Todo el mundo adora a Paquita Salas
Laura Hevia//
Todo el mundo adora a Paquita Salas, o al menos eso dice ella una y otra vez. Cincuentona y chapada a la antigua en un mundo que evoluciona demasiado rápido, lucha por representar a grandes talentos y llevarlos al estrellato. Pero Paquita es mucho más: ella es carácter, es crítica con el mundo del espectáculo, es el antítesis de la tecnología y, fuera de la ficción, es un hombre.
Júntate a mi lado y habrá éxito. Así se vende Paquita Salas, como la llave maestra que cualquier aspirante a estrella necesita para lanzar –o relanzar– su carrera. Paquita está al frente de PS Management, una agencia de representación de actores que ya no luce como antes, que tiene serios problemas con la tecnología y que, además, pasa por su peor momento. Anclada a una era pasada, ve como sus mejores estrellas abandonan su protección para dejarse cuidar por otras agencias que sí saben cómo moverse en el siglo actual.
Pero Paquita Salas también es el nombre de la webserie del momento, de un proyecto que nació de una tarde entre amigos. Paquita es el resultado de una brillante caracterización: ella no es ella, sino que, en realidad, ella es él. Y es que Brays Efe se encuentra tras el personaje del año.
Belén Cuesta o Lidia San José completan el elenco de protagonistas. Cuesta es Magüi Moreno, la fiel escudera, una licenciada en marketing que ayuda a su jefa a regentar el negocio. Tímida, introvertida, bondadosa, Magüi es el contrapunto de Paquita. «Son dos mujeres muy distintas que se enfrentan de forma diferente al mundo, pero que forman el equipo perfecto», contaban sus creadores en Flooxer, la plataforma de Atresmedia donde se cuelga la webserie. Sin embargo, Lidia San José es… Lidia San José. La actriz hace guiños de su propia vida tras el personaje de estrella representada por Paquita, no precisamente por una brillante carrera, sino por ser la que más años lleva a su vera.
Tras la dirección de este proyecto se esconden Javier Ambrossi y Javier Calvo, actores y creadores del musical La Llamada. En una entrevista a Flooxer, admiten que «Paquita Salas estaba pensada para ser una serie de Instagram», es decir, videos de apenas 30 segundos, pero con el mismo suelo argumentativo. En ellos, se ve a un Brays, aún con pelo corto y barba, pero que ya había dejado de ser él para dar rienda suelta a Paquita.
Pero lo que empezó con unas cervezas, ha acabado siendo todo un fenómeno seriéfilo, al menos, en el territorio online. El primer capítulo se lanzó a Flooxer el 6 de julio, y en apenas unas horas se convirtió en Trending Topic. Encandiló al público general y al más especifico, y es que aquellos que pertenecen al mundo del espectáculo que la webserie representa, también se sumaron al fenómeno.
Tal fue su acogida, que Neox decidió dar el paso y el 22 de agosto arrastró a Paquita Salas a la televisión tradicional. Sin embargo, la serie no cosechó buenos resultados. Lejos del 2.7% de media que anotó durante ese día la cadena, Brays Efe y Belén Cuesta solo sumaron un discreto 1,2% de share. ¿Por qué? Quizá porque el público que adora a Paquita hace ya tiempo que dejó de ver la televisión en el salón o quizá, simplemente, porque el conflicto que refleja la webserie pilla al telespectador demasiado lejos.
El mundo de la farándula, a examen
El fenómeno de Paquita Salas se cimenta sobre una crítica mordaz a las idas y venidas del mundo del espectáculo, sobre un puñado de referencias a la profesión farandulera. Y es que desde el primer capítulo asistimos a un desfile de guiños al panorama actoral del momento.
Representados que no se conforman con leer una frase en El Secreto de Puente Viejo, intentos de crossovers con series actuales como Vis a Vis, actores que no dudan en hacer un ejercicio de humildad y representarse a sí mismos como Macarena García o Lidia San José. Pero Paquita Salas también se atreve con la competencia: El Príncipe, que llegó a copar un 25% share en Telecinco, no es para tanto y a Hiba Abouk, su protagonista, le iría mucho mejor al amparo de PS Management.
Y así, a pequeñas dosis, esta webserie pretende retratar la trastienda de este mundo que pocos conocen. Siempre mediante la premisa de que es bueno reírse de uno mismo. Y es que el propio Javier Calvo es nombrado en el segundo capítulo como un juguete roto al que le vino muy mal para su carrera hacer de gay en Física o Química.
Una historia lo más real posible
En definitiva, Paquita Salas podría estar inspirada en hechos reales. Pero ese halo de realidad no solo se construye con una historia que se sustenta por sí misma. Brays Efe es clave en el proceso. Una caracterización brillante que le hace afeitarse cada día y que ha convertido su pelo corto castaño en una media melena rubia oxigenada. ¿Maquillaje? Sí, pero sin pasarse. Un poco de base, la raya de ojos y un toque de colorete. Javier Calvo, en Flooxer, explicó que no querían hacer de Brays «una mujer real, como esa tía que todos tenemos que bebe demasiado».
También decidieron jugar con el recurso del falso documental. Aunque al principio puede resultar algo chocante puesto que se aleja del molde habitual, esta forma de grabación permite al espectador entrar en la historia, en escena, y acercarse aún más a esa sensación de realidad que se buscaba construir. Solo así Paquita Salas podría resultar creíble, verosímil y un éxito.
Además, la webserie de Calvo y Ambrossi, ya sea por la plataforma en la que se emite o porque se ideó así, dura entre 20 y 30 minutos. Una bendición para muchos, ya que, una vez más, se aleja del encuadre habitual al que nos acostumbra la ficción patria. Paquita dice que todo el mundo la adora y, por ahora, parece que tiene razón. El segundo capítulo se estrenó el pasado 13 de septiembre y volvió a encandilar al público, incluso superando la emisión del primero. En definitiva, se ha hecho un hueco en la televisión que ya no se ve a través de la televisión. Paquita tiene algo, Paquita es mucha Paquita