Julio Camba: ¿humo o llama?

Elena Jiménez Martín//

Casi todo y casi nada son formas de medir claramente subjetivas y, también, es el nivel de seriedad con el que Julio Camba decidía tomarse las cosas. Casi todo en serio. Casi nada en serio. Un poco en la línea de esos dos volúmenes que publicó en 1928: Sobre casi todo y Sobre casi nada (aquí nos centraremos en este último) en los que trata temas propios del ayer como el impuesto de soltería o algunos más cercanos a la cotidianeidad del hoy como el feminismo o las operaciones estéticas.

Bien pronto dedica artículos –por cierto, su forma de expresión predilecta- a las fieras madrileñas, esas que hacían de El Retiro un parque zoológico, como, bien pronto, articula palabra (siempre breve) sobre temas tan dispares como el verano, el invierno o el hábito y la ética de comer pájaros fritos. Como bien indica en el prólogo del libro el escritor Felipe Benítez: “Camba no intentaba adoctrinar ni dilucidar incógnitas sociológicas pasadas o presentes, sino juguetear con la realidad, reducirla a un chascarrillo ameno, con la atención puesta en el detalle y no en la panorámica”.

Podría decirse que toda su literatura radica en su forma de ser. Camba, en octubre de 1913 escribe en el periódico ABC: “A mí se me ocurren muchas tonterías, y en cuanto tengo confianza con la gente las digo. La cuestión es pasar el rato, y yo no quiero callarme una tontería que pueda divertirnos a todos para echármelas de hombre serio y sesudo […]. Necesito que ustedes no me tomen nunca completamente en serio. Ni completamente en serio ni completamente en broma”. Puede que la mayor dificultad para la comprensión de los artículos de Camba se encuentre en la aparición de unos pocos –contados–extranjerismos. En Sobre casi nada emplea algunos como self-control o maîtres d’hôtel y otros como facho y francada, que no extrañan tanto, ya que dichos términos provienen de Galicia, su tierra de nacimiento. Lejos de eso, no existe complejidad estilística en su obra.

Puede que el poder de su escritura y los motivos de su estudio se encuentren en esa aparente sencillez, en ese acercamiento a lo pequeño, en esa forma satírica de relato. “La perennidad de Julio Camba –continúa Felipe Benítez– está sustentada en un formato muy definido: el medio folio, o poco más. Hay quien atina a escribir cosas en un grano de arroz. Y Camba […] sigue vigente gracias a sus granos de arroz, en los que podía caber nada menos que el relato jovial del mundo”.

Sobre casi nada
Julio Camba

 

Camba, consiguió un éxito pre y post-posteridad fortuito, casual. Pre porque, a pesar de que su ilusión era poder dejar de escribir, se hizo el periodista mejor pagado de su época. Y post porque es lo que tiene morirse. Cuando mueres el éxito se hace justo.

De hecho, Camba empieza su Sobre casi nada dándole protagonismo a la pereza y en ese pequeño apartado titulado “Sobre la pereza” (valga la redundancia) apunta: “Por mi parte, confieso que lo que más me divierte es el no hacer nada. Si yo tengo una verdadera afición en el mundo, es la afición a la pereza. La pereza constituye mi vicio central, mi pasión única. Y a fin de poder dedicarme a la pereza, ¿quieren mis amigos que yo me ponga a trabajar diez o doce horas diarias?”. Dicho sea de paso, la idea de la posteridad y el éxito también queda desarrollada en “Sobre la posteridad”.

Julio Camba parecía llevar consigo en todo tiempo y a todo destino el “soplete de la inspiración”. “La musa del periodista –describía en Sobre casi nada– es una musa modesta, barata, sufrida y que podría anunciarse en los periódicos como ‘musa para todo’. […]. Con todo trabaja y a todo le saca chispa la musa del periodista. […]. Sopla mal o bien, y generalmente saca más humo que llama; pero ¿qué remedio le queda más que soplar?”

Sobre casi nada fue uno de esos soplidos, escrito en una parada entre residencias: Madrid y Nueva York (y que, a mi parecer, podría clasificarse en el paraje de las llamas). Camba intentaba decir en muy pocas palabras una ingente cantidad de cosas. Y llegó a un punto que poco importaba (tanto a él como al resto) su ágil oscilación entre ideologías.  “El calamar –manifestaba Camba- se parece al periodista en dos cosas fundamentales: en que puede tomar a voluntad el color que más le convenga y en que se defiende con la tinta. Si la arena es blanca, el calamar es blanco; si la arena es roja, el calamar es rojo, y si la arena está entreverada, el calamar parece igualmente entreverado. Nada más fácil para el calamar que cambiar de política, según se lo exijan las circunstancias”.

 


Sobre casi nada, Camba
FICHA TÉCNICA
  • Autor: Julio Camba
  • Título: Sobre casi nada
  • Editorial: Editorial Renacimiento
  • Ciudad: Sevilla
  • Año: original: 1928; editado en 2ª edición: julio de 2020

 

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