Del mar a las calles

Sahian Alejandra Pulido Delgado y Ramon Antonio Quijada Preciado//

Las carretas de Ensenada y su marisco como forma de vida

“Pero bien picoso mi güero, por que traigo una cruda que pa’ que te cuento…”, especialmente los domingos por la mañana las carretas se visualizan llenas de gente de todo tipo. Familias enteras, amigos, y uno que otro crudo que llegan a interactuar, dándole vida propia al lugar. Llegar, picar y comenzar la preparación de estas exquisitas mezclas es un proceso que se disfruta al máximo. Salsas, condimentos, verduras y el ingrediente estrella, el marisco fresco que todos buscan.  “La base es hacer las cosas con cariño y amor…”, este proceso se convierte en la forma de vida para muchas personas que dan identidad a estos espacios callejeros llenos de sabor.
Sabores mexicanos: Ensenada y sus mariscos 

Son las cuatro de la mañana, como es costumbre, me levanto a comenzar mi día con la mejor actitud. Mi estilo de vida exige chingarle desde temprano. Circulo por las calles solitarias dirigiéndome a un lugar oloroso y penetrante. Hielo por todos lados y pisos mojados. Un gran número de ojos viéndome fijamente a la espera de ser llevados, cada pescado que elijo para traer a mi carreta es finamente revisado para asegurar la calidad de mis platillos. 

El olor a mar, un ambiente fresco, el crujir de las tostadas y la música norteña de fondo, son la mezcla de sonidos y olores que se perciben al aproximarse a este espacio, una experiencia gastronómica única,  donde la comida es el pretexto perfecto para entablar conversaciones entre locales y extranjeros. Con cuchillo en mano y aplicando fuerza sobre las conchas, estos magos de la cocina preparan obras culinarias inexplicables. Verde o blanco, con mango o habanero, los clientes llegan a elegirme en alguna de mis tantas presentaciones, nadie se resiste a una buena tostada de ceviche coronado finamente con su aguacate y su salsa. La gente llega en busca de algo, saben que esta carreta los puede salvar, como si fuera un templo de sabores, estos espacios resucitan a sus comensales.  

La preparación de los alimentos es supervisada de primera mano. La carreta la  rodean personas que están atentas al platillo que ordenaron, hasta verlo convertido en esa tostada o cóctel que llenará su paladar de historia y sabor. Un sazón que se convertirá en futuros recuerdos de ese momento.  En el primer cuadro de la ciudad y a distancias muy cercanas hacen vecindad decenas de carretas que dotan de un aspecto único las calles del puerto de Ensenada, Baja California, México. Cada uno a su manera, a través de sus preparaciones, te llevan a un mundo diferente, donde el marisco es la esencia.  

Parado en esta esquina, llenando de salsa mi tostada, y destapando una cerveza, me preguntó, ¿qué tuvo que pasar para que este manjar esté en mis manos a punto de ser saboreado? La búsqueda empieza en el muelle, que es transitado por pesqueros que recorren las aguas frías del pacifico. Navegando en pangas y yates, logran encontrar tesoros marinos frescos, que inician su viaje con una primera parada en el Mercado Negro, para despues ser elegidos por los chefs que convertiran estos productos en una mezcla inexplicable. 

Marisco fresco del Mercado Negro. Ensenada, Baja California, México. Foto: Antonio Quijada.
Marisco fresco del Mercado Negro. Ensenada, Baja California, México. Foto: Antonio Quijada.

Un modo de vida 

Un trabajo de constante convivencia y esfuerzo, que llega a formar lazos de amistad y familia. Estos puestos mexicanos de comida callejera son surtidos por proveedores que trabajan desde temprano para ofrecer un producto de calidad. En algunas ocasiones, el marisco sigue vivo en el exhibidor y es el aviso perfecto de que está realmente fresco.  El trabajo es descargar la panga con kilos de atún, pulpos y erizos, una buena charla, vuelve todo el proceso más ameno. Entre risas y albures,  las manos llenas de agua salada, fluidos viscosos y los rostros cansados de estos pesqueros, comprueban que su vida no es fácil, pero su contacto con la naturaleza y las especies marinas, los motivan a seguir adelante. Como un barrio unido, cada vendedor del Mercado Negro es respaldado por su gente. 

“Pasó más tiempo aquí, con mis compañeros, que con mi familia…” “Aquí nos la llevamos bien tranquila, cotorreamos a restauranteros… pesqueros… Si los corren sus esposas, llegan aquí, y aquí cotorreamos…” Un sinfín de conversaciones se viven al estar trabajando o disfrutando de un buen cóctel y una buena cheve. Compartiendo anécdotas, risas, plática de trabajo, escuela o un buen chisme que te acompañan de fondo mientras comes. El calor de la gente, sus pláticas y su cercanía, enriquecen la experiencia.

Sin la existencia de estas especies marinas que nos regala la naturaleza y sus mares, no se  crearía esta cadena de comunidad sostenida por los mismos ciudadanos, unida por el gusto de vivir y disfrutar de la experiencia que engloba detenerte a comer en un espacio gastronómico callejero.    

Variedad de conchas. Carreta "El Güero". Foto: Antonio Quijada.
Variedad de conchas. Carreta «El Güero». Foto: Antonio Quijada.
Calles con olor a mar

Las calles y sus banquetas son convertidas en un punto de encuentro para personas de distintas clases sociales y profesiones, desde surfistas hasta mecánicos y contadores, la diversidad de la ciudad se hace presente en estos espacios, “Aquí no hay distinciones… todos somos iguales y comemos todos”. El sol comienza a caer. Con cubetazos de agua limpia y cepillos se limpia la banqueta para el siguiente día. “Aquí en se acaba y se acabó hijo, ya Dios dirá hasta mañana…” De nuevo esta cadena se activará para seguir creando comunidad y formando memorias que dan identidad a un puerto. 

Sabina “La Guerrerense” . Foto: Antonio Quijada.
Sabina “La Guerrerense” . Foto: Antonio Quijada.


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Un comentario en “Del mar a las calles

  • el 15 diciembre, 2022 a las 23:20
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    muy buen reportaje, hasta se me antojo tanto un cevichito

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