bordadas y huipiles propios de su comunidad que vendía en el Museo Anahuacalli, lugar donde lo conocí.
Don Santiago, me enseñó a bordar el traje tradicional Yalalag y me contó algunas de las leyendas más representativas de su comunidad, conservo con cariño el recuerdo de su legado que es uno de tantos preciados objetos inmateriales que conforman el Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de México, en este caso se trata de expresiones, técnicas y conocimientos identitarios asociados a la comunidad zapoteca de Villa Hidalgo, en el distrito Villa Alta, en Oaxaca.
Acerca de tan singular comunidad pude saber que la constituyen 1,752 habitantes de los cuales 912 son mujeres, el porcentaje de pobladores indígenas es de 96.63% de acuerdo con el censo del INEGI realizado en el año 2020 (Pueblos America, 2022).
Patrimonio Cultural Inmaterial de los Yalalag
El Patrimonio Cultural Inmaterial de Villa Hidalgo Yalalag está asociado a su origen zapoteca, a sus fiestas y leyendas que se han transmitido de generación en generación. Actualmente existe un relevo generacional en la comunidad ya que el grueso de la población tiene entre 15 y 59 años, el bordado es uno de los saberes ancestrales que se transmiten de madres a hijas, constituye el patrimonio de esta comunidad porque representa y simboliza elementos que les confieren identidad; por otro lado, los procesos a partir de los cuáles se transforman los materiales en prendas de vestir, las leyendas, ceremonias y usos de esta vestimenta en las prácticas rituales y cotidianas constituyen el patrimonio cultural inmaterial, este migra junto con los pobladores de la localidad ahora radicados en la Ciudad de Oaxaca, la Ciudad de México, Veracruz o en los Estados Unidos de Norteamérica.
Los actuales habitantes de Villa Hidalgo viven de la agricultura; el bordado y la confección de tan maravillosas prendas son artesanías secundarias junto con la fabricación de huaraches y sandalias. El municipio fue catalogado en el Informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social 2022, con alto grado de marginación y rezago social, ya que de los 1,752 habitantes, 1,082 viven en pobreza moderada (Gobierno de México, 2020).
Para realizar el traje tradicional Yalagteca las mujeres utilizan algodón y lana que cultivan, trasquilan, hilan y tiñen con procesos ancestrales. Son una comunidad que ha buscado una relación sustentable con el medio ambiente, protegiendo los ecosistemas en su territorio.
Una problemática asociada al uso y beneficio de sus recursos es la siembra de amapola en territorios cercanos, esta por otro lado, es una práctica común en Guerrero, pero también en Oaxaca. De acuerdo con lo expuesto por Monroy —2021— existen 59 municipios en donde se cultiva amapola en territorio mexicano estos se ubican en los estados de Chihuahua, Guerrero, Nayarit, Sinaloa, Oaxaca y Durango, la producción de opio de acuerdo con el cálculo realizado en 2017 por el gobierno de Estados Unidos abarca 44,100 hectáreas —Monroy, 2021— sin duda es una condición que afecta sensiblemente a las comunidades de la sierra en Oaxaca.
Recientemente, en 2022 el Registro Agrario Nacional reconoció legalmente a la comunidad de Villa Hidalgo Yalalag como una Comunidad Agraria permitiendo de este modo establecer que el territorio con 5,919 hectáreas le pertenece a la comunidad y no al Estado (Educa, 2022).
Opiniones y juicios
Además del reconocimiento de su territorio, hecho que ayuda a conservar sus riquezas naturales e identidad hace falta realizar la gestión para inscribir en el Padrón de la Unesco de Patrimonio Inmaterial sus tradiciones, técnicas, procesos de fabricación y leyendas asociadas al huipil tradicional de esta comunidad.
Para que el proceso de inscripción en dicho censo proceda y pueda salvaguardarse este legado se requiere preparar asesores capaces de llevar a cabo todos los pasos desde una postura ética, informada y respetuosa. Formar personas de la comunidad y mediadores gubernamentales que conozcan y dominen los enfoques propuestos en la Convención para el Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) en 2003, es decir, implica considerar la singularidad de cada comunidad indígena, los vínculos interculturales asociados a la población migrante distribuida en diferentes estados de la República mexicana y otros países, desde una perspectiva de género, ahondar en las práctica de bordado y las particularidades de una posición geográfica única, pues muchos de los insumos requeridos para estas bellas prendas son resultado de procesos de cultivos y ganadería ancestral, claro ejemplo es el tocado utilizado por las mujeres y elaborado con hilos de lana negra.
A partir de lo aquí expuesto es posible advertir la interacción entre territorio, cultura, género, sustentabilidad y el Patrimonio Cultural Inmaterial de las comunidades indígenas.
Cabe agregar el reconocimiento de Medrano Ruíz (2011) de diferentes prácticas artesanales en la región zapoteca, la autora menciona la cerámica de barro negro en San Bartolo Coyotepec, la talla de animales de madera en San Martín Tilcajete, el labrado en metal en San Sebastián Teitipac, el tejido de fajas en Santo Tomás Jalieza y la elaboración de huipiles en San Antonio Ocotlán.
Destaca también la dedicación de los pobladores zapotecas al realizar por siglos bordados, tejidos y ropa antigua —Medrano, 2011—, la persistencia en estas prácticas es ejemplo de la resistencia de las comunidades indígenas por ejercer sus prácticas culturales.
Si quieres leer más de esta autora te dejamos aquí su último artículo: «Secularizar las interacciones».